XXIII Festival de Jerez | Crítica 'Tauromagia'

Un viaje al paraíso

Imágenes del espectáculo 'Tauromagia' de Mercedes Ruiz

Imágenes del espectáculo 'Tauromagia' de Mercedes Ruiz / FOTO © Miguel Ángel González (Jerez)

Un 3 de marzo de 2003, Mercedes Ruiz se presentaba en sociedad en el Festival de Jerez con ‘Dibujos en el aire’. Dieciséis años después, la genial bailaora reivindicó ayer en el Villamarta, con ‘Tauromagia’ que está a la altura de las más grandes.

Crece y crece sin parar la jerezana, que en todo este tiempo ha ido absorbiendo de otras disciplinas para ser cada vez mejor, hasta llegar a ser en lo que es, una artista maravillosa. En este proceso evolutivo, Mercedes ha dado un paso más, coreografiar sobre una obra ya hecha, ya no sólo sobre su propio baile, sino para un nutrido cuerpo de baile. Evidentemente, ya ofreció pinceladas de esta virtud en ‘Mi último secreto’, donde entonces le acompañaron Carmen Herrera y Vanesa Reyes, y cimentó esta capacidad trabajando junto a Antonio Najarro en 2015 para el Ballet Nacional. Sin embargo, con ‘Tauromagia’ viene a confirmar su valía hasta el punto de convertir, una gran obra musical, “una obra maestra”, como reconocía el otro día Santiago Lara, en un gran espectáculo, una circunstancia que no está al alcance de cualquiera.

En esta transformación, la mano de Francisco López juega un papel, como en sus últimas producciones, notable, al igual que el desempeño de la bailarina Ana Agraz, que imprime al ritmo del espectáculo un tempo y una mesura llamativa, además del contraste con Mercedes. Danza y flamenco.

Dentro de este proceso creativo es importante también el cuerpo de baile, con coreografías grupales muy trabajadas, la siempre fundamental aportación de David Lagos (un reloj suizo del cante porque nunca falla), la segunda guitarra de Paco León, las percusiones de Perico Navarro y Rafa Fontaiña, y hasta el teclado de José Amosa. Pero por encima de todo, el mérito tiene un nombre: Santiago Lara. Interpretar la música de Manolo Sanlúcar en directo, con todos y cada uno de sus matices, es una tarea arduo complicada, y que sólo se lo pueden permitir unos pocos privilegiados. Su pulsación, sus limpieza y su técnica se hacen notar durante todo el montaje, con la dificultad que eso entraña, sobre todo si su música es la que dirige toda la composición artística. Para entendernos, un mínimo fallo, descuadra el baile, de ahí que el mérito sea mayor.

Su ejecución en piezas como ‘Oración’, donde el bordón y el trémolo suenan a gloria, ‘Maestranza’ o ‘Tercio de varas’, por citar algunas, resultan grandiosas, desempolvando y devolviendo a la actualidad una composición que el pasado año cumplió tres décadas y que muchos (sobre todo los más jóvenes) desconocían. Un sacrilegio.

Mediante la guitarra de Santiago, Mercedes baila como nunca. No se puede bailar mejor. Se mueve con viveza, enérgica, y muestra su dualidad artística. Es salvaje por momentos, dulce por otros, es agresiva y sutil, es femenina y masculina. Mercedes lo borda en el zapateado, al bracear, con castañuelas, con bata de cola, con mantón... y su expresividad llega hasta el público que en más de una ocasión aplaudió con vehemencia sus números.

López hila bien cada tema, a los que condimenta con textos de Miguel Hernández que, en la voz de David Lagos, parece como si también formaran parte del disco. Sólo el funcionamiento de las luces rompió un guión perfecto.

Desde la ‘Nacencia’ del toro a la ‘Puerta del Príncipe’, Mercedes Ruiz y Ana Agraz, ayudadas por su impecable cuerpo de baile, entrecruzan sus caminos, el toro y el torero, el torero y el toro, siempre buscando sus principales recursos, sus virtudes dancísticas. El baile alcanza su máxima expresión, y culmina con la lectura, por parte del propio Manolo Sanlúcar, de otro poema de Miguel Hernández con el que termina la obra.

El público aplaudió y aplaudió sin parar durante varios minutos, convencido y encantado de lo que había visto.

Cía Mercedes Ruiz- ‘Tauromagia’ from Festival de Jerez Televisión on Vimeo.

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