XXIII Festival de Jerez |Crítica 'Fase alterna'

Espacios enfrentados

Imágenes del espectáculo 'Fase alterna' de Marco Flores

Imágenes del espectáculo 'Fase alterna' de Marco Flores / foto © Miguel Ángel González (Jerez)

La vida son etapas, son fases, fases alternas en las que el artista, el intérprete evoluciona, explora, investiga, en definitiva, crece. Bajo ese prisma, Marco Flores se introduce en mundos poco transitados, mundos en los que sí que es cierto que nunca pierde su identidad, el flamenco, y que le sirven para mostrar nuevos discursos, nuevos lenguajes, nuevos espacios creativos. En esta amalagama de situaciones transcurre ‘Fase alterna’, la propuesta presentada ayer por el bailaor arcense en el Festival de Jerez.

Nos enfrentamos a un espectáculo denso, por momentos hasta muy abstracto, con mucho contenido, y que sitúa al intérprete en una constante lucha dialéctica, tanto en el espacio escénico como en el emocional y sobre todo en el musical. Es un continuo zamarrear para extraer lo mejor de sí mismos.

El escénico se nutre de la iluminación, que va sugiriendo estados de ánimos y ritmos, a través de los colores. El emocional, por su parte, discurre a través del baile. Marco se sumerge en territorios como el contemporáneo, ayudado por el gran trabajo de Sara Cano, y arropados por el cante de Mercedes Cortés, espectacular durante toda la noche, y Ana Romero, una especie de complemento a todo, ya que lo mismo escenifica, que baila o acompaña con las palmas.

Coreografías a dos, solos (magnífico el que echa el cierre al espectáculo y donde baila frente a una sombra, el anterior, poniendo pasos a una de las variaciones Goldberg de Juan Sebastián Bach) y pinceladas flamencas de gran talento, como la bulería que se marca a la hora de montaje, con braceos infinitos y juegos de muñecas exquisitos, o las cantiñas que desarrolla en la última parte del mismo (junto a la bulería de lo más aplaudido de la noche), conforman un montaje que va creciendo según pasan los minutos, y que intenta o bien con la música o bien con pequeños detalles (como el del humor) evitar caer en la monotonía, cosa en la que a veces se cae, dada la lentitud del desarrollo (sobre todo en la primera parte).

El tercer espacio que sustenta ‘Fase alterna’ es el sonoro, pues a lo largo de casi la hora y media que dura el espectáculo, se muestra un amplio catálogo de elementos, que va desde el flamenco, con serranas, granaínas, peteneras, tarantos, milongas, abandolaos, bulerías o cantiñas hasta una variación de Bach o una petenera mexicana; sin olvidar la inclusión de instrumentos como el piano, la marimba y por supuesto, la preciosa guitarra de José Almarcha, con un solo de farruca impecable.

En ese habitat, marcado por los límites y los radicalismos, se va del blanco al negro con facilidad, de la tempestad a la calma, de la quietud al nerviosismo. Así discurre toda la obra, cargada de altibajos y que conjuga instantes entretenidos con otros densos y difícilmente digeribles. No obstante, Marco Flores, en otra demostración de su capacidad artística, se mueve con soltura. No en vano, el público así lo despidió.

Compañia Marco Flores- ‘Fase alterna’ from Festival de Jerez Televisión on Vimeo.

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