Feria de Jerez

La Feria arranca con echada y voltereta en el Cortijo de Vicos

  • Los jerezanos Tomás y Felipe Morenés se hicieron con un trofeo reñido en un escenario muy recuperado de la lluvia

Dicen que el caballo español, la doma vaquera y el acoso y derribo tienen sus orígenes en Andalucía y, si se afina aún más, en Cádiz y Sevilla. El planteamiento no parece un desatino si se tiene en cuenta que buena parte de los latifundios agrícolas españoles se concentra en estas dos provincias. El trabajo en estas grandes extensiones de cultivo, en muchos casos, se compatibilizaba con la cría del toro bravo y es justamente en este punto del guión en el que entra el caballo a escena. La selección y el manejo del toro bravo y el inabarcable trabajo agrícola ha sido posible gracias al uso del caballo, de ahí que este rincón de España siga arrojando los mejores ejemplares para estas disciplinas. Es verdad que con la mecanización el caballo (y el burro) cayeron en desuso, pero el trabajo con el toro bravo se sigue haciendo a modo de hace siglos. Al toro, para saber si es bravo o manso hay que tentarlo y también correrlo para ver sus reacciones. Para esto sirve el acoso y derribo, un trabajo campero que se ha llevado a la competición, a pesar de que la Federación Española la ha descatalogado por no tener un mínimo de federados y por no considerarla del todo deporte hípico. Bueno, esta decisión al concurso de Jerez le afecta más bien poco, pues esta prueba existe mucho antes de que el acoso y derribo fuera una disciplina federativa.

La edición de este año ha estado marcada por la lluvia, que obligó a suspender la jornada clasificatoria del sábado, y por un cambio organizativo, pues por primera vez el desarrollo del concurso ha corrido a cargo de la asociación de garrochistas, y no del Ayuntamiento de Jerez, como ha sido hasta ahora.

Así que durante la mañana de ayer domingo se resolvió la clasificación del concurso, una jornada en la que debían puntuar 16 de las 30 colleras inscritas, la mayoría de ellas procedentes de Cádiz, Sevilla y Huelva. Solo dos parejas de garrochistas corrieron por Castilla y León, por lo que las probabilidades de que el premio se quedara en Jerez eran del todo altísimas. Como así fue.

Los hermanos Tomás Morenés León (a la garrocha) y Felipe Morenés León (amparando) pudieron proclamarse campeones después de que el amparador se cayera del caballo en la jornada de clasificación sin más consecuencias que las de ganar el trofeo. Además tuvieron que sortear dos vacas más a las reglamentarias para resolver el podio, que hasta última hora de la tarde estaba empatado, lo que arroja una idea del nivel de competición.

El segundo premio también se ha quedado en Jerez, esta vez en casa de Luis Erquicia Domecq, que estuvo amparado por Lorenzo Caro. La tercera plaza fue para Miguel Falcón.

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