-¿Cómo surge el enfoque tan especial que encierra este trabajo?

-Bueno, yo he cambiado de mánager, y al cambiar, tenía mucha ilusión de hacer un disco de flamenco. La idea surge de Toni García, que ha sido el promotor y el que ha puesto la parte económica para todo esto. Empezamos a llamar a compañeros en función del tipo de cante que quería hacer en el disco, y al final se quedaron como ocho o nueve compañeros fuera, como Cañizares, Gerardo Núñez, Tomatito... Es un homenaje que estas personas me han brindado desinteresadamente, nadie ha cobrado un duro, sólo les bastaba estar ahí con su Pele, como ellos dicen. Se ha hecho un buen trabajo, yo qué voy a decir, pero está muy mimado, muy cuidado y hay que agradecer a cada uno de los participantes su aportación al disco. Ahora sólo queda esperar que tenga buena aceptación y sea recibido con el cariño con el que lo hemos hecho.

-¿Ha sido complicado ajustar su cante a guitarristas tan heterogéneos como son los que finalmente han pasado por el estudio?

-Bah, eso es lo más sencillo del mundo porque ten en cuenta que a casi todos los he llevado tocando: Juan Carlos Romero, Miguel Ángel Cortés, Niño Pura, los dos Moraos (Manuel y Diego)... No ha habido problemas ni complicaciones, al contrario, lo hemos pasado muy bien porque me conocen hasta cuando respiro.

-Es significativa la ausencia de Vicente Amigo en el trabajo, supongo que premeditada...

-Sí, por supuesto.

-Pero a cambio le dedica un tema.

-Le dedico un tema porque él me ha dedicado tres en sus disco y le he querido devolver la pelota con Amigo Vicente. El próximo disco lo quiere hacer él entero, de ahí su ausencia. Estaremos juntos de nuevo.

-Tras el exitazo de Canto, que hicieron casi al alimón, ¿era difícil superar un listón tan alto, verdad?

-Era difícil, sí. Pero este disco no tiene nada que ver con Canto. Es un disco más puro. Lo comparo con La fuente de lo jondo, es un disco puro, pero innovador a la vez. La seguiriya está totalmente refrescada, moderna... Es muy puro pero muy fresco, de las alegrías ni te cuento. Hemos intentado cuidar al máximo posible la producción del disco para que el aficionado lo guarde en sus archivos, puesto que tiene muy pocas posibilidades hoy día de encontrar un disco flamenco en condiciones, es difícil que no se haya hecho al gusto de la casa discográfica de grabar temas por cojones.

-Ahora que menciona La fuente de lo jondo, que también produjo Isidro Muñoz, ¿hasta qué punto influye su mano en este disco?

-Influye mucho. Isidro es la clásica persona que nadie se quiere encontrar en un estudio. ¿Por qué? Por lo exigente que es, quiere que salga todo perfecto y cuando el trabajo está terminado te alegras del esfuerzo realizado. Y repite, y repite, y acuérdate de Tío Borrico, y acuérdate... A las once de la mañana no se puede cantar por seguiriyas, pero él te mete los dedos como si fuesen las tres de la mañana. Es una garantía tener a Isidro en un disco, pero para tener los nervios en su sitio. Yo lo entiendo perfectamente, lo quiero y por eso está en mi disco, por lo exigente que es. Nadie hace un disco más puro que Isidro y yo quería eso.

-Y también es capaz de hallar 'pelotazos' comerciales...

-Hombre, le hace falta material de partida. No le puedes pedir peras al olmo. Él es muy delicado y no se mete con cualquier en un estudio. Si consigues que se meta en un estudio contigo, con todas las irritaciones y fatigas que te pueda dar, al final te alegras.

-Este álbum contiene muchas letras propias, ¿considera importante que los artistas sean capaces de dar una vuelta de tuerca y componer tercios propios?

-Es muy importante, es muy importante, puesto que las letras muchas veces no tienen que ser tan trágicas. Estamos muy antiguos y las letras deben ir progresando e innovándose. Ya en La fuente de lo jondo empezamos a hablar de los astros, ya empezábamos a hacer cosas. A mi me gusta mucho escribir, expongo mi trabajo junto con lo que tiene Isidro y él dice: 'esto es mejor que lo mío' y viceversa. Buscamos un trabajo, no temitas sueltos. Al final, se ha logrado lo que queríamos.

-'Ocho guitarras... y un piano' es la demostración de que aún pueden hacerse discos 'por derecho' y ajenos a patrones comerciales.

-El flamenco es lo más importante del mundo, la más cultura más antigua e importante de todas, y que me respeten las demás. Quiero decirle a la gente que llama 'nuevo flamenco' que tenga cuidado porque le hacen daño al flamenco. Estos 'nuevos flamencos' que cogen una guitarrita y cantan dos letritas hablando de los porros... El flamenco es mucho más importante que todo eso. El flamenco de Tía Anica, Tío José de Paula, Terremoto... ¿Dónde vamos a parar, señores? El flamenco es otro mundo, que elijan otra forma de vender su producto. Yo no vendo, yo hago flamenco puro. Que ellos respeten mi música.

-Pero parece un problema más de los mercaderes, de las discográficas, que de los propios artistas...

-Pero es lo que estamos hablando, quieren vender y no saben cómo. No venden el auténtico flamenco y venden mierda. Y eso me rebela. Soy el papá de Poveda y Arcángel, los únicos que estamos intentando hacer algo. Estaba Morente, pero últimamente se ha venido abajo, le está haciendo más daño al flamenco que otra cosa. Las fusiones son confusiones y engañan a la gente. Flamenco es templarse a cantar por soleá o por seguiriya.

-¿Cómo has visto evolucionar el flamenco desde sus comienzos?

-El flamenco no ha evolucionado desde entonces. Las casas discográficas no lo apoyan. Ahí está Pitingo, que cantaba flamenco mejor o peor, no se comió nada y ahí está. Es una vergüenza para el flamenco si a eso le llaman así. En el cante no ha habido evolución, en la guitarra y el baile ha habido mucha.

-No dibuja un futuro para el flamenco demasiado optimista...

-El flamenco no se va a perder, pero tampoco lo vamos a encontrar, no se promociona aquí, se lo llevan fuera. Es una pena. El próximo disco que haga no tendrá nada que ver con esto. Iré a llevármelo porque esto me está costando dinero y también tengo una familia. Pero mi aportación ya está ahí. Ya he dejado algo: cuatro discos de flamenco.