Los niños marcan el ritmo en el último día de la Feria
Domingo de Feria · La crónica
La zona de atracciones, a rebosar gracias al segundo 'Día de los Cacharritos'. En el Hontoria, la mayoría de casetas habían recogido y echado el cierre
La Semana Santa se escapó, pero la Feria no ha corrido la misma suerte. Lo más comentado, sin duda, de esta pasada semana de fiesta dedicada al caballo ha sido el tiempo, y es que nunca se está a gusto. Si en la Madrugá del Viernes Santo hace mucho frío, se queja el jerezano; y si a las dos de la tarde en el Real se llegan a los 40 grados a la sombra, también resopla cual equino. Sin embargo, más allá de preferencias personales sobre temperaturas y climatología, el viento ha sido a quien más le ha sonado los oídos durante la Feria, desluciendo por completo jornadas como las del miércoles y el jueves, en los que comerse una tortilla en el Real recordaba a una tarde de levante en Valdelagrana: huevo, patatas y tierra.
La economía también ha sido uno de los temas clave durante la semana de Feria y es que a pesar de haber recuperado un día de fiesta y espectacularidad (aunque medida) con los cohetes, los esfuerzos no se han visto recompensados con la afluencia de público por el Real. Los jerezanos han cambiado sus hábitos de consumo (y vida, a fin de cuentas) y acuden al Real bien almorzados, a la 'fresquita', para que el gasto sea mínimo o nulo. Aunque no toda la culpa, ni mucho menos, es del visitante de la Feria, ya que los caseteros, también sufridores de la coyuntura económica, no han ajustado los precios a una situación en la que una jarra de rebujito a 9 euros resulta un grandísimo esfuerzo para el bolsillo del ciudadano.
Si bien durante el principio de la semana el González Hontoria parecía más un desierto bonito y bien equipado que la Feria en sí, a partir del miércoles y a pesar del viento, el Real comenzó a crecer en visitantes y aunque no se vivieron las clásicas estampas de esos llenos de antaño en los que casi no se veía el suelo, sí se pudo disfrutar de un agradable ambiente de Feria.
Las nota negra de la primera parte de la Feria la pusieron dos casetas que echaron el cerrojo. Una de ellas fue la de 'Sálvame Deluxe', obligada a cerrar debido a los continuos conflictos que se generaban, en los que incluso un joven acabó en el hospital con una puñalada en la madrugada del lunes. La otra, 'La Perdiz', en la que el dueño decidió echar el cerrojo de la noche a la mañana y abandonar el ruedo feriante sin decir adiós. Sumadas a las cinco desocupadas desde el principio, el Ayuntamiento ya dejó claro que los técnicos se pondrán en marcha para ver cómo solucionar este tipo de situaciones de cara al próximo año.
La segunda mitad de la Feria, sin embargo, supuso más alegrías que desgracias, ya que durante el viernes y el sábado (días clásicos y grandes del Real), parecía verse más gente y alegría pisando el albero. A partir del viernes el viento fue un mal menor y las fuertes rachas de principio de semana no deslucieron, en absoluto, los trajes de flamenca que desfilaron por el Real. Protagonismo absoluto de tallas ceñidas, mangas largas o francesas y encajes, aunque no faltan a su cita cada año esos trajes olvidados en los que hay más volantes y lazos que hilo y piel. Auténticas costaleras del estilo flamenco que quitan la respiración a su paso (a veces para bien y otras...).
No hace falta señalar, después de hablar del cambio de hábitos en el jerezano que acude a su Feria, de la importancia que ha cobrado la noche en el Real. Aunque si hay que hablar de noche, hay que mencionar el parque de la Rosaleda, donde multitud de jóvenes se daban cita cada día para hacerse su propio combinado y mover luego un poco el esqueleto en las casetas, aunque incluso en este sitio de botellón la afluencia fue bastante inferior a la de otras ediciones de la Feria del Caballo.
Cuestión a parte, sin embargo, fueron las atracciones. A pesar de que por tradición ha sido el martes el 'Día de los Cacharritos', bien es cierto que este año se han cambiado las tornas y el domingo ha ganado por goleada al martes. Ayer hubo una masiva afluencia de gente que se acercó a la Feria para montarse en las atracciones o acompañar a los más pequeños, demostrando que a fin de cuentas son ellos quienes llevan las riendas en casa. Cabe señalar, como dato curioso, que los 'precios populares' de ayer domingo en los cacharritos eran más caros, ya que si el martes rondaban entre 1 y 1,50 euros, ayer oscilaban entre 2 y 2,50 euros.
De esta forma, incluso para el que no es muy fan de las alturas y los subidones de adrenalina que proporcionan las atracciones, ayer era un auténtico lujo pasear por esta zona de la Feria. Familias enteras que turnaban atracciones y tómbolas coparon esta zona destinada al botellón y aparcamientos durante el resto del año. Eso sí, el hilo musical proporcionado por las distintas atracciones invitaba más al mojito que al Ratón Vacilón, uno de los cacharritos con más éxito como demostraba las enormes colas de espera para montarse en alguno de los asientos.
Sin embargo, toda la alegría se concentraba en la zona de atracciones; otro cantar era el parque González Hontoria. Aunque es cierto que el segundo domingo nunca ha sido un gran día para los caseteros, los esfuerzos realizados por los comerciantes no sirvieron de mucho. No eran pocas las casetas que se sumaron a los 'precios populares', ofreciendo ofertas de montaditos, bebidas, arroz... A fin de cuentas insuficientes para 'enganchar' a los jerezanos, entre cautelosos y decepcionados con los precios del resto de la semana.
Una gran parte de las casetas había echado ya ayer el cerrojo y poco quedaba en el Real más allá de la barra del bar y el tablado. Otras sobrevivieron gracias a despedidas de solteras como en el caso de Holcim, que ambientó a medio Hontoria al ritmo de la conocida banda sonora de 'Full Monty' ('You can leave your hat on') mientras el dj animaba a la futura novia y sus acompañantes a mover un poco el esqueleto. Por desgracia, la sonrisa se borraba al mirar otras casetas en las que pocas parejas y familias se sentaban a disfrutar del último día oficial de Feria. Notable mención a los carruajes, que ayer desesperados por la falta de trabajo ya hasta vociferaban ofertas buscando algún cliente.
Una nueva edición de la Feria echó ayer el cierre en un año marcado por la vuelta del primer domingo. Ahora tocará a los expertos profesionales valorar los resultados y elegir el camino que se debe tomar el año que viene con las vistas puestas, por el bien de Jerez y su proyección turística, a que la fiesta vaya a mejor.
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