Ser de San Fernando ha hecho que José (Pepe) Oneto conozca bien la Feria del Caballo. Nacido en 1942, el reconocido periodista isleño ha vivido la fiesta desde el lado más amargo de una ciudad, cuando a pesar de encontrarse en plena dictadura la Feria del Caballo recomponía en Jerez la alegría y el color perdido. Tras trece libros publicados y haber aparecido en tertulias de todas las cadenas de televisión y periódicos de tirada nacional, aún es posible encontrarse a Pepe Oneto disfrutando de una copa de fino en el Real de la Feria del Caballo.

-Siendo de San Fernando conocerá bien la Feria del Caballo.

-Sí, ¡aunque no he venido mucho! Hasta ahora hacía por lo menos seis o siete años que no visitaba el Real, y este año hemos tenido una visita a González-Byass y hemos aprovechado para pisar la Feria del Caballo y ver a muchos amigos. La verdad es que a pesar del calor, que está siendo sofocante, la Feria está fantástica.

-¿Era como la recordaba o ha mejorado, como el buen vino?

-Ha mejorado, indudablemente. En Jerez hay dos puntos de referencia, que son la Fiesta de la Vendimia, que hay que recuperarla porque es una pena que se haya perdido; y la Feria del Caballo. Son dos puntos de referencia de lo que es Jerez y de lo que vive su gente, del espectáculo, de la alegría, del vino, de su industria, de su turismo..., y sobre todo del carácter de su gente.

-Algunas de esas cosas las comparten jerezanos e isleños.

-Completamente, aunque la Feria del Caballo tiene un sabor especial. Conozco bien la de La Isla, pero reconozco que la de Jerez tiene un sabor especial que no tiene nada que envidiar a la de Sevilla. Es el mismo ambiente, pero con un carácter gaditano que no tienen en otros sitios.

-¿Sevilla tiene un color especial y Jerez tiene un sabor especial?

-Sí, pero me quedo con el de Jerez (risas).

-Ocho años son muchos sin venir, si tanto le gustaba el sabor.

-Bueno, he tenido muchos viajes y aunque uno vive en Madrid hay cosas que no me pierdo, como el Carnaval, que para mí es sagrado y por eso vengo religiosamente todos los años. La verdad es que en mayo me ha surgido un problema y me he reconciliado con la Feria y la gente de Jerez.

-¿Estaba enfadado?

-¡No, no! Estaba viviendo al margen, y eso creo que es muy malo.

-¿Cuál es su primer recuerdo de la Feria del Caballo?

-Uf, casi de niño. Lo recuerdo como un espectáculo de color en una España en la que, bueno como digo yo, era de 'Franco y negro'. Una España un poco triste donde la Feria daba cierta alegría en un paisaje entristecido.

-Ahora sigue siendo un símbolo de la alegría.

-Absolutamente, la Feria ganó mucho con la democracia y creo que es uno de los fenómenos turísticos cada año en Andalucía.

-Como buen periodista, defíname la Feria en titulares.

-Es una explosión de alegría, y sobre todo de convivencia. Si algo tiene la Feria de Jerez son los ratos de conversación en un mundo donde, en cierto modo, con las prisas y lo que tienes que hacer el diálogo y la comunicación entre las personas se han perdido. Creo que es un recinto donde se recupera la amistad, la conversación, el intercambio de ideas y, sobre todo, la pequeña convivencia y las anécdotas. Lo que es la vida.