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Tribuna Económica

El autor Rogelio Velasco afirma que durante una recesión, la política fiscal no debe jugar un papel significativo para salir de la crisis sino quem, al contrario, la contención del gasto público juega un papel muy relevante para evitar un crecimiento acelerado del déficit y de la deuda públicas.

Rogelio Velasco

22 de septiembre 2016 - 01:00

ES conocida la posición de los gobiernos alemanes respecto de los vaivenes de la economía durante los ciclos económicos. En particular, durante una recesión, la política fiscal no debe jugar un papel significativo para salir de la crisis. Al contrario, la contención del gasto público juega un papel muy relevante para evitar un crecimiento acelerado del déficit y de la deuda públicas.

Esta visión del papel fiscal del Gobierno es compartido por los partidos políticos de distinto signo que han gobernado Alemania desde el final de la II Guerra Mundial y también lo es por las organizaciones sindicales y patronales. Ese consenso tan amplio es muy difícil de cambiar.

Sin embargo, con independencia de esa visión de los gobiernos y agentes sociales, la economía alemana está ofreciendo síntomas de una aceleración en el crecimiento proveniente del sector privado. Durante años, los aumentos salariales han sido inferiores a los de la productividad, lo que ha permitido a las empresas reducir sus costes laborales unitarios y conseguir mayores beneficios.

Los trabajadores, por su parte, han estado reduciendo deudas o endeudándose para aumentar el consumo, según el caso. Sin embargo, esta dinámica también ha cambiado. Los aumentos salariales están siendo ahora superiores a la reducida tasa de inflación, de manera que está aumentando el consumo de manera sostenida y, simultáneamente, reduciendo el endeudamiento familiar. De acuerdo con los últimos datos, el consumo de los hogares está creciendo a un ritmo del 2,4% anual, ayudado tanto por el incremento salarial como por el aumento de la población inmigrante. Este es el mayor ritmo de los últimos veinte años, en plena época del boom de internet.

El consumo aumenta en paralelo al incremento de la confianza de los consumidores, que se encuentra en su nivel más alto desde el año 2001. En plena crisis, en el año 2008, empresas y sindicatos firmaron un acuerdo de contención salarial para evitar despidos masivos. En la actualidad, los trabajadores se sienten seguros en sus puestos de trabajo, lo que mejora la confianza y el consumo.

Este crecimiento, por tanto, se debe en poca media a políticas públicas y en mayor medida a las realidades y expectativas del sector privado, a pesar de que el gobierno se ha visto obligado a expandir el gasto para acoger a un millón de refugiados.

En consecuencia, el crecimiento de la economía alemana se debe en escasa medida a una nueva política fiscal más expansiva. Se podría hacer más. Alemania tiene unas infraestructuras deterioradas por años de escaso mantenimiento. Muchas carreteras y puentes muestran claros signos de deterioro. La red de ferrocarriles, igualmente, necesita una vasta modernización. En fin, la red de telecomunicaciones de banda ancha, no se corresponde con el desarrollo del país. Los españoles disfrutamos de una red de fibra óptica muy superior en calidad y extensión que los hogares y empresas alemanas.

Alemania necesita, a nivel político, asumir sus responsabilidades como mayor economía europea. Una economía que presenta un superávit por cuenta corriente cercano al 9%, no puede esperar un crecimiento equilibrado y una reducción de la deuda de los restantes países de la Eurozona.

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