programación off

Manuel Agujetas se deja el alma en La Guarida del Ángel

  • No puede transmitir más que las verdades que posee. Un auténtico lujo para la afición que vino a verlo desde diferentes partes del mundo. Algunos japoneses, desde Barcelona, Huelva o Málaga

Más de dos horas de recital. Sonaron soleares y seguiriyas, de esas que ya no se escuchan. Un gitano que resulta ser la excepción de la regla.

No puede transmitir más que las verdades que posee. Un auténtico lujo para la afición que vino a verlo desde diferentes partes del mundo. Algunos japoneses, desde Barcelona, Huelva o Málaga.

También los de Jerez, que depositan en él la confianza de vivir lo más ancestral de la cultura flamenca. En él no existen los conjuros mágicos que desembocan en propuestas que ni se entienden ni se sienten. En su cante se recogen los melismas auténticos de una generación pasada.

Escalofriante son sus miradas a Carapiera o a Manuel Torre, pero él es él. No lo comparen con nadie porque su estilo es exclusivo. No es habitual verlo en salas de este tipo (La Guarida del Ángel), y por eso se apreció la cercanía con un hombre robusto y de carácter.

Las sensaciones que se respiraron fueron inexplicables, pues sólo los que lo vivieron pueden sentirlo. Domingo Rubichi lo acompañó magistralmente a la guitarra. También se sumó al baile su mujer Kanako que dio muestras del amor que profesa al flamenco de verdad.

Sin mirar el reloj nos introdujo en los fandangos hablado, sin prisas. Se bebió una infusión para la tos, seguía entonándose por martinetes.

La afición le gritaba. "El día que tú faltes se acaba esto Manuel". Se marcó hasta algunas saetas que ni en sueños podrán escucharse en Semana Santa.

Cuando concluye, volvemos a la realidad. Lo de Agujetas, como cantaor, es excepcional. Un alma viva que sigue encabezando el Olimpo de los Dioses del cante. Historia viva del cante de Jerez.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios