Feria de Jerez

El mejor caballo de Poti

  • Ana María Bohórquez Escribano, Poti, abre las puertas de La Peñuela, la casa de campo donde guarda su valiosa colección de carruajes. En uno de ellos, una soberbia carretela, recogerá el premio más importante de su vida, el Caballo de Oro, mañana sábado de Feria, orgullosa y "muy agradecida" a Jerez

Ana María Bohórquez Escribano, bautizada por su hermano Fermín con el cariñoso apodo de Poti cuando era una niña, es la pequeña de tres hermanos. Su carácter aniñado y desenfadado se ha exaltado aún más desde que la ciudad de Jerez la ha nombrado Caballo de Oro 2009 el pasado mes de marzo por su innegable afición al mundo del caballo y del enganche en particular. Para quien no conozca a esta singular jerezana, se puede decir que Poti está como una niña pequeña con zapatos nuevos, y eso teniendo en cuenta que Ana María Bohórquez Escribano ha crecido en el seno de una familia muy acomodada. Pero no todo han sido alegrías en casa de los Bohórquez. La mayor de las hermanas, Sol, falleció trágicamente en accidente de tráfico cuando tenía quince años, un duro palo que marca para siempre. Hace pocos años, Poti perdió a su marido, Jaime Domecq Ybarra, también miembro de una familia muy vinculada al caballo e hijo del matrimonio formado por Luis Domecq y Maribel Ybarra. En este ambiente, es difícil no sentirse atraído por el mundo de este noble animal. A Poti le tocó crecer en una sociedad muy masculina, por ello tenía que apañárselas para manejar sin que ello generara malestar en su familia. "Yo cogía las riendas cuando nadie me veía. Luego ya me daba más igual, porque era lo que me gustaba y tampoco tenía nada de malo, ¿no?"

Ana María Bohórquez crece en el seno de una familia jerezana dedicada a la agricultura y al caballo. En estas condiciones, parece difícil escapar del mundo ecuestre. Pero, ¿cómo son sus primeros recuerdos con este bello animal?

Desde que tengo uso de razón he estado entre ellos. He crecido entre caballos. Los he adorado siempre.

En alguna ocasión ha comentado que siempre se ha sentido atraída por el mundo del enganche, ¿por qué esta modalidad ecuestre?

He montado a caballo desde pequeña, incluso lo he seguido haciendo hasta una edad bastante avanzada, pero no sé por qué sentí el gusanillo del enganche desde pequeña, cuando Francisco Soto "Paula", mayoral de mi casa, me sentaba a su lado en el pescante y me dejaba las riendas.

¿A qué edad se subió por primera vez en un coche de caballos?

No me acuerdo exactamente porque lo he hecho desde que tengo uso de razón.

¿A qué edad comenzó a manejar usted sus coches?

Personalmente no me acuerdo bien, pero creo que a los 7 u 8 años.

¿Cómo era su primer coche de caballos?

Un Phaeton de mi padre.

En casa de su familia había coches de campo y coches de ciudad, ¿cómo eran uno y otro? ¿Y cuál prefería usted?

En mi casa existían tres coches de campo; un break, un phaeton y una manola, y uno de ciudad: un milord. A mí me divertía más guiar los coches de campo pero a esas edades lo que me divertía era guiar, me daba un poco igual la modalidad de los coches.

Tan importante es el coche de caballos como los caballos. Díganos, ¿cómo ha sido su relación con estos animales?

Desde muy pequeña he estado ligada a ellos. Luego de mayor he seguido vinculada pero desde la cría de caballos de Pura Raza Española.

¿Le gusta seguir de cerca la cría de sus ejemplares? ¿Doma usted sus propios caballos para el enganche?

Sí, pero esta labor la llevaba más estrechamente mi marido y ahora es mi hijo. Los caballos los doma Antonio Reverte, que se ha criado en nuestra casa y ha estado desde muy pequeño entre caballos.

¿Son mejores los caballos o las yeguas para tirar?

Indistintamente. No hay diferencia. Únicamente que el caballo entero de Pura Raza Española es más vistoso en el enganche.

¿Por qué no se animó a la competición? Hubiera tenido una carrera brillante…

Ya me cogió algo mayor, me era difícil competir con cocheros mas jóvenes que yo, ya que es un deporte que necesita bastante fuerza física.

Usted ha sido de las pocas mujeres que se atrevió a conducir sus propios coches en un mundo muy masculino, ¿se ha sentido rechazada?

No, siempre me han tratado con un grandísimo cariño todos los cocheros con los que he rozado.

¿Qué supone para Ana María Bohórquez recibir el Caballo de Oro de la ciudad de Jerez?

Para mí es una alegría inmensa y a su vez una responsabilidad muy grande llevar este grandioso galardón, del cual han sido poseedores grandísimas personalidades del mundo ecuestre.

Por fin se cumple el sueño de su marido, ¿qué le ha dicho su familia?

Mi familia está feliz y creo que más aún lo estará mi marido Jaime viéndonos desde el cielo.

El enganche y la afición por conservar ese sabor a tradición no se debería perder, ¿qué consejo daría a la gente que empieza?

Se necesita una gran dosis de afición y que siempre se fijen en los mayores. Aquí hay grandísimos cocheros que a su vez aprendieron de otras generaciones que le precedieron. En Jerez, la gente, aunque no se dedique a esto, sabe lo que es un enganche porque lo ha mamado.

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