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Recuerdos del Pilar

Una vida en Santa Fe

LAS instalaciones deportivas de Santa Fe se ubicaron en una finca del mismo nombre y fueron ampliadas con la adhesión de otra finca colindante llamada Santa Rosa propiedad de la familia de nuestro querido y recordado Nicolás Sosa. El Tío Nicolás de la bodeguilla de la Plata.

Estos terrenos fueron adquiridos por la Compañía de María en 1940, que desde 1887 tenían un contrato con la Fundación Juan Sánchez para regentar el colegio de San Juan Bautista.

D. Juan Manuel Sánchez y López de La Torre, primer Patrono del Colegio de San Juan Bautista, era montañés igual que mis padres y precisamente de un pueblo llamado Ruiloba donde nació mi madre. Pienso que de ahí parte mi relación con las instalaciones deportivas de los Marianistas en Jerez.

Justo a punto de cumplir los setenta años, echo la mirada atrás y recuerdo mi primer contacto con el campo de Santa Fe. Fue en 1958, con ocasión de la colocación de la primera piedra del Colegio Ntra. Sra. del Pilar y de la mano de mi hermano Ángel, que en aquella época era jugador de la SD Santa Fe, equipo formado por antiguos alumnos de San Juan Bautista y era el titular de aquellas instalaciones.

Iba yo con frecuencia a ver los partidos que jugaba mi hermano y padrino caminando desde casa y accediendo por el camino de Robatun hasta la cancela de entrada a la finca, nada más entrar a la izquierda estaba la casa de los guardeses donde en una de las habitaciones se cambiaban los jugadores para disputar los partidos. Creo que se llamaba Frasquito el sr. que vivía en la casa y era responsable de la finca.

El coordinador de mantenimiento de los campos de fútbol, que además actuaba como entrenador, utillero, masajista, a veces como árbitro de los partidos de Santa Fe, era el inolvidable Ernesto del Valle, 'el Neno' para todos sus amigos, que eran muchos. Cuando el Neno arbitraba los partidos duraban hasta que no fuera ganando su equipo, no había límite de tiempo.

De los jugadores que fueron compañeros de mi hermano Ángel me acuerdo de Pepe Doña, Botica, Rueda, Nicolás Lamparero, Gómez Infante, Fernando Peña, Carlos Llanza y Javier Argüelles, entre otros.

Más adelante, mi otro hermano, que también era alumno del colegio, y sus compañeros de clase formaron un equipo que se llamaba El Palito y me invitaban a jugar con ellos algunos partidos como refuerzo entre comillas.

Fueron mis primeras actuaciones fútbol en Santa Fe. Me viene a la memoria de esos años un marianista al que le gustaba mucho el fútbol y destacaba por sus malabarismos con el balón: se llamaba D. Joaquín Roa y la anécdota esté en que jugaba los partidos con la camiseta reglamentaria pero con pantalón negro largo, parte del uniforme obligatorio de los Marianistas. El primer marianista que se vistió de corto para jugar al fútbol en Santa Fe fue D. Santos Ángulo, que conserva buenas amistades en nuestra tierra.

A los 18 años fiché por el CD Plata, un equipo de la barriada del mismo nombre que tenía la sede en La Bodeguilla del Tío Nicolás, donde estaba de entrenador Domingo Martínez Nieto y celebraba sus partidos como local en las instalaciones del colegio. Ya en el año 1966, Jerónimo Roldán, Francisco Narbona, Antonio Merino y Manolo Reguera fundaron la Asociación Deportiva El Pilar, siendo presidente de honor D. Enrique Hernández y Rodríguez de los Ríos.

Jugué varias temporadas en este nuestro querido equipo hasta que un accidente de circulación me apartó de los terrenos de juego en activo para comenzar como entrenador en el mismo equipo a la temporada siguiente.

Posteriormente estuve vinculado al colegio como profesor de deportes durante 10 años, participé, primero como entrenador de fútbol y luego como padre de jugadores, en más de veinte Olimpiadas Marianistas.

Inolvidables domingos los de verano en la piscina colegial con partido de pentafútbol matutino y luego día de piscina con la familia que incluía partida de dominó y de cartas.

Los partidos de pala corta en el frontón del polideportivo con tío Juan Lekue, que jugaba contra nosotros con la mano izquierda porque con la derecha era invencible; yo hacía de pareja con él y Robert de compañero con Severiano el cocinero, partidos que terminaban con una buena cerveza.

Partidos de fútbol sala en el poli los viernes por la noche donde participaba casi la totalidad de la comunidad marianista con Severiano de portero, Lekue, Carlos Jesús, los hermanos Suárez y Daniel, entre otros; partidos que dirigía como árbitro D. Enrique Hernández y donde ninguno protestábamos sus decisiones.

Liga interna de fútbol con un equipo de cada curso los sábados por la mañana donde nos turnábamos don Jesús Fernández y yo con la colaboración de Antonio Hierro en los arbitrajes. Después, antes de mediodía, don Jesús y yo entrenábamos a Antonio Pérez Pacheco Rubio, que era portero del Ubrique CF, equipo que dirigía yo entonces. Concluída la parte deportiva y después de reconfortable ducha empezaba la parte lúdica con unas cervezas en la Cervecería El Águila, hoy desaparecida, para luego una comida de hermandad en la comunidad y cerrar la jornada sabatina con un buen café -Guillermo Suárez los hacía muy buenos- y la consabida partida de pocha .

Desde el año 1978 hasta el 88 estuve como profesor de deportes en los cursos de bachillerato en El Pilar: era para mí un reto pues empecé dando clase a las alumnas de bachillerato, era la primera vez que tenía clase con chicas y resultó muy enriquecedor para posteriormente preparar físicamente a las chicas del equipo de fútbol del Club Nazaret que dirigía Raimundo Jiménez.

Cuando había llovido y los campos estaban embarrados, a veces en la clase de gimnasia formábamos partidos femeninos sobre barro donde las chicas se lo pasaban de miedo y terminaban enchocolatadas, claro.

El Colegio del Pilar cedió durante varios cursos a la Escuela Andaluza de Entrenadores de Fútbol sus aulas e instalaciones deportivas para la realización de los cursos de primer y segundo nivel y yo, como profesor de Técnica de la Escuela de Entrenadores, participé de los cursos disfrutando de las mejores instalaciones que hasta ese momento habíamos tenido en la Escuela Andaluza.

No se me puede quedar en el tintero las magníficas tardes de primavera verano cuando todas las bodegas de Jerez, que entonces eran muchas, celebraban en Santa Fe los Campeonatos Vínicolas con cuatro partidos diarios, dos en cada campo, con una afluencia enorme de público propiciada me temo más que por la calidad del fútbol que se practicaba por la calidad de los caldos que generosamente las bodegas daban a degustar a los asistentes. Yo participé en varios campeonatos como entrenador del equipo de la Bodega Garvey, pues varios de los jugadores de la citada bodega jugaban la Liga federada con la AD El Pilar.

Siendo secretario técnico del Xerez CD conseguimos, gracias a buena voluntad de la dirección del colegio, ubicar en Santa Fe a los escalafones inferiores de nuestro equipo, que habían sido desalojados de la Hijuela del Polo sin previo aviso por el Ayuntamiento. El Xerez CD siempre ha estado muy agradecido a la comunidad marianista del Colegio del Pilar por la acogida tan cordial con la que nos recogieron cuando estábamos en la calle.

Ahora, cuando termine de redactar estas líneas, he de llevar a mi nieto Beltrán a Santa Fe para las clases de la Escuela de fútbol de la AD Marianistas.

Un abrazo.

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