Flamenco 2013

Cinco años sin Paquera

  • Cinco años se cumplen el próximo 26 de abril desde que una maldita trombosis se la llevase a sus 69 años en la primavera de 2004

Un nudo en la garganta me recorrió el pasado Viernes Santo al ver a Parrilla de Jerez frente por frente a la Virgen del Valle, mecida en el sitio al son de la extraordinaria partitura que labró tiempo atrás el mítico guitarrista, cuando se encontraba en plenitud de facultades. A su lado, veía a Francisca Méndez Garrido agarrándole con fuerza sus manos. Aquella cantaora que lo eligiese como fiel escudero y no se separase nunca más de su sonanta. Como un espejismo.Como una simple ilusión. Cinco años se cumplen el próximo 26 de abril desde que una maldita trombosis se la llevase a sus 69 años en la primavera de 2004.

Cinco años sin La Paquera. Siempre admirada, eternamente recordada como Hija Predilecta de Jerez y sus cantes. La Reina de la Bulería sigue más presente y viva que nunca, aunque no con todo el reconocimiento palpable y permanente que merecería en su tierra natal, esa que ha paseado durante unos 50 años de carrera artística por todo el mundo. Ahora que su letrista de cabecera y autor de muchos de sus éxitos, Antonio Gallardo Molina, se suma a la nómina de hijos predilectos de la ciudad —merecido tributo concedido esta misma semana—, Francisca Méndez vuelve a cobrar más vida. Su figura inmortal sigue creciendo de forma exponencial conforme pasan los años.

Pese a que sigue faltando mucha documentación sobre su obra y leyenda, daños irreparables como su escasa producción fonográfica en su última etapa, no es menos cierto que quedan auténticos testamentos a nivel documental como Por Oriente sale el sol. La Paquera en Tokio, dirigida por el antropólogo moronero Fernando González-Caballos, y otra serie de recopilaciones y materiales que preservan su legado. Una de las voces autorizadas que más ha hecho por conservar ese testamento ha sido el flamencólogo Manuel Ríos Ruiz, quien rememorase su esplendor en el libro La Paquera, genio y figura del cante.

En su ciudad, la asociación peña flamenca Amigos de La Paquera de Jerez, con unas connotaciones mucho más especiales que una peña al uso y con una relación muy especial con la familia de la artista, tiene un objetivo claro: “Tratamos de que un horizonte de medio-largo plazo nazca un museo en la zona dedicado a una de las tres o cuatro figuras de referencia del flamenco de la segunda mitad del siglo XX”. Así lo explica Juan Salido, presidente de la peña, quien reconoce que “es preferible esperar el momento oportuno y adecuado, sin prisas y sin correr, contando con la familia, para que una figura de esta dimensión artística inconmensurable tenga la respuesta acorde y adecuada de su ciudad”. “Su dimensión artística merece un poso en el tiempo, todo tributo no se debe hacer de cualquier manera”, explica el presidente de la peña dedicada a la plazuelera.

En términos similares se expresa Jesús Méndez, sobrino de la cantaora y uno de los máximos exponentes que en la actualidad ofrece en el panorama flamenco la casta de los Méndez y los Paqueros.“Para mí ha sido lo máximo, una mujer y una artista con personalidad, con carácter, luchadora, que nadie le ha regalado nada. Me identifico mucho con ella”, comenta el joven cantaor jerezano. En este sentido, Méndez admite que es “un fallo enorme de todos, entre los que me incluyo, que la ciudad no le haya reconocido como se merece, que es mucho más pues su fama ha sido mundial, y la verdad que es una asignatura pendiente”.

Para Manuela Méndez, ‘La Chati’, sobrina y artista que vivió muy de cerca el impacto que ha supuesto el eco de La Paquera en el mundo del flamenco, estas fechas “siempre son dolorosas y muy especiales”, aunque “nos gusta recordar a mi tía como lo que fue, un genio que ha dejado una huella en el flamenco imborrable, que ha hecho escuela para que ‘mamen’ de su fuente nuevas generaciones”.

La Paquera fue una estrella desde sus comienzos artísticos y como tal fue una asidua del estudio de grabación desde el principio. Maldigo tus ojos verdes, los tientos de 1957 que se convirtieron en su primer éxito discográfico, son revisados ahora por La Macanita en su nuevo disco, siete años después de La luna de Tomasa. Otra prueba más de que el espíritu de Francisca Méndez nunca muere. Ahora espera un monumento que la inmortalice en su Plazuela, una escultura que la deje por siempre en su barrio.

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