Hablando en Plata

Los palos del baile flamencoLos tangos

Sostienen algunos investigadores y eruditos del baile flamenco que unos de los más antiguos son los tangos; a los que conceden un origen afrocubano; que empiezan a popularizarse en España, en la segunda mitad del siglo XIX, apuntándose como una posible intérprete de los mismos, a una desconocida Pepa la Jerezana. Dice la docta investigadora Eulalia Pablo Lozano que "la investigación actual del flamenco señala al tango como descendiente directo del tango americano o tango de negros. Su cuna, pues, habría sido la zona sabrosona y picante del Caribe". Uno de los tangos más antiguos, y que aún se baila en las zambras gitanas de las cuevas de Granada, es el conocido como Tango de los Merengazos.

Los tangos se teatralizan, primero, con los artistas profesionales, que lo suben al escenario del jerezano Teatro Principal, siendo uno de ellos, curiosamente, el célebre cantaor Curro Durse, de Cádiz, quien lo bailaba al estilo de los negros americanos, allá por los años sesenta del XIX, y que hoy nada tienen ya de tan arcaicos y primerizos orígenes. Prevaleciendo más bien actualmente algunos sones locales, como los de Triana, y otros propios de sus cantaores más populares. Sin olvidarnos de los muy conocidos tangos extremeños que tan del gusto son de muchos intérpretes y de no menos buenos aficionados.

El tango americano entró por Cádiz, como la guajira, la milonga y otros aires de aquellas tierras que nuestros cantaores se trajeron, al volver de sus excursiones artísticas, en busca de mejores ganancias. Y con su buena plata en los bolsillos, como vinieron Silverio y más tarde Pepe el de la Matrona, introdujeron el tango, entre suspiros de manzanilla y, a veces, adaptándolos al compás chirigotero de los carnavales gaditanos. Pero, sin embargo, otros tangos los trajeron desde la ingrata Manigua aquellos gloriosos supervivientes de la guerra de Cuba, que adaptaron a las viejas melodías que guardaban en sus pechos, la gracia increíble de nuevas letras, compuestas al son de problemas locales. Como aquella copla de "los duros antiguos, que tanto dieron en Cai que hablar" o "Van a poner en Puerto Chico / una fuente luminosa / y la plaza de las Canastas / se alumbra con mariposas", que algunos cantaban sobre los viejos coches de caballos, cuando tenían que irse fuera de las murallas, para seguir de jarana, porque la autoridad municipal prohibía cantar, "después de las once de la noche".

Aquí, en Jerez, en el siglo XVI, ya cantaban y bailaban los esclavos prietos, como se decía de los negros y negras, quienes los días de fiesta recorrían de noche, las calles de los arrabales, tal vez interpretando, entre otros cantes y bailes, sus primitivos tangos, al compás de gestos y contorsiones pícaras y lascivas, y haciendo sonar sus panderos, atabales y otros instrumentos; por lo que fueron conocidos como "esclavos fandangueros" o juerguistas y, por ello, perseguidos también por las rondas de vigilancia nocturna, que solía castigarles con pena de cárcel o de azotes.

Esa, tal vez, sea la procedencia, el origen extra-flamenco más antiguo y documentado, que se conozca de los viejos tangos, ya convertidos en el XIX en flamencos, entre otros por Manuel Torre, que se iniciaría artísticamente como cantaor de tangos, y, cuyo baile, majestuoso, serio y ritual parece atribuirse a un antiguo bailaor madrileño, conocido por Joaquín el Feo .

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