Hiniesta Cortés y su sevillanía inspiradora

Dentro del amplio número de bailaores y bailaoras de la actualidad podemos destacar a ese grupo que defiende el baile de raíz y que se niega a subirse al tren del modernismo. Al fin y al cabo, nadie ha dicho que una cosa sea mejor que otra por lo que la cuestión está en si transmite o no, si aburre o si emociona. Desde el discurso clásico del baile racial se presenta la sevillana Hiniesta Cortés en el Festival de Jerez, mostrando en ‘Mi Sentir’ un perfil en estado de gracia que, en plena madurez, gusta por su autenticidad.

Hiniesta vuelca toda su expresión en el cante que sale de las gargantas prodigiosas de Miguel Lavi, Miguel ‘El Londro’ y David ‘El Galli’, tres nombres que lo hacen todo más fácil, atractivo y llevadero. Es por ello que la bailaora se muestra tal y como es, dejando a cada uno de ellos inspirarse a su manera con libertad. Y ese disfrute se traslada al público, que consigue conectar sin problemas con una propuesta muy flamenca en la que asume el peso de la guitarra el inmenso Rafael Rodríguez, con su toque limpio y reluciente.

Lástima que cuando Hiniesta empezó su espectáculo aún no había acabado María Vargas en el Palacio de Villavicencio por lo que la mitad del aforo estaba vacío. Pero ahí estaba ella, la gran Cristina Hoyos, sentada y atenta.

Durante la más de hora y cuarto en la que se desarrolla la escena vemos un fondo negro, roto sólo al principio cuando aparece una imagen en blanco y negro del puente de Triana. Por tangos abrió la velada, con buenas hechuras y con ese toque seductor de cintura que exige este estilo.

Una vez que el ambiente está ya en sintonía, David ‘El Galli’ se entonó por trilla y Miguel Lavi hizo lo propio acordándose de Manolo Caracol en un fragmento de la zambra ‘Gitana Blanca’.

Salió la sevillana, de traje blanco, para interpretar guajiras, con abanico incluido. El zapateado le sirvió para seguir por tarantos, sin abandonar la escena. Mientras tanto, Rafael deslizaba sus dedos por las seis cuerdas de una guitarra embelesada. En la soleá hubo menos comunicación, pero en las alegrías consiguió de nuevo levantar al público. Concluyó por bulerías, con esa naturalidad que la caracteriza y satisfecha de su tarde en Jerez.