Festival de Jerez

La otra cara del archivo flamenco

  • El amor por el cante, el toque y el baile de aficionados jerezanos ha convertido sus hogares en grandes focos de información cuyo valor pasa desapercibido para el ciudadano de a pie y las instituciones

Institucionalmente hablando, Jerez cuenta, (como bien recalca Francisco Perujo, director de la Agencia Andaluza, cada vez que presenta un acto), con el mayor archivo audiovisual del mundo en cuanto a flamenco, el Centro Andaluz de Flamenco, una verdadera joya al alcance de pocos y que en la mayoría de ocasiones, como ocurre casi siempre en esta ciudad, no se valora como debe. Sin embargo, ahondando en los entresijos del flamenco de ésta a la que llaman 'Cuna del Cante' encontramos verdaderos tesoros audiovisuales cuyo incalculable valor, que de no poner remedio acabarán siendo pasto del olvido o la humedad de cualquier lugar.

Bien es verdad que en los últimos años, y sobre todo con la llegada de internet y las nuevas tecnologías, estos fondos han perdido algo de valor, porque hoy en día cualquiera que entre en you tube o algún portal medianamente serio tiene acceso a documentos antaño impensable, como pueden ser grabaciones de la Niña de los Peines, Antonio Chacón o Manolo Caracol. No obstante, su profundidad y alternativas le convierten en un foco de información más que interesante.

En Jerez existen infinidad de buenos aficionados al flamenco en general que conservan un patrimonio significativo, ya sea grabaciones antiguas de radio, discos de vinilo e incluso material fotográfico. La mayoría de ellos comenzaron con este hobby a muy temprana edad y todos movidos por su enorme afición al flamenco.

Joaquín Rodríguez Rosado es uno de ellos. Recuerda que su fascinación por el coleccionismo aparece "desde que tengo uso de razón y ya tengo 72 años. Empecé comprando discos de pizarra con un compañero mío de trabajo y llegué a tener hasta un magnetofón de alambre, que no lo he visto más en mi vida".

La habitación de una antigua casa de vecinos jerezana es el centro de operaciones de este aficionado que pasa horas y horas realizando montajes de vídeo y tratando de conservar su patrimonio acústico. "Aquí me llevo muchas horas, unas veces para hacer mis propios montajes y pasar las viejas cintas de vídeo a dvd y otras para pasar las casettes a compact disc".

Fotos de Sordera, Agujetas o La Paquera inundan cada rincón del pequeño cuarto, un verdadero santuario de sonido. A pesar de su edad, Joaquín, incapaz de permanecer más de un minuto quieto, se maneja con soltura con la tecnología. Coge el ratón y planta cara a internet, tanto es así que ya tiene su propio blog y a veces "subo algunos vídeos a you tube". Y es que las nuevas tecnologías no suponen un problema. "Siempre me las he apañado solo. Cuando salía al mercado un aparato moderno era el primero en comprarlo. Lo cogía, tiraba las instrucciones, porque me marean, y lo ponía a funcionar. También, como yo trabajaba en la base, adquiría aparatos más modernos que me servían de mucho".

Su colección es amplia y cuantiosa. Casi mil cintas de casettes componen su arsenal, y muchas de ellas, "creo que unas 240", son grabaciones en directo. "Yo soy miembro de la Peña Los Cernícalos y por lo general las cosas que hacíamos allí siempre las grababa", relata. No faltan las bobinas, los discos de vinilo y los de pizarra "aunque muchos de ellos, junto con los que tenía de cilindro de cera, los vendí al Centro Andaluz y allí están expuestos".

Su mayor tesoro, no obstante, son unas grabaciones de vídeo, cuya calidad y sonido sorprende, realizadas en la década de los 70. "En esa época me compré una cámara de cine de ocho milímetros pero con sonido con la que grabé a Terremoto, Tío Juane, Tío Borrico, Agujetas...También tengo un recital de Salmonete, con 14 años, y que le toca un jovencísimo Manolo Franco. Creo que estas son las cosas que más aprecio le tengo porque son cosas que no las tiene nadie y que tienen un gran valor. La de Tío Juane, por ejemplo, fue en la antigua Peña de la Bulería y era la primera vez que cantaba en público", comenta entre risas.

Con tanto vivido y sobre todo oído porque sostiene que "para escuchar flamenco "hay que tener una sensibilidad especial", Joaquín Rodríguez reconoce que "el flamenco en general no se va a perder, pero sí el flamenco tradicional que hemos conocido siempre los mayores. Hoy no hay voces para eso. Yo voy a escuchar un recital a cualquier peña y luego vengo aquí y pongo una seguiriya de Chocolate me entra risa. Este es el flamenco, aquello no vale nada. Si tú haces un puchero y no le echas la sal ni yerbabuena el puchero no sabe a nada y en el cante pasa lo mismo".

Otro verdadero tesoro audiovisual e incluso literario, lo encontramos justo antes de llegar a Cuartillos. Y es que desde hace más de cincuenta años, Diego Alba Villagrán reúne en su humilde hogar todo este tipo de material.

Su morada nos da la bienvenida con un busto de Antonio Chacón para él "el cantaor que más me gusta porque ha dado una habilidad enorme al cante y unos conocimientos. Ya no era lo que cantaba sino el respeto que se le tenía cuando llegaba a algún sitio. También me gusta Manuel Torre, Caracol, El Mojama, Vallejo..., pero como él no".

Una habitación plagada de cuadros, equipos de grabación e infinidad de armarios repletos de cintas y discos de vinilo nos abruma. "En esta casa llegué a tener 5.300 libros, ahora hay 3.500, casi todos de flamenco o que tienen relación de alguna forma u otra con el flamenco. Tengo 4.000 casettes, cintas de vídeo, discos de pizarra de 1900 incluso un cilindro de cera del año 1893".

Su conocimiento sobre el mundo del flamenco es amplio "he colaborado con muchos medios de comunicación. Estuve siete años con Ramírez Heredia en Radio Nacional, y aquí inauguré Onda Jerez Radio con el Archivo del Cante Andaluz. También he hecho cosas en la Cope, en fin, un poco de todo".

Precisamente con esa denominación, Archivo del Cante Andaluz, define Diego Alba a toda su colección en la que encontramos un estudio de investigación ambicioso en el que se recogen "unas quinientas patentes de cantes que hay en España".

Es tal el nivel de su colección que ni siquiera se atreve a elegir alguna en concreto. "Ni yo mismo me he dado cuenta de qué me gusta más. Lo único que sé es que conseguir todo me ha costado trabajo y sobre todo dinero. Ah, bueno tengo un disco inédito de Carbonerillo, grabado en Sevilla, que es una maravilla. Hace poco vinieron por él una discográfica pero querían que lo regalara. Carbonerillo murió con 31 años y hay pocas cosas de él ".

Por su casa han pasado "muchos cantaores y aficionados que vienen a investigar algunas cosas", e incluso reconoce que "me han dado algunos premios, y no he hecho más cosas porque soy muy arisco, no sirvo para quitarle las pelusas a nadie".

Después de tanto de sacrificio, Diego se muestra algo contrariado por miedo a que todo acabe en saco roto. "Hace poco pedí al Ayuntamiento que todas estas antologías del cante que tengo en vinilo se pasaran a cd porque si no se iban a perder, pero nada. Al final lo tendré que hacer yo y se quedará aquí", resalta.

"Últimamente, -prosigue-, he hablado con Cristina Hereen a través de mi amiga Luisa Triana, y me ha dicho que está interesada en mi colección. De cualquier forma, aún no hemos hablado en profundidad".

Como buen aficionado al flamenco, Diego Alba Villagrán se muestra muy crítico con todo lo actual. A su entender, "esto al final se perderá. Para escuchar cantes terminados, en los que se sepa vocalizar bien, que no se pierdan las formas, hay que ir a los discos. Hoy se canta de distinta manera, y lo entiendo porque hay que ir con los tiempos, pero también quiero satisfacerme de lo que oigo. Hoy día todo está bien, hombre, pero ¿cómo va a estar bien todo?".

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