'Diseño de interiores' en el Real
Las casetas muestran su mejor cara y renuevan cada año sus diseños con innovadores techos que aíslan del calor, lámparas exclusivas hechas de forja, paredes con exposiciones accidentales...
Pocas fatiguitas se pasan tan a gusto como las de darle color y forma a una caseta de feria en la que casi se ha pasado uno media vida. Los estilos en la decoración van cambiando cada año y es que el Real también sabe de tendencias. O que se lo pregunten a Alfonso Navas, de la Casa de Extremadura, donde nada más entrar cae la temperatura unos grados. No es cosa de aires acondicionados, son los 'tubitos' que conforman los techos, hechos de persianas que aíslan del calor de la lona exterior, "que tiene mucho más trabajo que poner farolillos". La caseta ha variado este año su color, ha pasado del rojo al albero y blanco. La fachada y el interior están hechos en acero. Son ya 25 años montando la Casa de Extremadura y "las décadas han mejorado las instalaciones. Antes no había servicios, ni seguridad", asegura Alfonso, que deja la decoración final de interiores al instinto de las mujeres. Las mesas y sillas sevillanas regalan más vida aún a este espacio del Ferial, que luce casi siempre a tope.
También saben mucho de 'diseño de interiores' en La Tuya, que este año muestra una decoración estilo forja con una lámpara hecha en exclusiva para la Feria por Manuel Olmedo padre. "Hay muchas referencias al vino, al caballo y sobre todo, flores. Este año hemos colgado ruedas y geranios. El exterior está adornado con macetas y con unas bonitas cortinas. Pero vamos, que si se me ocurre algo más, seguro que lo pongo", comenta Mercedes Salas, que cuenta que cuando llega el domingo es ella la que se pone la flor, "y no me la quito hasta que se desmonta la caseta", ríe. Lleva más de dos décadas montando la caseta en la Feria, "y las modas sí que cambian con el paso del tiempo. Esta Feria no tiene nada que ver con ninguna del mundo. Hay casetas tan bonitas que habría que dejarlas montadas todo el año. Se echan muchas horas e ilusión en verdaderas maravillas como en esta caseta, La Tuya, que es también la de todos".
"Mucha fatiga, mucha fatiga tiene esto, pero estamos en ello. Ya lo tenemos casi todo hecho. Ahora viene un autocar con 10 ó 12 personas que son electricistas, fontaneros y ya le metemos mano bien", cuentan desde la caseta La Peña Tío José de Paula, días antes de la inauguración de la Feria. "Hemos traído tres metros de albero para tener la caseta a punto. Estará regaíto y fresquito porque creo que este año va a caer la más grande de calor", aseguran. En cuanto a la decoración interior, estará protagonizada por cuadros de flamencos como Luis de la Pica, Lola Flores, Paula, Terremoto... "Y después de colgarlos a todos ellos, pues nos colgamos ya casi todos", bromea entre risas Ángel Montoya, que también trabaja en La Taberna Flamenca de Santiago.
En la caseta de Cajasol o La Sagrada Familia uno de los trabajadores se esmera con el albero, lo peina y lo vuelve a repasar para que quede perfecto. Está sudando la gota gorda, pero nada importa para que no falte detalle. El techo está hecho de tela con algunos farolillos, "que es lo menos trabajoso, lo peor es montar la cocina y la estructura. Pero queda uno muy satisfecho cuando ve el trabajo bien hecho".
"Tremendo", así califica Raimundo el trabajo que se desarrolla en el montaje de una caseta, "porque nos dan muchas prisas para que esté todo acabado para el viernes. Lo que ha provocado que nos hayamos gastado más dinero en un guarda. Ha sido todo muy precipitado". Un trabajo en cadena, que si primero las luces y luego el toldo, que si el toldo y luego los faroles... y la decoración es casi lo último en la caseta 'Alboroto'. Las flores ponen el broche a tantos días de esmero, pagado a profesionales, "porque estamos en uno de los mejores sitios de la Feria y hay que lucirse bien. Así que, o se hace bonito o mejor no tengas caseta. Es como cuando te pones un traje nuevo, pues así de contentos estamos".
Este año no se estilan los farolillos en la caseta Papanatas, en la que luce "una decoración fina" y que bebe de ideas y estilos de otras ferias. "Montar el puzzle" de la caseta es lo que supone más trabajo y los detalles de la decoración dan el toque final. Lo que queda es el albero regado y "las ganas de que venga mucha gente", comenta José Carlos Rodríguez desde Papanatas, donde se quejan de que ha habido que cambiar en cuatro años tres veces las acometidas por exigencias de la normativa respecto al color. "Qué le vamos a hacer, pero lo importante es estar aquí", subraya.
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