Más toreros que estoqueadores
La espada deja un pobre balance en una buena novillada de ocho utreros de La Palmosilla
Peregrino, Martín Morilla e Ignacio Candelas, una oreja por coleta
Imágenes de la Novillada con picadores de la Feria de Jerez 2025

GANADERÍA: Ocho novillos de La Palmosilla, bien presentados, una novillada bonita en términos de taurino. De buen juego y manejable en general, aunque asomaba la casta, sobresalieron el aplaudido cuarto, y el buen quinto y tuvieron más que lidiar primero y sexto.
NOVILLEROS: Peregrino de lirio y plata, pinchazo y estocada baja. OVACIÓN Y SALUDOS y estocada con desarme. OREJA Javier Zulueta de hoja y azabache, tres pinchazos y estocada trasera con aviso APLAUSOS y cuatro pinchazos y estocada con aviso SILENCIO Martín Morilla de nazareno y oro pinchazo y bajonazo APLAUSOS y estocada corta OREJA Ignacio Candelas de Burdeos y azabache, metisaca en el chaleco y bajonazo OREJA y estocada, trece descabellos y aviso PALMAS DE DESPEDIDA y dos avisos.
Incidencias: Novillada, primera de abono de Feria del Caballo. Un tercio de plaza con molesto viento. Monterazo de Juan Sierra en el sexto.
POR fin una novillada con caballos en Jerez, eso sí, si quieres arroz dos tazas porque era de largo metraje con ocho novillos, algo para lo que no está muy preparada la plaza de Jerez en cuanto a focos. Tanto es así que al doblar el séptimo novillos tronaban ya los fuegos artificiales del alumbrado del recinto ferial más bonito del mundo. Sobraban utreros.
Y un balance corto, de solo tres orejas, una por coleta para Peregrino, Martín Morilla y Candelas. Pobre balance para una tarde que merecía más porque con esos novilleros y esa novillada, hubieran llovido trofeos, pero el fallo a espadas de los toreros alcanzó niveles de desastre, necesitando los jóvenes coletas destrozar cada uno, para seguir con la temporada, tres o cuatro carretones a estoconazos.
Eso sí, por lo demás, que una novillada mueva un tercio de plaza puede ser indicio una nueva fecha para la feria taurina de Jerez, con un festejo de seis utreros que permita al público disfrutar del alumbrado de la feria y de sus fuegos de artificio.
Hay respaldo para trabajar en ello, con el apoyo de la Diputación Provincial cuyo logotipo alfombraba la arena, la presencia de la alcaldesa de Jerez María José García-Pelayo a quien brindó un novillo Peregrino, y la asistencia de la presidenta de la DiputaciónProvincial Almudena Martínez del Junco, en el callejón, que a su vez recibió el brindis de un utrero a cargo de Ignacio Candelas.
Y el buen público de Jerez, que apremiaba a sus novilleros, Peregrino y Candelas, con palmas por bulerías y sacaba los pañuelos con entusiasmo para premiar las faenas.
Como sería el fallo a espadas que hasta Peregrino, seguro y buen estoqueador hasta el punto de que dejó la única estocada de la tarde en su segundo, falló con el acero ante su primero. Fue un novillo noble y bueno; Peregrino estuvo bien a ratos, molesto por el viento que comenzó a mover las telas, amén de un par de arreones de aúpa, pero esos buenos pasajes hicieron que el público pidiera una oreja no atendida.
Otra cosa fue en su segundo, quinto de la tarde, buen novillo. Con el capote dejó lances mecidos, despaciosos y con hondura y un quite por delantales también extraordinario. Su labor quedó en el premio de una oreja tras la buena estocada aunque con desarme, porque faltó la redondez que hace rotundo un doble trofeo. No cuajó un tercio de banderillas de su gusto, y ese fue altibajo de su labor, pero en la muleta y con el pasodoble “El Niño de Jerez” nada menos, convenció a los tendidos para cortar la segunda oreja de la tarde.
Javier Zulueta tuvo tal vez menos fortuna en su lote, eso sí se le apreció la calidad que atesorea tanto con el capote como con la muleta, otra cosa es la espada. Buesco tenaz ela cople con su más complicadito asegundo, que vino a menos. Peor enemigo fue el sexto, que le derribó al inició de faenas y le lesionó en el muslo, pudiendo continuar la lidia, de nuevo tenaz y responsable, intentándo lo hasta agotar el tiempo, y lo prueba el aviso que recibió.
Martín Morilla puso mucho ajo al pique en sus dos novillos con un toreo arrebujado a la vez que bullidor, atacando y metiéndose mucho en las dos faenas. Como sus compañeros, pagó la cuota del aire en su primero y el utrero tiraba la cornadita cuando el meteoro movía las telas. El torero no se inmutaba, centrado y firme en esa pelea ante su primero, que no tuvo premio por el fallo a espadas.
Al segundo sí que le cortó la oreja. Le brindó el utrero a su apoderado Juan José Padilla y fue el novillo de la retirada profesional de su banderillero Lucas Benítez, un hombre muy apreciado, que se inició de niño con Rafael Ortega en la Escuela de Tauromaquia de Cádiz, que patrocinaba la Diputación Provincial, compañero de curso taurómaco de Padilla. Buen trabajo.
De nuevo una pela con arrebato aprovechando con la mano muy baja las embestidas del buen novillo con ese aire de novillero diferente y con matices de mucha calidad y el recurso de los cambios de pitón para alegrar la labor, no permitiendo pausas en la acometida, que esto es para que la gente lo pase bien.
Ignacio Candelas cortó la primera oreja de la tarde en el cuarto de la suelta. Fue a pararlo a portagayola y luego le dio otra larga en el tercio del chiquero. Sereno y sin inmutarse, tiene un toreo varonil que asienta las plantas en la arena y deja marcado en la arena el número de la talla del zapato. Comenzó de rodillas y sufrió un tantarantán en tablas, pero toreo con mucha quietud, las plantas asentadas y la muleta arrastrando por la arena. La oreja llegó pese al fallo a espadas porque la colocación no pudo ser peor, suerte que el presidente no ve bien de lejos.
Con su segundo fue capaz de repetir las hazañas que consumó con su primero, alcanzando gran emoción y eco en el tendido, pero el fallo a espadas hizo que sonaran dos avisos y todo, quedando en cariñosas palmas de despedida lo que hubiera sido puerta grande.
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