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Jerez

Dos años ya en peligro de derrumbe

  • Una finca que hace esquina entre las calles Juana Jugán y Argüelles lleva 27 meses acotada por riesgo de caída de los muros 

  • Urbanismo dice que va a apuntalar las fachadas

Aspecto que presenta actualmente la finca, con las vallas por los suelos junto a trozos de la fachada.

Aspecto que presenta actualmente la finca, con las vallas por los suelos junto a trozos de la fachada. / Miguel Ángel González

Más de dos años lleva ya acotada una finca que está ubicada entre las calles Juana Jugán y Argüelles por peligro de derrumbe. Se trata de una finca con cuatro viviendas de pocos metros cuadrados y dos locales, también pequeños. Tuvo que ser acotada con unas vallas por parte de Infraestructuras cuando se agrietó la fachada y cayó parte de ella al exterior en mayo de 2018.

Un año después de producirse esta incidencia los vecinos ya denunciaron la “lentitud” con la que, según dijeron, Urbanismo estaba llevando este asunto, y recordaron que a pocos metros de la zona acotada hay un colegio, el Padre Torre Silva, más conocido como Oratorio Festivo, y que por delante de las paredes de la finca pasan andando muchos niños a diario.

Los techos de esas viviendas se derrumbaron en mayo de 2018 y se abrió una grieta en la fachada, circunstancia que llevó a un matrimonio, cuya vivienda colinda con la que sufrió el derrumbe de los techos y que son propietarios también de un garaje en la parte de la finca vallada que no presenta problemas de derrumbe (en la calle Argüelles ), a denunciar la situación en el Ayuntamiento.

Tras esa denuncia, técnicos de Urbanismo acudieron a la finca para estudiar la gravedad de la situación y comprobaron que se había producido un derrumbe parcial del forjado de la planta baja, a la vez que confirmaron la existencia de otras muchas deficiencias en el inmueble, entre ellas la posibilidad de un derrumbe de sus muros hacia el exterior ya que, como queda dicho, se observaba una grieta importante en la fachada.

Por todos estos motivos se procedió como actuación de emergencia al vallado de la zona afectada, tanto por la calle Argüelles como por la calle Juana Jugán. De hecho, en esta última calle se tuvo que poner una señal de prohibido aparcar frente a la finca porque la valla impide la circulación de vehículos si enfrente hay coches aparcados.

El vallado, además, obligó a cortar el tráfico en la calle Argüelles, que recientemente ha sido asfaltada y para ello se han tenido que retirar las vallas, que actualmente están tiradas en el suelo sin proteger a las personas que pasan cerca de esa finca. 

Además, el Ayuntamiento adoptó la medida de desalojar del inmueble a un matrimonio de personas de avanzada edad que seguía residiendo en la vivienda, a los que se les buscó acomodo en una residencia de ancianos.

Urbanismo tomó hace un año la decisión de actuar en la finca para derribar los techos y apuntalar las fachadas. Todo ello, tras los problemas que tuvo para localizar a los propietarios de la finca, personas que la abandonaron hace ya bastantes años, e incluso algunos de ellos no consta que residan actualmente en Jerez.

Ante esta tesitura y a la vista del incumplimiento de las medidas preventivas que se ordenaron a los propietarios que sí fueron localizados, se decretó la ejecución subsidiaria de las obras de consolidación que eran necesarias, esto es, que el Ayuntamiento se encargaría de derribar los techos y apuntalar las fachadas con cargo posterior a los propietarios.

Preguntado por el estado de la tramitación, el Ayuntamiento dijo el pasado jueves que “estamos en la última fase del proceso para proceder a la ejecución subsidiaria a cargo del obligado, y contratar las obras, que consistirán principalmente en apuntalar las fachadas con estabilizadores, de tal manera que se puedan dejar libres las calles para su tránsito y retirar el vallado”.

Pese a todas las explicaciones dadas por el Ayuntamiento, los vecinos de la zona siguen sin entender que hayan pasado ya más de dos años desde que el edificio se considerara en riesgo de derrumbe, e incluso padres de alumnos del colegio Oratorio Festivo critican que “estemos a punto de iniciar un nuevo curso escolar con ese peligro de derrumbe muy cerca del colegio”.

El riesgo, además, es mayor que el de hace tiempo, cuando se pusieron las primeras vallas que tenían indicativos luminosos para alertar del peligro por la noche. Estos indicativos ya no están, las vallas están en el suelo sin que nadie las reponga y sobre las aceras se pueden observar restos de las fachadas que se han ido cayendo con el paso del tiempo.

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