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Francia apunta al cambio

  • Sarkozy busca la reelección ante Hollande, al que todos los sondeos dan como favorito aunque las distancias se han recortado · La victoria del socialista sería beneficiosa para los intereses españoles

Los franceses de ultramar comenzaron a votar ayer en la segunda vuelta de los comicios presidenciales, que se presentan muy reñidos entre Nicolas Sarkozy y François Hollande, un día antes de las elecciones en la metrópoli.

Los cerca de 1,7 millones de franceses de los territorios en el continente americano tenían cita con las urnas desde las 10:00  GMT para depositar su voto, en una elección considerada "histórica" por los medios de comunicación franceses, que destacaron el estrecho margen que los sondeos dan a ambos candidatos, el conservador Sarkozy y el socialista Hollande.

"El domingo, todo es posible", tituló ayer el diario Libération, mientras que Le Figaro hablaba en su portada del "destino de Francia" como el que se juega en las elecciones presidenciales, en las que Sarkozy intentará conseguir la reelección frente a Hollande, a quien todos los sondeos dan como favorito.

Sin embargo, la ventaja de este último se redujo en los últimos días hasta situarse en tan solo un mínimo de unos cuatro puntos por delante de Sarkozy en los sondeos que se publicaron en Francia hasta la medianoche del viernes, cuando concluyó una intensa campaña electoral marcada hasta el final por sorpresas.

Entre éstas, destacada el anuncio del ex candidato centrista François Bayrou, quien comunicó que votará por Hollande, con lo que dio un giro inesperado que puede modificar el sentido que se preveía que tendría el voto de los seguidores de su MoDem, un partido de centro con más inclinación natural hacia la gubernamental Unión por un Movimiento Popular (UMP) de Sarkozy.

Desde el mediodía, hora de París, se votaba ya en Saint-Pierre et Miquelon, frente a las costas de Canadá, y posteriormente se permitió el acceso a los centros de votación de Guayana, Guadalupe, Martinica, Saint-Barthélemy, Saint Martin y representaciones diplomáticas galas en los países americanos.

Esta votación adelantada a la víspera en esas zonas del planeta con población francesa se organiza para evitar que, dadas las diferencias horarias, una coincidencia en el día con la de la metrópoli pudiera influir en el sentido del voto de quienes quedaran por depositar su papeleta.

Luego las votaciones continúan en la Polinesa Francesa, Wallis et Futuna y Nueva Caledonia, de manera que cuando los últimos colegios electorales cierren en esos territorios comenzarán a abrir los de la metrópoli, donde la votación se desarrolla desde las 08:00, horas locales del domingo (06:00 GMT). En el día de ayer, en que estaban prohibidas las manifestaciones políticas para hacer proselitismo electoral, Sarkozy y Hollande mantuvieron una agenda más calmada: familiar en el caso de la del presidente, pública en su feudo de Corréze (centro-sur) para el socialista, que se dejó ver en un mercado.

En total, cerca de 45,5 millones de electores (un censo similar al de hace cinco años) decidirán entre ayer y hoy quién será el nuevo presidente de la República para un nuevo período de cinco años.

La posible victoria del candidato socialista podría tener un efecto beneficioso para los intereses de España por la presión que puede llevar a cabo para "minimizar el impacto apremiante" de las políticas de la UE.

Es la apuesta en la que coinciden varios expertos consultados por Efe: el director de la oficina en Madrid del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, Ignacio Torreblanca, el investigador del Instituto Elcano Ignacio Molina, y el director general de la fundación Ciudadanía y Valores, José María Román. Estos investigadores se suman así a la preferencia por Hollande ya expresada por la mayoría de los partidos políticos españoles, que se han decantado por el socialdemócrata de forma explícita, salvo en el caso del PP, que subraya que "gane quien gane", lo "fundamental" es la estabilidad política en aquel país.

Por su parte, tanto Torreblanca como Molina aseguran que la llegada al Elíseo de Hollande supondría una importante ayuda para "flexibilizar" la postura de la UE hacia España en cuestiones relativas al empleo y los ajustes exigidos para cumplir el objetivo de déficit. Molina considera "imposible" encontrar unas elecciones francesas que tengan mayor "impacto indirecto" para España y otros países que viven "una situación delicada" por la crisis.

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