Los empresarios familiares esperan una leve mejora de la situación económica en 2024
Elevan la nota media en casi medio punto respecto a la percepción que tenían hace un año
La empresa familiar veía en 2023 la peor situación de la económica española desde 2014
Bilbao/Los empresarios familiares recuperan un moderado optimismo pese al entorno de incertidumbre que se vive actualmente.
Cada año, en su congreso nacional, la empresa familiar hace una encuesta entre los más de quinientos asistentes que participan. Este lunes, en Bilbao, en su 26ª edición, los asistentes arrojaron un resultado que augura una leve mejora de la situación económica, respecto al que vislumbraron hace un año en Cáceres.
Si entonces temían un empeoramiento, ahora recuperan el aprobado raspado que dos años antes pronosticaron en Pamplona para la marcha de la economía nacional.
En la tradicional encuesta interactiva, los participantes en el congreso dieron, en una escala de 0 a 9, una nota de 5,03 a la situación económica, una sensible mejora respecto a la nota media de 4,59 que otorgaron hace un año y por encima del 4,91 que otorgaron en la capital navarra.
Pese al aprobado, el resultado de Bilbao no alcanza aún que dieron hace cuatro años años en Murcia, con una nota de 5,33, que ya supuso un retroceso respecto a la que habían dado en 2018 en la edición celebrada en Valencia, con una nota de 5,48, que fue el primer año que rompió la tendencia de crecimiento que había marcado este sondeo interactivo desde 2014.
Pese a la mejora, la mayoría de los encuestados siguen viendo dificultades. El 55% opina que en 2024 habrá un crecimiento frágil de la actividad, sin creación neta de empleo. Lo que supone tres puntos porcentuales menos que en Cáceres.
Otro 43% opinó que habrá un moderado aumento de la actividad, con una limitada creación de empleo, también tres puntos más que hace un año. Sólo un testimonial 2% consideró que habrá un aumento rápido de la actividad económica, con una intensa creación neta de puestos de trabajo. El mismo dato que en 2022.
En sintonía con ese moderado optimismo, un 50% de los empresarios y directivos que contrastaron al sondeo interactivos espera para el año próximo un aumento de la cifra de ventas, a lo que su une otro 36% que espera una facturación similar a las del año anterior, mientras un 14% considera que en 2024 venderá menos.
Los que esperan un incremento han crecido dos puntos porcentuales respecto al resultado de Cáceres, donde también hubo un 1% menos que consideró que la cifra de negocios bajaría en 2023, frente a un 3% más que ahora que esperaba un nivel similar de las ventas.
En ese contexto de mejoría, los empresarios esperan mantener o aumentar plantilla. El 53% espera mantener sus niveles de fuerza laboral el año próximo, mientras otro 37% cree que el crecimiento de su negocio le llevará a incrementar los puestos de trabajo que genera. Sólo un 10% cree que se verá obligado a reducir plantilla. Estos indicadores son parecidos a los de hace un año. En Cáceres el 56% pensaba que mantendría su número de empleados en 2023, un 35% creía que lo incrementaría y apenas un 9% barajaba despidos o amortizaciones.
La situación política actual, tras tres meses sin que se haya podido formar Gobierno, se dejó notar en el resultado de la encuesta interactiva.
Más de la mitad de los participantes (51%) contestó que la prioridad del Ejecutivo debe ser lograr la estabilidad instituciones. Una respuesta que destacó entre el resto, que estuvieron más parejas: el 32% ve prioritario adecuar la educación y la formación a las necesidades actuales, el 31% primaría los esfuerzos en reducir déficit y deuda pública, un 28% simplificaría la regulación y un 27% ve necesario mejorar el funcionamiento de la Administración Pública. Los empresarios pudieron votar una o dos opciones en este caso, de ahí que el sumatorio de los porcentajes superen el 100%.
Los empresarios coincidieron con el discurso de su presidente, Andrés Sendagorta. Casi nueve de cada diez tienen bastante (46%) o mucha (43%) para encontrar los perfiles profesionales que requieren sus compañías. El 9% dijo tener poca dificulta y sólo el 2% ninguna.
También demostraron ser muy conscientes de que hay más parámetros que el salarial para conseguir mantener o atraer el talento en sus plantillas. El 60% considera la conciliación (incluyendo la flexibilidad o el teletrabajo) como el factor más relevantes, seguido por el 57% que apostó por las condiciones económicas. Los valores y el propósito es una ayuda para este reto para el el 29%, seguido del tamaño de la empresa (23%) y la localización (12%). En esta respuesta pudieron dar hasta dos opciones.
Los responsables de las empresas familiares también enfatizaron con sus respuestas que valoran a los candidatos más por actitud (54%) o sus habilidades personales –iniciativa, liderazgo o creatividad– (37%) que por su cualificación técnica (9%).
Entre las preguntas específicas sobre las empresas familiares, destacó que el 62% cree que la mayor amenaza interna para la continuidad de sus respectivas compañías son las deficiencias en la gobernanza o el proceso sucesorio sin definir. Otro 46% señaló entre una de las dos opciones que podían elegir los conflictos entre distintas ramas de la familia propietaria, un 33% votó por la falta de adaptación a los cambios y un 17% admitió que la siguiente generación no quiere continuar con la actividad de la empresa.
Una amplia mayoría (59%) consideró indispensable que se requiera a los miembros de la familia propietaria tener experiencia en otras compañías. Un 36% cree que ese criterio depende de las circunstancias familiares o empresariales y sólo un 5% no lo cree indispensable.
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