Moverse en el anonimato, entre la multitud, entre lo masculino y lo femenino, en la penumbra...Así se expresa David Coria en su tercer trabajo en solitario, ‘Anónimo’ que ayer estrenó en Villamarta. Sin hilo argumental, el artista avanza, acompañado por Rafael Ramírez yEduardo Leal, en una fantasía personal en la que pone de manifiesto todas sus capacidades.

Lo hace captando la atención del espectador en todo momento, no hay tiempo para el desasosiego, consiguiendo que durante la hora y cuarto que dura el espectáculo, nunca se pierda el ritmo. Mucho que ver tiene una excelente banda sonora tejida por la guitarra de Jesús Torres, la voz de Gema Caballero, el chelo de Sancho Almendral y la percusión de Daniel Suárez. Su trabajo es espectacular, pues cada uno, en su justa medida, aporta el toque necesario para conformar un todo equilibrado y ameno. Musicalmente hablando destaca la variedad de sones que escuchamos, que van desde la serrana a la farruca, pasando por la seguidilla del siglo XVIII ‘Muchacha, y la vergüenza’ de Fernando Sor, o una doble petenera, la mexicana (muy de moda este año en el Festival, por cierto) y la tradicional. A todas ellas condimenta Gema Caballero, excelente en el repertorio y en la ejecución, demostrando que es la persona idónea para lo que Coria pretende. Igual ocurre con elchelo de Sancho Almendral, la percusión de Daniel Suárez y la guitarra de Jesús Torres, que, como ya vimos el pasado año con ‘Dju dju’ no se arruga cuando tiene que teatralizar.

A la exposición escénica se añaden, al margen del teatro, pequeños toques de humor por parte de los protagonistas, aunque por encima de todo prevalece el baile de David Coria, gracias a una trabajada y original coreografía (a nivel grupal, con aires de ballet, y a nivel individual), tanto cuando se aproxima a las nuevas expresiones, a ese lenguaje dancístico actual que tan bien domina, como al flamenco más tradicional. Sin seguir los cánones clásicos en el vestuario, porque como y advirtió, “vivimos en la época que nos ha tocado vivir”, sobresale su magnífico zapateado, proyectando su sombra, la soleá, a la que imprime talento y virtuosismo hasta el punto de levantar algún que otro olé entre el público; y la petenera, mucho más libre y anárquica y en la que ofrece un lenguaje del movimiento amplio.

La obra termina con ese ser anónimo, al que no terminamos de descubrir, pero que posee esa capacidad camaleónica para mutar en medio de un ambiente y una música de suspense.

David Coria - ‘Anónimo’ from Festival de Jerez Televisión on Vimeo.