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XXIII Festival de Jerez | La Crítica 'Sierpe'

Mujer de serpiente

Vanesa Aibar en Sala Compañia

Vanesa Aibar en Sala Compañia / Manuel Aranda

Vanesa Aibar presentó ayer tarde en la Sala Compañía una arriesgada propuesta titulada ‘Sierpe’, que coloca a la serpiente como elemento simbólico en todas y cada una de sus leyendas. Este reptil ha servido a lo largo de los tiempos de mensaje mitológico hasta llegar a ser para algunos un animal detestado por acercar la mala suerte. No comparte esa reflexión, al parecer, la bailaora, pues utiliza el trasfondo de la víbora para mostrar su mensaje desde composiciones atrevidas, cargadas de erotismo y, sobre todo, feminismo. Valora en sí a la mujer como espejo de la libertad, así como ente decisivo e influyente en lo cotidiano destacando las facetas más representativas de este género, como la de la creación. Para conseguir sus objetivos asume la gran responsabilidad del espectáculo, aunque cuenta con la presencia de José Torres Vicente, a la guitarra, y con Rocío Guzmán y ‘Tremendo Hijo’, al cante.

La propuesta resulta densa por momentos y difícil de digerir por parte del público, no por ello deja de tener mensaje y sentido aunque exige un alto grado de implicación y generosidad de quien la presencia. Al haber una línea constante, da espacio a la distracción y necesitamos algún impulso musical que nos haga vibrar. El flamenco aparece por momentos, en cantes inacabados y no ejecutados como en la tradición.

Camina sobre todo en la música con movimientos de la danza contemporánea que a veces emana de lo jondo y otras de creaciones propias del Romanticismo, aprovechando ese hilo para seducir desde la sensualidad. La provocativa serpiente rapta el cuerpo del guitarrista consiguiendo posturas imposibles.

La mujer es representada en la dicotomía de la fiereza y en la dulzura, aunque entendemos bien, suponemos, el mensaje de la huida de la opresión que desde primer momento advierte la liberalización del género, alejado de cadenas que desde el génesis aparece como mito convirtiéndose hasta estos momentos en un asentado y desgraciado prejuicio.

Siempre la serpiente, siempre dejándose llevar por sones estridentes para arrastrarse por un escenario que no contó con más que con la presencia de su elenco. Sonó la trilla, pero sin parecerla, también la petenera, en cambios tonales, o la soleá, en la que aprovechó Vanesa para dejar claro que cuenta con unas cualidades técnicas envidiables y una figura en el escenario de sobrada belleza.

Su estilo dancístico llega ser aplaudido, sobre todo en los últimos momentos en los que suena la seguiriya y emplea su máxima expresión, visceralidad y coraje. Se despeina y utiliza el rojo de su vestido para colocar en alto la bandera de su poder, de su veneno artístico que sin quererlo provoca el letargo de algunos.

Vanesa Aibar from Festival de Jerez Televisión on Vimeo.

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