Una prueba de fuego superada

La selección española femenina dio un paso decisivo hacia los cuartos de final tras imponerse por 24-29 a Brasil, gracias a una sobresaliente actuación de Silvia Navarro. La portera española, que llegó a rozar por momentos el 60% de paradas en el primer tiempo, se convirtió ayer en un muro infranqueable.

Un muro sobre el que se sustentó toda la estructura de un equipo español que volvió a demostrar su condición de aspirante a todo, tras desarbolar a una selección brasileña que se había mostrado hasta ahora imponente en el torneo.

Las de Jorge Dueñas anularon una a una todas las virtudes que habían permitido a Brasil no sólo ganar todos sus partidos, sino en algunos casos como en el de Rumanía, un equipo que concluyó tercero en el pasado Mundial, apabullar a sus rivales.

Pero España no estaba dispuesta a dejarse arrollar por la anfitrionas y menos su guardameta, que se volvió a mostrar como esa eléctrica portera capaz de llegar a parar cualquier balón por imposible que parezca. Una soberbia actuación que no tardó en contagiarse al resto de las jugadoras, que poco a poco fueron maniatando a sus rivales hasta dejar sin ideas al rival.

Pero si excelente fue el rendimiento defensivo del equipo español en la primera parte, no lo fue menos la actuación en ataque, donde las guerreras tuvieron la paciencia necesaria para hacer llegar siempre el balón a la jugadora mejor situada para marcar gol.

Un completísimo encuentro que permitió a España llevar siempre la iniciativa en un marcador que a los 22 minutos señalaba un contundente 8-14. Pero ni tan notable renta suponía una garantía de victoria para la selección española, y mucho menos ante Brasil, que hizo valer su condición de anfitrión en una segunda mitad que España comenzó con una ventaja de tres tantos (12-15) .

Treinta minutos que sirvieron para comprobar la fortaleza mental de un equipo español que, pese a verse lastrado por las constantes exclusiones, supo conservar su distancia en el marcador gracias a los goles de Nerea Pena.

Una prueba de madurez que tuvo su máxima exigencia cuando a falta de poco más de seis minutos para la conclusión Brasil logró situarse a tan sólo un gol de distancia (24-25), tras aprovechar la doble exclusión de Eli Chávez y Mangué.

España supo solventar la situación gracias a Macarena Aguilar, que con sus penetraciones anotó dos goles y forzó dos exclusiones, que sellaron la victoria española.