Crisis matrimonial en el Principado

Alberto y Charlene firman un acuerdo de separación (de puertas adentro)

La princesa Charlene, con gesto serio, en su reaparición en Mónaco el pasado 30 de abril.

La princesa Charlene, con gesto serio, en su reaparición en Mónaco el pasado 30 de abril. / Efe

Alberto II de Mónaco y la que todavía es su mujer, Charlene, han llegado a un acuerdo amistoso para evitar el anuncio oficial de separación y seguir mostrando al mundo la imagen de que son matrimonio, pero haciendo cada uno su vida "independiente" en el terreno privado.

Charlene, con Alberto de Mónaco y sus mellizos, el pasado 30 de abril en su reaparición oficial en público- Charlene, con Alberto de Mónaco y sus mellizos, el pasado 30 de abril en su reaparición oficial en público-

Charlene, con Alberto de Mónaco y sus mellizos, el pasado 30 de abril en su reaparición oficial en público- / Efe

La revista francesa Voici apunta a un convenio, ya suscrito por ambos, por el que Charlene percibiría 12 millones de euros al año, pero la consorte fijaría su residencia fuera del Principado, en concreto en Ginebra. Dicha cantidad se destinaría a los gastos personales de la princesa -que, de hecho, lo seguiría siendo- y vivir en Suiza le posibilitaría visitar a sus hijos, los mellizos Jacques y Gabriella, cada vez que quiera. Por supuesto desde Palacio no se ha emitido comunicado alguno, al menos de momento, que confirme o desmienta esta información.

El príncipe Alberto II podría evitar así el fantasma de la separación oficial, a la vez que establece una serie de responsabilidades por parte de la madre de su heredero y de su hija (en Mónaco aún sigue siendo el varón el destinado al trono). Entre ellas se encuentran el cuidado de los niños -aunque continuarán su educación en Mónaco- y la presencia oficial de Charlene en los actos más destacados de la vida social del Principado. Por lo tanto, ambos aceptan asumir una vida independiente mientras la princesa tenga una presencia regular en la agenda social monegasca.

Voici ha destapado también que el acuerdo incluye otros aspectos ventajosos no sólo para Charlene sino para otros miembros de su familia. Monaco Tribune anunciaba recientemente que Gareth Wittstock, hermano de la princesa, obtenía la nacionalidad monegasca el pasado 27 de abril, lo que le convierte en ciudadano de pleno derecho del Principado, donde vive desde la boda de su hermana en 2011. Gareth es el secretario general de la fundación que lleva el nombre de Charlene y al menos otros cuatro miembros de los Wittstock también obtienen sus ingresos de dicha fundación. Un divorcio entre los príncipes de Mónaco no sería nada beneficioso para ellos.

La princesa Charlene y su hermano, Gareth Wittstock. La princesa Charlene y su hermano, Gareth Wittstock.

La princesa Charlene y su hermano, Gareth Wittstock. / Cordon Press

Alberto y Charlene de Mónaco acumulan a sus espaldas más de un año de rumores de ruptura como pareja, y unos cuantos desmentidos oficiales por parte del propio soberano monegasco o a través de idílicas fotos familiares en sus redes sociales. La princesa viajó a Sudáfrica en la primavera de 2021 con la intención de colaborar en unos actos solidarios por los animales. Un viaje de una semana que se prolongó durante siete meses con todo lo que eso conllevó. No tardaron en aparecer las informaciones que hablaban de una posible crisis en el matrimonio. Se dijo que la ruptura era un hecho y que por eso la princesa había decidido poner tierra de por medio y viajar a su país para encontrar el apoyo de su familia y sus amigos.

Los Grimaldi reaccionaron y se hizo pública la situación, nada halagüeña, de la mujer del monarca. Charlene había sufrido una infección que le había afectado a nariz, garganta y oídos. Una patología que le obligó a pasar por quirófano y a alargar aún más la fecha de regreso al Principado. 

Charlene y Alberto se miran con aparente cariño en su último acto oficial juntos. Charlene y Alberto se miran con aparente cariño en su último acto oficial juntos.

Charlene y Alberto se miran con aparente cariño en su último acto oficial juntos. / Efe

Su regreso en noviembre pasado no duró mucho pues poco después ingresó en una clínica en Suiza donde recibió tratamiento por "su fatiga física y mental". Un internamiento que duró cinco largos meses y que, tras ser dada de alta en marzo, pone en duda la salud de la princesa, a la que se ha podido ver con una expresión triste en sus dos últimas reapariciones públicas y que podría reflejar un difícil momento personal y familiar.

Fue el pasado 30 de abril cuando Charlene retomó su agenda oficial sin previo aviso en las carreras de Fórmula 1 de Mónaco. Se la vio con su esposo y sus hijos, y visiblemente mejorada de su salud, aunque su rostro -ya sin mascarilla- seguía denotando pena y preocupación. El pasado fin de semana también acompañó a Alberto II y sus hijos en otro acto oficial, de nuevo con semblante sin rastro de felicidad.

El pasado mes de agosto la revista Oggi publicó unas declaraciones incendiarias de Christa Mayrhofer-Dukor, tía de Alberto de Mónaco, en las que confirmaba que el matrimonio tenía los días contados: "Alberto me ha hablado de distancia física e interior con Charlene. He comprendido que el divorcio es inminente". La tía del monarca, prima de Grace Kelly, aseguró que había mantenido una conversación privada con su sobrino en la que habló claramente de su situación de pareja. "Él insinuó que su matrimonio está en una etapa muy, muy complicada. Me dijo: 'Con Charlene estoy en una fase de alejamiento no solo físico'. Los dos se han distanciado, ella sigue su propio camino y él ha elegido el suyo". Ahora de nuevo todo señala que la tía del príncipe Alberto tenía toda la razón.

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