Resultados del ejercicio 2018

Abengoa pierde casi 1.500 millones de euros en 2018 pese a vender Atlantica Yield

  • Las fuertes pérdidas se producen por la valoración de la deuda de la multinacional andaluza, en contraste con los 4.284 millones de beneficio de un año antes por la reestructuración financiera

  • El Ebitda mejora levemente respecto al del año 2017, pero lejos de la rentabilidad deseable para la situación financiera de la compañía

Sede central de Abengoa.

Sede central de Abengoa. / Juan Carlos Vázquez

Abengoa regresa a las fuertes pérdidas. La multinacional andaluza comunicó este martes a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que cerró el ejercicio de 2018 con unas pérdidas de 1.498 millones de euros, pese a que el pasado año completó la venta al grupo canadiense Algonquin de Atlantica Yield.

Estas fuertes pérdidas han sido explicadas por la compañía "debido principalmente al efecto de incluir la deuda New Money 2 y Old Money a valor de reembolso, parcialmente compensados por la venta de Atlantica Yield" y sostiene que este efecto negativo en las cuentas de la empresa con sede en Sevilla "será revertido al finalizar la reestructuración financiera y la deuda volverá a registrarse a valor razonable". Este resultado contrasta con los 4.284 millones de euros de beneficio que declaró hace un año aún por efecto de la primera reestructuración financiera que aplicó tras evitar el concurso de acreedores.

La compañía cifró su endeudamiento financiero bruto al cierre de 2018 en 5.656 millones de euros, incluyendo 929 millones de euros que corresponden a deuda de sociedades clasificadas como mantenidas para la venta, y 320 millones de euros de financiación de proyectos. "De los 4.407 millones de euros restantes de deuda financiera corporativa bruta, 200 millones de euros están registrados a largo plazo y 4.207 millones de euros a corto plazo, en aplicación de lo establecido en la normativa contable, debido al default técnico incurrido al haber firmado el acuerdo Lock-up (contrato de bloqueo) con los acreedores financieros", señala la dirección de Abengoa en una nota remitida a este periódico.

No fueron las pérdidas abultadas lo que ayer destacó Abengoa al comunicar públicamente sus resultados del año anterior, sino una mejora de la rentabilidad y del negocio, singularmente de la contratación realizada en 2018.

Los datos comunicados al regulador por Abengoa señala que en el ejercicio de 2018 registró un Ebitda de 188 millones de euros, frente a los 127 millones que tuvo en 2017. La compañía andaluza considera este diferencial "una importante mejora en rentabilidad" respecto al ejercicio anterior. Y argumentó que el incremento de los beneficios antes de impuestos se explica "principalmente por mayor rentabilidad en ciertos proyectos, la reducción de gastos generales y menor ajustes por gastos de asesores relacionados con el proceso de reestructuración financiera, que en 2018 sumaron 28 millones de euros en comparación con 52 millones de euros en 2017".

La deuda total a cierre del año pasado, 5.656 millones, multiplica por casi 30 el Ebitda, de 188 millones

Frente a este optimismo, el Ebitda declarado es muy bajo en relación a la fuerte deuda que arrastra la compañía y que la ha obligado a estar inmersa en una segunda reestructuración: el pasivo financiero multiplica prácticamente por 30 (29,92) el Ebitda, lo que se sitúa muy lejos de los ratios que se consideran deseables.

El consejo de preside Gonzalo Urquijo evita este análisis y se centra en que "Abengoa continúa haciendo un esfuerzo importante para la reducción de gastos generales de forma socialmente responsable". Esa reducción se cifra en 48 millones, dado que en 2018 los gastos se situaron en 77 millones de euros, frente a 125 millones de euros en 2017, lo que para la compañía es "una mejora significativa".

El segundo aspecto que destaca Abengoa de su ejercicio anterior en la mejora de la contratación, pero lo cierto es que las ventas fueron menores que un año antes. En 2018 las ventas alcanzaron los 1.303 millones de euros, esto supone una reducción con respecto a 2017 (cuando las ventas fueron de 1.479 millones). Esto supone retroceder en ventas por segundo año consecutivo. En 2017 bajaron un 2% respecto a 2016 y el dato difundido este martes sitúa el descenso de 2018 en un preocupante 11,9%. Este decrecimiento lo explica la compañía "debido a la finalización de algunos proyectos, así como al retraso en el inicio de proyectos contratados a finales de 2017 y principios de 2018".

Por segmentos, las ventas también disminuyeron en la actividad de ingeniería y construcción, la que la dirección considera más estratégica para remontar, hasta los 1.112 millones de euros, con un Ebitda de 103 millones de euros, frente a 1.317 millones de euros y 77 millones de euros respectivamente en 2017. Abengoa explica el incremento de Ebitda "principalmente a la reducción de gastos generales y mayor rentabilidad de ciertos proyectos en construcción". Las ventas de la actividad de infraestructuras de tipo concesional sí mejoraron, pues alcanzaron 191 millones de euros y un Ebitda de 113 millones de euros en 2018, comparado con 163 millones de euros y 102 millones en 2017.  "Este aumento de ventas se atribuye, principalmente, a la puesta en operación comercial del proyecto Punta Rieles en Uruguay", señala Abengoa.

En ese contexto de importante retroceso de ventas, la compañía resaltó que en el ejercicio 2018 alcanzó "una contratación de 1.507 millones de euros, con adjudicación de nuevos proyectos en los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Chile, España, Reino Unido, México y Perú, entre otros". A la vista de estas adjudicaciones, Abengoa cifra su actual cartera de ingeniería y construcción en aproximadamente 1.775 millones de euros.

Otro dato que Abengoa considera positivo es que "sigue cumpliendo de forma satisfactoria sus compromisos de desinversiones al desprenderse del total de su participación en Atlantica Yield, tras la venta finalizada en noviembre 2018", pero no hace consideración alguna a que esta descapitalización no compensa totalmente las pérdidas ni va a acompañada de una mejora del negocio que apunte a que podrá afrontar las fuertes deudas y con incertidumbres sobre el empleo que genera.

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