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La crítica

Flamenco de palomitas

  • Una propuesta de intachable factura formal aunque con numerosas carencias de fondo

La de anoche es una de esas típicas-tópicas propuestas con las que el público —o al menos, una gran parte del mismo— se vuelve a casa con una sonrisa en los labios y que, por el contrario, la crítica —hablo por mi— recibe con tibieza después de quince agotadores días de festival donde uno ha visto y oído más o menos de todo. Su declarado espíritu escandalosamente comercial —algo totalmente lícito, por otra parte— y la falta de un planteamiento cohesionado y serio más allá de una galería de poses, pasos y mudanzas manejados como fuegos de artificio, hacen de Cambio de tercio un espectáculo inocuo, sin profundidad e ideado para el consumo rápido. Relativamente digerible y que se olvida pronto. Una propuesta de intachable factura formal, de acuerdo, aunque con numerosas carencias de fondo. Danza superflua de palomitas hecha absolutamente por y para el gran público, que es el que paga su entrada y puede aplaudir a su antojo y a rabiar. Faltaría más. 

Casi sin más escenografía que mostrar al fondo del escenario, a veces, las perchas de las que cuelga el vestuario del montaje, Rojas y Rodríguez aparecen como dos vigorosos atletas de la danza rodeados de cuatro bellezas a las que les une el empeño por recuperar algo así como las escenas de una España casposa y trasnochada a la que los juegos de luces y el vestuario transportan y adaptan al siglo XXI con un regusto más kitsch que vintage. Supongo que ese tipismo del señorito andaluz que quieren mostrar, la planta de mayoral o hacendado, y los provocativos (?) destapes del cuerpo de baile, tendrán salida en el extranjero, pero aquí bordean lo antiestético. La monotonía musical de la propuesta, con un abuso de los dúos cantaores, el violín y el cajón frenético, va pareja a lo monocorde de los números coreográficos, casi todos concebidos como un crescendo dirigido a conectar con el público y la ovación que alimenta el siguiente pasaje. Filigranas, composiciones corales y zapateados musculados plenos de técnica y energía son una constante en un montaje en el que la pareja de bailarines cede mucho protagonismo a sus cuatro bailaoras, que logran, al menos, una bella estampa con bata de cola y mantón rojo aunque por una seguiriya desvirtuada por el violín y el cajón machacón. No vaya a ser que por un casual nos duela la voz grave de Davinia Jaén, con mucha fuerza y poderío durante toda la noche, quejándose, en la lejanía del estruendo, por Tío José de Paula y Mojama.

Fandangos, bamberas, sevillanas de aire corralero bien rematadas por el dúo Rojas y Rodríguez,  cantiñas, tanguitos, iterativos tanguillos... Lo bueno de haberse centrado esta vez exclusivamente en el flamenco es que todo suena menos a pastiche que en anteriores trabajos, donde lo mismo oíamos a Mecano que a Lole y Manuel. Por lo de más, solos, dúos, tríos y movimientos corales de un baile con poco tiempo para la pausa y mucho para el lucimiento individual. Todo ello con el marchamo centelleante y de refinada y pulida técnica de esta pareja que protagonizó cientos de funciones con su anterior trabajo, Sangre, el cual por cierto también pudimos ver en la muestra jerezana de danza flamenca y española.

Sin más pretensiones que agradar al respetable, esta supuesta vuelta de tuerca con Cambio de tercio en realidad consiste en la fórmula de siempre: energética danza española, regusto estético, vistosa puesta en escena y variedad y colorido en la elección de las piezas que componen el tablero de juego del Nuevo Ballet Español. Los sombreros cordobeses de ala ancha, el clavel en relieve en los trajes, los grandes abanicos, tirantes, zahones... De verdad les digo que me aburre tanto típico-tópico.

Baile ‘Cambio de tercio’           

Compañía Rojas & Rodríguez. Nuevo Ballet Español. Baile: Rojas & Rodríguez. Cuerpo de baile: María López, Pilar González, Verónica López, Raquel Tamarit. Cante: Davinia Jaén, Sandra Rincón. Guitarra: Daniel Jurado, Gaspar Rodríguez. Violín: Raúl Márquez. Percusión: Enrique Terrón. Idea original: Rojas y Rodríguez. Coreografía: Rojas y Rodríguez. Composición musical: Gaspar Rodríguez, Daniel Jurado, Thomas Potiron, Enrique Terrón, Manuel Liñán. Diseño técnico e iluminación: David Pérez. Diseño e ingeniero de sonido: Víctor Tomé. Diseño de vestuario: Vicente Soler, Carlos Rodríguez. Realización de vestuario: Dalmira, Pepón Zurita. Dirección artística: Rojas y Rodríguez. Lugar: Teatro Villamarta. Día: 11 de marzo. Hora: 21,00 horas. Aforo: Lleno.           

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