Gorka Plada Girón: "Hoy me siento capaz de tocar todas las obras que antes sentía como un sueño"

Pianista

Gorka Plada Girón posa en la Alameda del Banco, en Jerez.
Gorka Plada Girón posa en la Alameda del Banco, en Jerez.
Arantxa Cala

24 de septiembre 2025 - 11:38

Gorka Plada nació en Jerez en 2002 e inició sus estudios musicales en el Conservatorio de Música Joaquín Villatoro de Jerez y en la escuela de música de Belén Fernández, donde ha contado con el respaldo de la profesora María Jesús Durán. En 2016 fue becado para estudiar en la internacional Yehudi Menuhin School, en Reino Unido. Ha actuado en salas como el Concertgebouw de Ámsterdam, el MuTh de Viena, el Alte Aula de la Universidad de Heidelberg, el Centro de Música de Budapest y la Sala de Cámara de la Filarmónica de Berlín. Ha trabajado con músicos como Stefan Dohr, Valeriy Sokolov, Vera Martínez Mehner, Abel Tomàs Realp y Thomas Carroll. En 2023 colaboró en la grabación de un CD para Resonus Classics, con obras de cámara de Brahms y Hindemith, que se publicó en junio de 2025. El joven músico se encuentra desde hace cinco años residiendo en Berlín, donde cursa sus estudios en la Hochschule für Musik Hanns Eisler con el prestigioso pianista uzbeco Eldar Nebolsin, y lo hace gracias a una beca de la Fundación Alexander von Humboldt. Es el segundo de cuatro hermanos. Le gusta el fútbol, que practica con profesores jubilados en Berlín, "que se lo toman muy en serio", aunque practicar cualquier deporte le hace feliz. También le apasiona el ajedrez, leer y salir con los amigos. El jerezano acaba de recibir el segundo premio en el concurso mundial de piano Bartók 2025.

-Ha sido galardonado recientemente con el segundo premio del prestigioso Bartók World Competition 2025 celebrado en Budapest. ¿El más importante de su carrera hasta la fecha?

-Sí, diría que sí. También me dio un subidón de energía cuando obtuve en Berlín en 2023 el premio Steinway Förderpreis por uno de mis recitales, pero no era un concurso. Sin embargo, en Bartók, un concurso con cuatro rondas y tocar con orquesta al final, pues ha sido mi primera experiencia. El premio son 14.000 euros y conciertos que vendrán. Pero, sobre todo, es la experiencia, claro, y conocer a miembros del jurado, que yo no conocía porque Bartók es mi primer concurso de estas dimensiones. Se me han abierto puertas gracias a este certamen, pero por ahora no tengo muchas ganas de hacer más concursos. Es agotador y pienso que no es la manera correcta de hacer una carrera, pero hoy en día son necesarios y aportan demasiada ayuda como para ignorarlos por la cantidad de gente que lo está haciendo bien. Hay mucha competencia.

-Y después de este galardón...

Pues continuaré en Berlín, donde vivo desde hace cinco años y curso estudios en la Hochschule für Musik Hanns Eisler con el pianista uzbeco Eldar Nebolsin, gracias a una beca de la Fundación Alexander von Humboldt. Me queda aún un semestre de la carrera y después pienso hacer un máster allí porque mi profesor es magnífico. Ahora tengo un festival de música de cámara cuando regrese a Berlín, donde sigue el ajetreo, en una ciudad que es inabarcable (ríe) y la disfruto mucho, pero a veces me siento que hay demasiadas posibilidades también. Es verdad que en cuanto a cultura no hay comparación con otras y es una ciudad que además te prepara mucho para el mundo real.

-¿Cómo se siente cuando regresa a Jerez?

-Ahora estoy pasando unos días aquí, donde vengo cada vez más a menudo. Necesito el calor familiar y no quiero perderme ver crecer a mis dos hermanos pequeños, de 7 y 9 años. Y ellos también están muy atentos a mis pasos. Pero vamos, yo me adapto bien a los cambios, a los distintos países en los que he vivido. Tenía claro que me tenía que formar fuera, vi claro el camino cuando conocí a mi profesor en Berlín. Realmente, si tienes ganas, te vas a formar como tú quieras, sólo necesitas gente alrededor que te motive.

-Su pasión por el piano comenzó con tan sólo 5 años.

-Sí. Mi padre es técnico de sonido. Siempre le ha gustado la música y además recupera instrumentos, los restaura, los arregla. A mi madre también le gusta la música. En casa hemos escuchado de todo, AC/DC, Supertramp, clásica, jazz... Todos los géneros. A los 5 años empecé a rebuscar en el mundo clásico y eso a mis abuelos les encantaba. Ellos tenían un Casio con un banco de canciones y partituras. Ahí fui descifrando cómo se leían a partir de cómo sonaba la música. Y ahí empezó todo. Llegué al Conservatorio con 8 años y allí el profesor Rubén Orellana nos hacía componer todas las semanas y me acuerdo hoy mucho de eso porque también me gusta componer.

-En una entrevista cuando tenía 11 años, en 2013, tras ganar el primer premio del Santa Cecilia de Segovia, usted soñaba con ser un gran pianista. Sueño cumplido, ¿no?

-(Risas). Bueno, es relativo lo que significa ser un gran pianista. Yo creo que la experiencia sobre todo, las habilidades... Yo siento que he mejorado en todo lo que quería mejorar cuando tenía esa edad. Me siento capaz de tocar todas las obras que antes sentía como un sueño. Mis gustos han cambiado también mucho. En esa época me interesaba mucho el repertorio romántico y Zimerman era mi ídolo. Ahora, Bartók es uno de mis ídolos así que ganar un premio del concurso que lleva su nombre pues es un privilegio increíble, así como tocar el segundo concierto de Bartók, que es un reto para cualquier gran pianista y que yo no había tocado antes. Creo que es la obra más complicada que he afrontado en mi vida y fue muy importante para mí la ayuda en los ensayos del ganador del primer premio Bartók, mi amigo del alma en Berlín, el pianista coreano-alemán Jeonghwan Kim, con quien además he hecho proyectos superbonitos.

-También decía en esa entrevista que cuando fuera mayor, y ya no estuviera para tanto ajetreo, sería profesor.

-Pues lo mismo eso lo cambio (ríe) porque sí que me gusta mucho la enseñanza. No he tenido todavía la oportunidad de hacerlo de forma profesional, tanto sólo de manera privada a alumnos desde cero o amateurs, que me gusta mucho porque los adultos saben a lo que van, por amor a la música y no a ser concertistas. Sí que me gustaría la enseñanza profesional más de joven porque también aprende uno de los alumnos. Es pura retroalimentación.

-¿Qué retos tiene a la vista?

-Disfruté tanto tocando con orquesta en este concurso, algo que no suelo hacer mucho, que me gustaría encontrar una oportunidad de hacerlo más, sobre todo en España, y que la gente se acuerde de mí aquí también. Por ejemplo, me encantaría con la Orquesta Barroca de Sevilla porque me gustan mucho los instrumentos antiguos, el fortepiano, el clave y ampliar el arsenal del repertorio y los instrumentos que toco. Es verdad que el piano es el producto finalizado tras muchos años de evolución y me interesa mucho lo que ha venido antes y a lo que no se le da demasiada visibilidad aquí.

stats