La crítica

El latir de la revolución

  • 'La Consagración', la última creación de Rafael Estévez y Nani Paños, trata de reflejar, de una manera muy sugerente, el poder de las revueltas sociales.

En estos tiempos que corren, donde el clamor social es una realidad constante, 'La Consagración', la última creación de Rafael Estévez y Nani Paños, no podía tener mejor marco. Con su habitual minimalismo y con un trabajo de campo detrás de horas y horas de estudio, ambos bailarines tratan de reflejar, de una manera muy sugerente, el poder de las revueltas sociales, las injusticias del amo sobre el proletariado y todo ese sentimiento de rebeldía producido a lo largo de la historia, sea cual sea la tierra o el lugar.

No obstante, para esta ocasión el trasfondo donde se desarrolla la historia es la propia Andalucía, que ha vivido de cerca todos y cada una de las directrices que abanderan Estévez y Paños. Y nada mejor que el acervo de los cantes autóctonos, los de trilla y gañanías, para ilustrarlo.

La obra en sí está dividida en dos partes, una netamente flamenca y con un carácter enciclopédico loable, y una segunda en la que se pretende resaltar la fascinación que los autores tienen sobre los antiguos ballets rusos de Sergei Diaghilev y Vatzlav Nijinsky. La música de Igor Stravinsky es el hilo conductor y sobre ella gira todo un lenguaje dancístico impecable, una narración con la suficiente autonomía para contar por sí sola una historia real.

Si en la primera parte es Rafael Estévez quien se erige como protagonista de la obra, tomando un papel principal, en la segunda es Nani Paños quien enarbola la bandera de la revolución con una interpretación apabullante, mezcla de sensibilidad y arrojo. Junto a ellos la sombra alargada del gran Antonio Canales quien pese a su estado físico sigue dejando retazos de maestría. El sevillano, el líder revolucionario, templa con arte su aparición y su sola figura sirve para llenar la escena.

Pero volvamos al principio, a la primera parte. Desde ahí, y bajo el universo del campo andaluz, Estévez y Paños tejen una historia dominada por las coreografías múltiples, algo muy propio en sus espectáculos, llegando a congregar en el escenario a 16 personas. Todo está perfectamente estudiado y afinado y detalles como la labranza, la recolección o el arado de las bestias están incluidos en las coreografías con una perfección y una originalidad sobresaliente.

Esta primera parte, denominada 'Tierra', destaca también por su alto contenido histórico, al menos en lo que respecta al cante, pues aglutina a gran parte del folklore campero flamenco. Aquí, por su trascendencia y aportación, Jerez está presente, y no sólo con los tradicionales cantes de gañanía, sino también con las acepciones personales que añadieron a ellas nombres como Tío José de Paula, Tío Juanichi El Manijero o Frijones por seguiriyas. La pena es que si David El Galli, cuya voz es la más idónea para esta faceta, e Israel Fernández bordan los estilos de Tío Juanichi y Frijones, respectivamente, no ocurre lo mismo con El Falo que desvirtúa, con melismas innecesarios, el cante de Tío José de Paula.

El mismo lenguaje sigue manteniéndose en la segunda parte, 'La consagración de la Primavera', que no es más que una oda a la revolución proletaria. Aquí, y pese a que el final está más que cantado, los bailarines estiran al máximo su concepción artística basando todo el contenido en la música de Stravinsky. A pesar de la diferencia que sobre el papel pueda llegar a parecer, la trama fluye con dinamismo y rapidez, de nuevo con predominio de la coreografía grupal. La revolución acaba con la represión, pero la moraleja es clara: Quien olvida su historia está condenado a repetirla.

Baile

La consagración  

Dirección, idea original y coreografía: Rafael Estévez y Valeriano Paños. Artista Invitado: Antonio Canales. Colaboración especial (coreografía y baile): Antonio Ruz. Bailarines solistas: Rosana Romero. Elenco de bailarines: Sara Jiménez, Macarena López, Carmen Manzanera, Verónica Llavero, Ana Latorre, Andoitz Ruibal, Daniel Morillo, Jesús Perona y Manuel Ramírez. Cante: Rafael Jiménez ‘Falo’, Sandra Carrasco, David El Galli e Israel Fernández. Música: Popular Flamenco, Folklore, Igor Stravinsky. Diseño de iluminación: Olga García. Sonido: Chipi Cacheda. Vestuario: Daniela Presta. Regiduría: Tania R. Gago. Producción: Estévez y Paños. Día: 1 de marzo. Lugar: Teatro Villamarta. Aforo: Lleno.

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