La crónica

Sábado de Feria de Jerez 2023: Hasta el año que viene

Una joven, haciendo una foto con el móvil.

Una joven, haciendo una foto con el móvil. / Miguel Ángel González

HE de reconocer que durante toda esta feria ha sonado por la mañana en mi cabeza eso de ‘hoy no me puedo levantar’, que diría Mecano. Uno tiene una edad ya y con esto de la pandemia y demás, como que ha quedado un poco desentrenado de muchas cosas. Pero claro, como decía el abuelito Juan cuando se refería a la comida: ‘el comer es empezar’. Y así ha sido.

Para el último sábado de Feria costó arrancar, pero una vez que se ha arrancado, ¿por qué no rematar la faena? Es lo mismo que pensaron las miles de personas que ayer, en este último arreón, se plantaron en el González Hontoria para finiquitar el trabajo iniciado días atrás.

Hubo de todo, desde los jartibles que no han descansado ni un sólo día desde que Mamen Sánchez pulsó el botón del alumbrado, hasta los que, por desgracia, trabajan fuera y sólo pueden permitirse el lujo de disfrutar de su feria el viernes o el sábado. No faltaron los foráneos, pues grupos y grupos de personas se arremolinaban en el entorno del parque pasado el mediodía, tras apearse del autobús de turno unos metros antes. También muchas familias con hijos, que quisieron, entendiendo que este último día de feria la cosa está más tranquila, disfrutar de una buena jornada de convivencia aprovechando el buen ambiente de las casetas.

El que no vino, al menos no de la forma tan cansina que lo ha hecho estos últimos días, fue el calor, pues sin lugar a dudas este sábado de feria fue el más fresco de todos. Se agradece, vamos.

Para muchos, sobre todo para los que llevan trabajando en las casetas desde hace más de una semana, este último día de feria es como un oasis en el desierto. Ya se ve el final, y seguramente, así los pies duelan menos, aunque más de uno los ha tenido que meter en agua y sal, porque no es normal...Pasa lo mismo con todos esos grupos que se han dejado la piel (y la voz) en las múltiples casetas por las que han pasado durante esta última semana. Porque digo yo que gente como Manuel de Cantarote o Miguel Guerrero no sé cómo han podido mantener el nivel (con tanta cantidad de actuaciones). La música levanta a cualquiera, que diría aquel.

Para ser sábado, no muchos caballos, aunque sí pudimos ver (aunque no por mucho tiempo) a alguno de los enganches que hicieron raya en el concurso de Sementales, verdaderas maravillas de la cultura ecuestre.

Se nota el cansancio y aunque muchos, sobre todo los más jóvenes, se reservaron para el último tramo del día, o sea empalmar tarde, noche y madrugada, el ambiente fue bueno.

Pese a todo, se vieron muchos trajes de flamenca o de gitana, como se quieran llamar, y algún que otro guiri rojo como un tomate, buscando algún bujío donde pararse y poder descansar de tanto sol. Porque para algunos, los 27 grados de ayer era calor.Se marcha pues una feria brillante, y a la espera de conocer el balance final (siempre habrá alguno que diga que la cosa ha estado tiesa aunque haya tenido la caseta hasta los topes), todo apunta a que ha sido buena para la hostelería o para esos valientes que se atreven a trabajar su caseta sin ‘revendersela’ a terceros. Un tema este a abordar de cara al futuro, porque a decir verdad, si hay algo que nos ha dejado esta feria de 2023 es la necesidad o más bien obligatoriedad de reformular la actual ordenanza, completamente obsoleta, no hay que olvidar que su última revisión data de 2010.

Preocupa la proliferación de los socios, ese crecimiento constante en muchas casetas por asemejarse a la Feria de Sevilla, con reservados y accesos prohibidos para el pueblo llano. Me contaba ayer una amiga que el mismo viernes vio que una caseta celebraba ‘El día del socio’. Un viernes. Pero claro, si vemos la ordenanza nos encontramos con eso del preferentemente, una opción a la que uno se puede acoger sin que pase nada. Que tampoco es que pase, porque por encima de todo, el gran problema de esta Feria del Caballo es que no pasa nada, porque está claro que advertencias, actas o cualquier arma burocrática de este tipo no ha acabado con esos que se pasan la ordenanza....Perdón por la expresión.

Lo curioso, y es algo que me ha llamado la atención estos últimos días, es que ni siquiera esas casetas que abanderan el tradicionalismo y que se jactan en las fotos de defender las casetas clásicas, es decir, sin chim-pun y demás, sean las primeras en poner una orquesta a funcionar a eso de las siete de la tarde. Una pena. Habrá pues que sentarse, reflexionar y mirar, y si hace falta ponerse ‘Pacheco’, habrá que ponerse, no en vano fue él quien consiguió hacer de la Feria de Jerez, una feria única sin importarle el qué dirán. Pero para eso todavía queda un año. Nos vemos en el González Hontoria en un año. Viva Jerez.

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