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XXV Festival de Jerez

La bailaora Mónica Iglesias y Arcángel clausuran la XXV edición del Festival

  • ‘Tálamo’ es un diálogo entre danza y guitarra mientras que ‘Tablao’ es una apuesta por lo clásico

Macarena López, Arcángel, Mónica Iglesias y Luis Mariano, ayer en San Ginés.

Macarena López, Arcángel, Mónica Iglesias y Luis Mariano, ayer en San Ginés. / Manuel Aranda

La bailaora Mónica Iglesias y el cantaor Arcángel clausuran hoy el XXV Festival de Jerez. En esta última jornada el baile se trasladará a la Sala Compañía, donde Iglesias estrenará ‘Tálamo’, y el cante sonará en los Museos de la Atalaya, donde el artista onubense presenta ‘Tablao’, una propuesta que sirve para reivindicar esos lugares íntimos que cobijan al flamenco.

Un poema escénico, una oda a lo íntimo, a lo interno”. Así definió la bailaora madrileña afincada en Sevilla su nuevo espectáculo. Una propuesta donde se sirve de las cosas aparentemente frágiles e íntimas para mostrar la fuerza arrolladora que subyace en ellas. Así las cosas, en este ‘Tálamo’ Mónica Iglesias siente la necesidad vital de parar, de respirar y de coexistir con el otro y eso se traduce en su baile.

“Surgió antes de la pandemia esa necesidad de parar, de mirarnos desde dentro. Luego la vida nos paró y dio lugar a un montaje lleno de música y poesía”, añadió ante los medios de comunicación.

De algún modo la poesía escénica que define este montaje está presente en el íntimo diálogo que se establece entre la danza y la guitarra, un instrumento en las manos de Luis Mariano que, además de ser director musical, también ha participado en la idea original. El equipo artístico lo completa Antonio ‘El Pulga’ al cante y el violín de Yorrick Troman.

“Haremos flamenco, pero la música de Mariano tiene otros registros más dancísticos que me hacen volar”, confesó la bailaora. Y en ese vuelo también cobra protagonismo el violín de Yorrick Troman.

Mónica Iglesias utiliza el título de ‘Tálamo’ como un concepto con varias acepciones conectadas con su expresión artística: el tálamo cerebral donde anidan las pasiones y se transforman los estímulos en movimiento; el tálamo como matriz que da y recibe o el nupcial y el mortal. “Cada espectador lo entenderá de forma diferente, pero captará la esencia”, precisó. Un aroma que “apela al yo íntimo de cada persona”.

Su andadura en solitario comienza tras alzarse con el Premio Desplante del Festival del Cante de las Minas de La Unión. ‘Tálamo’ es el segundo trabajo de la bailaora. El primero fue ‘Bravata’, que se estrenó en 2019 con gran aceptación de crítica y público. Su personalidad y versatilidad ha quedado bien patente en los diversos proyectos en los que ha colaborado. Entre ellos, ‘Catedral’ de Patricia Guerrero.

De otro lado, el ‘Tablao’ de Arcángel, dentro del ciclo ‘Voces’ de los Museos de la Atalaya, es la personal apuesta del cantaor onubense en favor de los valores del cante clásico, al tiempo que un homenaje a esos lugares que proporcionan al flamenco una continuidad escénica, además de servir de aprendizaje y plataforma de muchos jóvenes valores.

Arcángel ha plasmado en un disco el sonido del directo -sin amplificación alguna para conservar ese “componente romántico”- de seis actuaciones en los más afamados y antiguos tablaos de ciudades como Sevilla, Madrid y Barcelona. Todo ello bajo la idea de captar el matiz inconfundible que emana de la cercanía del público.

No es el suyo un intento de buscar nuevas sensaciones en detrimento de la música en los grandes espacios, sino la reivindicación de estos tablaos como lugares íntimos que provocan estímulos profundos tanto en el espectador como en los artistas.

Y esas sensaciones cercanas y de comunicación directa con el público es lo que intentará conseguir Arcángel en los Museos de la Atalaya, acompañado por la guitarra de Dani de Morón, el baile de Macarena López y las palmas y coros de Los Mellis (Antonio y Manuel Montes Saavedra). Un grupo al que se ha incorporado también el cantaor Vicente Redondo ‘El Pecas’.

Para Arcángel, el tablao es “un sitio de culto para el flamenco”, donde ha podido superar su peculiar fobia hacia los sitios pequeños para desarrollar su calidad artística. “Me cuesta la cercanía con el público, me cuesta mentalizarme. Por eso también busqué enfrentarme con mi temor a actuar teniendo a la gente tan cerca”, explicó.

En cuanto a la presencia de Macarena López, dijo que “me gusta darle el sitio a la gente con credenciales”, gesto que agradeció la bailaora que, entre otras cosas, estará en el escenario bailando por caña.

“El ego nos debilita”, sentenció el cantaor onubense ante los medios de comunicación. Una reflexión en la que se mostró partidario de que los artistas abandonen sus “atalayas personales” y tomen conciencia de la necesidad de “luchar por un interés común”.

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