Los misterios de la muerte de Pantani

Cristina Cabrejas (Efe) Roma

06 de agosto 2014 - 05:02

El caso de la muerte de Marco Pantani quedó archivado en 55 días con la conclusión de que se trató de un suicidio por ingestión masiva de cocaína, pero ahora, con la reapertura de la investigación, han surgido numerosos misterios. Desde aquel 14 de febrero de 2004, su madre, Tonina, no ha cesado de repetir que había demasiados puntos oscuros y tras diez años ha reunido las pruebas para conseguir que la fiscalía de Rimini (Italia) reabra el caso con la hipótesis de "homicidio voluntario y alteración de cadáver y de la escena del crimen".

La investigación describe que Pantani ingirió una dosis letal de cocaína, que las pequeñas heridas en su cuerpo y la sangre que se encontró fueron se debieron a la caída tras la muerte y que el desbarajuste en la habitación fue por el delirio en el que se encontraba por las drogas.

Pero desde el sábado, cuando se supo que la fiscalía volverá a investigar, la prensa publica interrogantes sobre lo que le pasó aquella noche al corredor de 34 años en el apartahotel Le Rose de Rimini. La Gazzetta dello Sport explicó ayer que entre los testimonios había tres jóvenes que declararon que encontraron a Pantani el día antes de su muerte y dijeron que parecía que estuviese "mal de la cabeza", pero de éstos nunca más se supo. Sin embargo, Oliver Laghi, la persona que le llevó la cena la noche antes, aseguró que lo vio bien y que incluso le dijo que trajese a su hijo el día siguiente para firmarle un autógrafo.

El periódico también habla de una llamada de teléfono a un empresario amigo de Pantani en el que un desconocido le preguntaba si sabía dónde estaba el corredor, pero sobre la que tampoco se investigó. El diario Corriere della Sera denuncia que en el vídeo grabado por la policía de la habitación donde se encontró a Pantani alguien ha borrado 125 minutos, así como que a nadie se le ocurrió comprobar las huellas dactilares de la habitación.

Según la reconstrucción oficial, el ganador del Giro y el Tour de 1998 no volvió a abrir la puerta tras la cena; sin embargo, la autopsia probó que había desayunado antes de morir aquella mañana. También los resultados de la autopsia certificaron que Pantani tenía hasta 16 heridas en el cuello, la cara y las muñecas por el estado de confusión y rabia a causa de la droga, mientras que el abogado de la familia apunta a que se debieron a su lucha con los agresores.

Otro de los misterios es el de la presencia en el apartamento de dos chaquetas para esquiar, pero siempre se sostuvo que había llegado al hotel sin equipaje, por lo que la pregunta de la familia es quién las llevó. En las pruebas aportadas por el abogado de la familia, Antonio de Rensis, se sostiene que la cantidad de droga encontrada en el cuerpo del corredor -cerca 20 gramos- sólo se soporta si se ingiere diluida en agua.

La fiscalía de Rimini comenzará la nueva investigación en septiembre, pero para Andrea Rossini, un periodista que ha seguido el caso y escrito un libro sobre la muerte del escalador, no hay duda de que se trató de una sobredosis. Explico por qué no fue asesinado es el título de su artículo en el Corriere de Romagna y en el que sostiene que en los últimos meses Pantani no sólo esnifaba cocaína sino que la ingería en grandes cantidades.

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