Hablando en Plata

Los palos del baile flamencoLas seguiriyas

Muchos aficionados ignoran que no siempre se bailó igual por todos los palos. Incluso no saben que los bailes fueron naciendo, poco a poco, gracias al ingenio creativo de destacados bailaores y bailarines. Porque, antiguamente, no todos los cantes tenían sus propios bailes. La mayoría no se bailaban porque se les consideraba no bailables. Pero, poco a poco, fueron surgiendo unos tras otros, hasta llegar a dotar de baile propio a casi todos los cantes de la baraja flamenca. Incluso estilos como las nanas y los cantes de trilla, han llegado a bailarse en escenarios teatrales; aunque la verdad sea que no se han prodigado en demasía.

Ya vimos el baile por alegrías de Cádiz y hoy nos hemos de referir a las seguiriyas que yo viera bailar, con larga bata de cola blanca, aquí en el Teatro Villamarta, a la gloriosa Carmen Amaya, una noche de abril de 1953, la única vez que, según creo recordar, actuó la gran artista en nuestra ciudad; no habiéndolo hecho antes porque, según declaró a mi maestro el célebre periodista Miorgo, en una entrevista que éste le hizo, en Jerez se entendía mucho de baile y el público jerezano le imponía mucho respeto.

Aquella noche, Carmen Amaya, bailaría en la primera parte fandangos y soleares, acompañada al cante por Chiquito de Triana y a la guitarra por Mario Escudero y su marido, el montañés de Santander, Juan Antonio Agüero. En la segunda parte, hizo el bolero de Ravel y las admirables seguiriyas que nunca podré olvidar, con el mismo cantaor, los mismos guitarristas y sus hermanos los bailarines Antonio y Diego Amaya. El remate del inolvidable espectáculo sería por fiesta, con Carmen y toda la compañía que finalizaría con 'Las bodas de Luis Alonso', del maestro Giménez, acompañada la bailaora de las primeras y primeros bailarines de su elenco.

Otra gran bailaora, no tan famosa como la Amaya, que también nos dejó un gratísimo recuerdo, bailando maravillosamente, también con idéntica bata blanca de cola, por seguiriyas, sería la bellísima Dolores Vargas, llamada "el Terremoto Moreno" , hermana del recordado Príncipe Gitano, al que yo entrevisté para el diario "Ayer", el mismo año que vino al Villamarta Carmen Amaya. Ambos hermanos encabezaban el espectáculo de Ochaita, Valerio y Solano, "Cariño de legionario". Una fantasía lírica, que servía de pretexto para hilvanar una serie de cantes y bailes.

Recuerdo que Dolores bailó la seguiriya, casi al comienzo de la segunda parte de su espectáculo, acompañada a la guitarra por su primo Pepe Castellón, tras el recitado de un poema a dicho baile del galán y primer actor de la compañía, Angel Terrón., y cantando Juan Valencia. Fue todo un gran éxito de la tonadillera y bailaora levantina. Al día siguiente nos iríamos Castellón, y su primo Antón Vargas, también guitarrista y hermano de Dolores y el Principe a que conocieran la bodega de González Byass. Y no quiero olvidarme de la joven y gran pareja de baile María Martín y Paco Torres, que bailaron soleares, boleros y panaderos, y a los cuales también entrevisté, para mi periódico.

La seguiriya, dicen que la inventó Vicente Escudero, que fue otro revolucionario del baile clásico flamenco y el que dictó el célebre decálogo que muchos bailarines aprendieron a guardar y otros muchos han olvidado después de practicar. Vicente fue un genio de los que sólo nace uno cada siglo. Su baile estaba totalmente basado en la sobriedad y la austeridad más absoluta.

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