Toros

Roca Rey toma el mando de Jerez

  • El matador limeño, que desorejó los dos toros de su lote, acabó con el papel y compartió salida a hombros con El Juli

  • Manzanares, con el peor lote, salió de vacío

Puerta grande para Roca Rey y El Juli en la plaza de toros de Jerez

Puerta grande para Roca Rey y El Juli en la plaza de toros de Jerez / Miguel Ángel González

ANDRÉS Roca Rey ha tomado posesión de la plaza de Jerez con mando en la arena y en la taquilla, tanto acabando con el papel como triunfando, una vez más en el ruedo, desorejando los dos toros del lote de Jandilla, en una puerta grande en la que le ha acompañado El Juli, con una oreja de cada toro, mientras que Manzanares se fue de vacío, sin surte el sorteo.

Por que el torero venido de Lima es un auténtico ídolo en Jerez, a la vista de cómo se le espera con un público que rompe en el pasaje final del argumentario del peruano, el arrimón a dos dedos de los pitones, alternando los desplantes con los circulares invertidos.

El público rompe en ese trance y los aficionados calibran las tandas de series por abajo y por los dos pitones. Dos maneras de entender la fiesta. Mientras unos se aburren a la espera del alarde, otros saborean los matices de la lidia, el temple y mando de su muñeca y como de difícil, por difícil o por soso, el astado de turno. Sobre todo el sexto.Ahora la dedocracia nombró nuevos presidentes y asesor que parecen conjurados en volver a poner las orejas de Jerez, tras años de palcos erráticos, complacientes y hasta palurdos.

Tarea difícil y a largo plazo, que si las cosas se descomponen en un momento, necesitan tiempo para recomponerse. Por negar la segunda oreja el de ayer sufrió tal vez el peor y más cruel insulto que he oído en una plaza de toros: “¡Presidenteeeeee..... Eres peor que Zapatero”. Dios Santo. Cualquiera le deniega una segunda oreja a Roca Rey.

Eso no hay entrada de dádiva de la empresa que lo pague. Hoy la plaza no es como antes, el público llega tarde, entra y sale con los gin tonics en la mano mojando al prójimo y se mueve durante la lidia. Con decir que hay mucho cateto con sombrero que no se descubre cuando suena el himno de su país, lo digo todo.

Manzanares fue el perjudica con la corrida en el sorteo. Le tocaron los toros con menos opciones. El molesto primero, que mugía, embestía sin clase moviendo la cara y con el añadido de que no le agradaba al torero ni el aire del toro ni el meteorológico, pero el alicantino hizo todo lo posible. Plantar cara y animarlo con la voz hasta conseguir ligar la serie por los dos pitones con buen tono salvando contrariedades.

Su segundo descastado y muy remiso a la muleta de Manzanares, sencillamente no servía, sin casta. El diestro lo intentó con un toro que le hacía ascos a la muleta y que terminó parado con la cara entre las manos.

El Juli tuvo un primero que entusiasmó al público con una agonía de bravo muriendo hacia los medios. Fue noble y manejable si bien tuvo poca fijeza de salida. El Juli alternó pasajes mandones con la derecha a un toro que alguna vez le protestó e hizo hilo, poca dificultad para un torero de esa categoría que terminó por encima del toro lidiando en circular y tirando el estoque. la oreja llegó con fuerza.

Su segundo presentó más problemas dando pie a una faena de calidad intermitente, donde la serie pelona atacando y domeñando por bajo con la mano derecha y las pinceladas con la zurda alternaron con algún desarme o pasaje sin redondear. Faena con sus ráfagas de maestro superando las desigualdades del toro, que cambiaba la embestida.

El rotundo triunfador de la tarde, quien enamoró al público, fue el audaz Roca Rey, consciente de que tenía dos toros para desarrollar su material artístico. En su primero hubo más calidad en el remate que en el toreo clásico que compone la primera parte de su labor. Esta vez las tandas fueron más de trámite con un toro que se entregaba a ratos. El lío fue el arrimón final que fue cociendo con un penduleo y los circulares invertidos. Una buena estocada puso a la plaza a batir pidiendo las dos orejas.

El sexto, que se cayó de salida y fue protestado, sin embargo tumbó al caballo y el destino le penó la insolencia con una voltereta. Curiosamente en este toro el público premió la labor de Roca Rey no rompiendo por palmas a compás de bulerías sino con lo gritos de ¡Torero! ¡Torero¡, Tampoco faltó el fandango que amenizó ese pasaje previo al arrimón que le interesa al lector aficionado.

Este toro era otra cosa, bravo y acometiendo a esa muleta que no terminó de cuajarlo, sin que Roca rey lograra romper el entusiasmo del aficionado, que sabe que el buen toro merecía otra épica. Épica que sí que llegó e el expuestísimo remate del Peruano, que recibió dos orejas más,

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