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Memoria me dio 'pa' ti...

Juana La Macarrona: "A mí nadie me ha llenado como don Antonio"

  • Juana Vargas de las Heras Pasó a la historia por ser una de las más grandes bailaoras que ha dado el flamenco

Una imagen de Juana La Macarrona.

Una imagen de Juana La Macarrona.

Juana Vargas de las Heras (1870-1947) ha pasado a la historia por ser una de las más grandes bailaoras que ha dado el flamenco. Desde este pequeño rincón, y a colación de que el pasado viernes Rafaela Carrasco le rindiera homenaje con el Ballet Flamenco de Andalucía, queremos recuperar algunas de las entrevistas que concedió a lo largo de su vida. De su baile, en lo que respecta al tema visual, no se tienen referencias, y una de las pocas apariciones la podemos observar en la película Eugenia de Montijo de 1944, cuando interpreta, ya muy mayor, el papel de gitana que echa la buenaventura a la protagonista, Amparo Rivelles.

De ella y de su baile se han vertido multitud de comentarios y definiciones, sin embargo, una de las más llamativas la encontramos en el libro 'Arte y artistas flamencos' de Fernando el de Triana quien dice de ella: "Ésta es la que hace muchos años reina en el arte de bailar flamenco, porque la dotó Dios de todo lo necesario para que así sea: cara gitana, figura escultural, flexibilidad enel cuerpo, y gracia en los movimientos y contorsiones, sencillamente inimitables".

Nacida en el barrio de Santiago en el seno de una familia de artistas, su padre era guitarrista y su madre cantaora, según cuenta en una entrevista a ABC cifrada el 15 de diciembre de 1945. "Mi padre tocaba la guitarra y mi madre se cantiñeaba. Cuando yo tenía diez años, me llevaban a la Feria, me ponían encima de una mesa, donde yo bailaba, y luego pasaban la batea".

Cuando se le preguntaba por la procedencia de su baile decía: "Yo salí así. Éramos muy pobres y no podíamos costearnos un maestro. Yo aprendía de ver a los chiquillos, de ver bailar en la feria".

La Macarrona habla de las alegrías como "mi primer baile de éxito". De hecho, en la entrevista relata que tras verla bailar en el Café de Silverio el torero Luis Mazzantini la lleva a Madrid, y de ahí a París, donde se celebraba la exposición universal de 1889. "Le bailé al zar de Rusia y Isabel II que estaba allí", relata orgullosa.

Juana recordaba las famosas 'juergas' donde "se cantaba por seguiriyas y se bailaba por alegrías. Duraban dos o tres días". Al acordarse de algunos artistas nombra a Chacón. "¡Cómo cantaba Chacón!A mí nadie me ha llenado como don Antonio. Y también Manuel Torres y la Niña de los Peines". El periodista le pregunta entonces por el cante actual y afirma: "Me gusta Caracolillo (por Caracol), Canalejas y también Vallejo".

La bailaora cuenta que por participar en Eugenia de Montijo "me dieron trescientas pesetas" y apesadumbrada recuerda el dinero que ha ganado. "He ganado mucho, como pa comprá tres o cuatro docenas de fincas y muchas joyas. Pero lo que pasa en la flamenquería, como no tenemos cabeza pa ná cuando volví la cara ya tenía aquí la vejez y la enfermedad".

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