FERIA DEL CABALLO 2019 | LOS TOROS

El Fandi, Manzanares y Andrés Roca Rey abren la puerta grande

  • Pese al premio de un pañuelo azul para el primer toro de la tarde de nombre 'Madroñero', el encierro de Núñez del Cuvillo no estuvo a la altura

Un lance de Roca Rey la tarde del viernes en la Plaza de Toros de Jerez.

Un lance de Roca Rey la tarde del viernes en la Plaza de Toros de Jerez. / MANUEL ARANDA

La tarde empezó con la milonga de la petición de indulto al primero de la suelta, un toro noble pero flojo, inédito en varas, que embestía con suavidad y nobleza y al que El Fandi le cuajó una faena variada con el capote y en la que tardó en convencer en la muleta, rompiendo al final al tiempo de la petición de indulto.Los viejos aficionados nos enseñaron que un toro de bandera requiere tres notas: la presentación que escudriñamos de salida, la bravura que se mide en el tercio de varas y la nobleza que se pone de manifiesto en la muleta.

Presentación, bravura y nobleza. Basta decir que este toro primero, como toda la corrida, quedó inédito en el caballo porque salió con las fuerzas justas y la vara fue un mero simulacro.

La verdad es que todo el encierro quedó sin verse en las plazas montadas, unos porque esquivaron al jaco cuando les tiraron el palo, otros porque simplemente no se les picó, dejando que toparan, siendo el encuentro más largo –es un decir– el del sexto, que además salió suelto del peto, la misma condición que mostró en el remate de los muletazos.

Si bien es verdad que al público en general le gusta salir de la plaza viendo un toro indultado, al aficionado no le gusta nada que se indulte a lo primero que se menee. Estas discusiones las debería zanjar el matador, montando la espada y entrando a matar, porque sobre el papel es el primer experto, perito y aficionado de la plaza.

Pero fue el presidente dando un aviso. El Fandi había estado pero que muy bien. Ya se sabe que este torero, en este tipo de plazas y sobre todo en la sombra, requiere de muchos pases para calentar, y los dio. Pero tras desinflarse la petición de indulto, también se desinfló el entusiasmo y el premio quedó en una justa oreja y en la vuelta al ruedo del astado, también exagerada y que sin duda el particular designado para ocupar el palco concedió como premio de consolación a los indultantes.

Recuerden estos: presentación, bravura y nobleza porque de seguir así vamos a indultar hasta a los políticos presos.

Pero el empeño y entrega del Fandi no tiene doblez. Ayer lo dio todo una vez más con el capote, muleta y banderillas. Como sería la cosa que le sacó partido hasta al tuerto cuarto, toro que se le coló dos veces por el lado izquierdo de recibo.

Tuvo mérito y recursos El Fandi para armar esa faena porque si, en efecto el toro cuarto estaba tuerto del izquierdo, ligarle esa serie que le ligó al natural es digna de la mejor recompensa. Daba la impresión porque hasta doblaba la cara el toro para mirar por el derecho hacia el lado ciego y, eso sí, El Fandi pechó con él pese al defecto y además con la máxima disposición.

Manzanares por su parte tampoco merece reproche alguno, todo lo contrario, porque pese a que su lote no sirvió a la altura de lo que es esta vacada, sí que lo aprovechó para sacarle a sus toros todo lo que llevaban dentro.

Su primero metía las manitas en el capote, esquivó al caballo y fue suelto y probón en banderillas. Manzanares lo pasó con la derecha desde el inicio de faena bajando mucho la mano, sometiendo y frenando la desordenada embestida. Al natural el toro fue al bulto, con peligro perro Manzanares siguió hasta completar el expediente por ese pitón y rematar con solvencia por la derecha hasta convencer y ser ovacionado.

El quinto, descastado y a su aire, fue al capote con reservas de cinqueño pero Manzanares se empeñó en conseguir meterlo en el percal con buenos lances. Las cosas feas las hizo el toro: escarbar y esconder la cara entre las manos, mientras las bonitas se las apuntó el torero, completando una templada labor sobre todo en redondo y con la guinda de una gran estocada que puso al público a batir palmas a compás.Roca Rey tampoco tuvo un lote para tirar cohetes. En su primero la cosa quedó en aplausos con un toro que pese a que humillaba, carecía del recorrido y emoción precisos. La faena cobró intensidad en el arrimón final pero sin despertarse el entusiasmo.

Con el sexto sí que vibró la plaza. Roca Rey salió a por todas hasta el extremo de que de salida se puso a lancear por verónicas de rodillas. El toro le arrolló y el torero resultó lastimado cojeando del pie izquierdo.Visiblemente dolido y cojeando, fue a la pelea con toda entrega. El toro salía distraído de los muletazos pero Roca Rey atacaba y el clima fue ascendente. La torería del remate final y ocho bernadinas de escalofrío una vez armado con la espada, pusieron al público en pie y el torero cortó las dos orejas que también le abrían la puerta grande tras una tarde plena de detalles.

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