Ventura con Bohórquez, en grande

El rejoneador de La Puebla abre la puerta grande con dos extraordinarios murubes de Fuenterrey

Rui Fernandes y Sergio Galán suman sendas orejas

Imágenes de la corrida del arte ecuestre en la plaza de Jerez

Toros en Jerez: El arte ecuestre
Diego Ventura camino de la primera puerta grande de la feria taurina tras rematar un rotundo triunfo con los toros de Fermín Bohórquez. / Manuel Aranda
Francisco Orgambides

12 de mayo 2022 - 23:27

Ganadería: Seis toros de Fermín Bohórquez reglamentariamente despuntados para rejones de buen juego en general, destacando los ovacionados segundo, tercero y sexto, estos dos últimos de extraordinario juego y con motor y más parados cuarto y quinto.

REJONEADORES: Rui Fernandes, a la federica con casaca azul, rejón trasero caído, y cuatro descabellos echándose el toro SILENCIO y rejón OREJA. Sergio Galán con guayabera gris, pinchazo y rejón OREJA y dos pinchazos y rejón OVACIÓN Y SALUDOS. Diego Ventura también de corto con chaquetilla parda, pinchazo que ahonda sin soltar y descabello DOS OREJAS y descabello y rejón casi entero y descabello DOS OREJAS. Salió a hombros.

Incidencias: Casi media entrada y aire.

Funcionó el binomio de Diego Ventura y Bohórquez cuando precisamente una de las claves de esta feria era que se anunciaba el portugués de La Puebla con los murubes de Fuenterrey, hierro al que le ha puesto y argumentado sus reparos.

Y eso que de las 17 puertas grandes de Ventura en Madrid, dos al menos fueron con estos toros y de las diez del Príncipe de Sevilla, cinco. Hay que sumar lo de Jerez, que fue todo un espectáculo, con un Ventura –que se ha quedado de nuevo fuera de Sevilla y también de Madrid– enrazado y a por todas, y dos toros de Bohórquez que han aportado no poco, con su emocionante juego, a ese rotundo triunfo.

Comenzó la primera tarde de una feria dedicada a Álvaro Domecq Romero con el pasodoble a él dedicado por el maestro de la banda, Domingo Díaz, y el brindis de la terna. Una tarde que rodaba a media potencia, si es que vale el símil, hasta que salió Ventura a parar al tercero de la suelta.

Y lo hizo con la garrocha, tal vez un guiño al legendario jinete de Torrestrella que la practicaba cuando ejercía de figura del arte ecuestre.

Y la suerte de la garrocha fue plena de emotividad porque salió un murubeño de ley, con largo viaje, con pujanza y un motor que no aflojó hasta que dobló.

Toro y caballo en una larga galopada y el jinete dejando llegar mucho al astado fueron el prólogo de una tarde grande. El toro buscaba los tableros y el torero a caballo buscaba al bohorqueño en todos los terrenos. El tercio de banderillas fue un clamor y el remate con “Guadiana”, con un palo en suave embroque y las cortas, fue un alboroto. Tras un fandango desde el público, y un rejón que pinchó ahondando Ventura sin soltar, que fue perdonado por un certero descabello –con un molinete previo– que ejecutó el torero adornándose rodilla en tierra.

Como para no apuntarse a la de Bohórquez. Al rejoneo de Ventura le cae a la perfección un toro así. Con ese empuje y esas dificultades porque además de que no era ningún regalo, lo había castigado de salida con un solo rejón dejándolo muy entero, pero le pudo.

Pero hubo más. A su segundo, sexto de la suelta, que salió con los pies y la movilidad que distinguen a la casa ganadera en ese trance, lo paró de un rejón de castigo sin más trámite que esperar su salida desde chiqueros a caballo parado en la boca de riego para clavar burlando la embestida. Y luego un caracoleo en muy breve terreno que sobrecogió a todos, interminable, de nuevo muy en corto, con otro gran toro al que había que enseñar quien mandaba.

Y un tercio de banderillas con “Fino” que fue un alarde de cómo encontrar toro en todos los terrenos, citando de largo: de plaza a plaza, o con los cuartos traseros de caballo pegado a tablas o en corto sesgo, o citando andando atrás, o cambiando el viaje en la misma losetilla. Y salvando al final la acometida del toro que ya, al sexto par de banderillas, sabía de qué iba aquello. Y ahí no acababa la cosa: con “Bronce” toreó al toro en redondo sin herir para un palo y luego le soltó la cabezada para dos entradas más.

El ritmo de atrición que estaba soportando ese animal no está en los escritos. Todavía aguantó el remate de Ventura sobre “Guero” con las cortas al violín para cuatro entradas. Increíble. El toro no dobló tal vez porque el rejón quedó corto pero de nuevo el descabello fue la guinda del triunfo.

Rui Fernandes fue silenciado en su primero tras su desacierto con los aceros, en las primeras entradas no quedaron muy reunidos ni rejones ni banderillas con un toro noble y manejable. Su segundo fue muy a menos, parado y requiriendo que el torero se echara encima en laboriosa lidia hasta que el toro literalmente se dejó matar, cortando el portugués la oreja.

El primero de Galán también fue manejable y noble pero con poca fuerza lidiándolo muy bien, sobrio y sin reproche. Su segundo fue el otro marmolillo de la tarde que para un rejoneador de esa categoría no supuso un problema para llegar a jurisdicción en buena labor sin premio por el acero.

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