Historia

Antonio Mª Goñi Sol, un jerezano en la comandancia del mejor buque de la escuadra española en Cuba

  • El crucero acorazado Cristóbal Colón fue enviado al combate sin los cañones principales

Hoy voy a relatar las vicisitudes de Antonio Mª de Goñi Sol, oficial de la Armada, nacido en Jerez en 1860 y descendiente de muchos e ilustres marinos, tanto militares como mercantes, que vivió en primera persona el desastre de Cuba de 1898, en el cual España perdió toda su escuadra en el enfrentamiento final con la flota de los Estados Unidos, de poco explicada manera.

Antonio Mª, por entonces teniente de navío, formaba parte de la Comandancia del Cristóbal Colón, excelente barco, posiblemente el mejor de ambas flotas, recién estrenado pues había finalizado su construcción en 1896 en Italia por encargo de España. El magnífico buque nada pudo hacer pues fue enviado al combate carente de su armamento principal, dos cañones tipo Armstrong de 254 mm. Únicos que hubiesen podido perforar los gruesos blindajes de los barcos enemigos. En una de las fotos que ilustran este artículo se aprecia claramente la tronera vacía de uno de ellos.

La historia de Antonio Mª es complicada de relatar, pues hay un gran contraste entre su brillante trayectoria profesional y su triste situación familiar, con su esposa y único hijo enfermos mentales, a los que hubo de dejar al cuidado de su hermano Enrique para atender sus obligaciones militares. Se refugió en la Armada en donde destacó notablemente en muchas acciones.

En enero de 1877 con 16 años ingresó por oposición como aspirante en la Escuela Naval Flotante en donde obtuvo excelentes calificaciones que le hicieron merecedor de una beca. Concluidos sus estudios fue promovido a guarda marina de 2ª clase por Real Orden de 28 de Diciembre de 1878, sentó plaza y embarcó en la fragata Blanca el 22 de enero de 1879. A continuación realizó diversos viajes de entrenamiento en varios buques.

Resulta admirable estudiar la hoja de servicios de Antonio Mª, escrito de su puño y letra, que me ha sido facilitado por el Archivo Museo de la Armada, Don Álvaro de Bazán, el cual he tenido casi que descifrar pues muchas veces fue escrito en los oscuros camarotes de los malolientes buques de guerra en los que navegó o comandó. Resumiré aquí algunos datos de su largo recorrido profesional de 40 años en la Armada que finalizó como capitán de navío en 1918. Trayectoria que se puede encontrar detallada en el correspondiente libro de la serie 'Historias, mitos y leyendas de los Goñi', que he publicado en Amazon.

En el mismo hace constar salidas y llegadas a los destinos, las incidencias navegando por mares y océanos, su participación en contiendas y otros conflictos militares en Marruecos y Cuba (en este último caería prisionero). Sus actividades en tierra como oficial en el Ministerio de Marina, ascensos, condecoraciones, etc. Hasta su enfermedad y silenciosa muerte en 1918 en Madrid, el año de la famosa gripe española, con la única compañía de su hermano Enrique que viajó, in extremis, desde Jerez avisado de su fatal destino. Gran parte de su vida estuvo solo, muy solo, alejado de la tragedia familiar que la mala suerte le había deparado. La Marina se debió convertir en la única razón de su vida.

Se casó a los tres meses de ser ascendido a teniente de navío, en Sanlúcar de Barrameda el 21-12-1888 a los 28 años con Mª de la Salud Fernanda Dolores Gómez de la Barreda y Jaime Barrero, (Sanlúcar 6-6-1867/Jerez 8-9-1936) de 21 años. Dama de muy noble y distinguida.

Familia descendientes de famosos cargadores de Indias. A mi parecer este desigual enlace puede tener justificación por el deseo propio y familiar de emparentar con la nobleza. La boda fue bastante sonada. Inicialmente vivirán en Sanlúcar, donde residía Salud de soltera y donde nace su único hijo, Justito, el 4-11-1889, que heredó la enfermedad mental de su madre.

En abril de 1903 tuvo lugar la famosa visita de Pío Baroja a Jerez, en la que contactó con sus parientes los Goñi Sol. Antonio Mª residía por entonces en nuestra ciudad y como se puede ver en la hoja de servicios en esas fechas su buque, el crucero Extremadura estaba fondeado en la Carraca. Por tanto es bastante probable que estuviera presente en aquella ocasión. Resulta extraño que Pío Baroja no le mencione claramente en las referencias que hace de dicha productiva visita, pues siendo marino como su padre Justo, seguro que tendría aventuras que contar. Sin embargo Julio Caro Baroja sí que le menciona.

Las actividades de un oficial de la Armada transcurrían en tiempos de paz patrullando por las costas españolas, atlánticas y mediterráneas, costas del Norte de África para proteger las ciudades de Ceuta y Melilla, así como las plazas de Soberanía y Canarias. Las por entonces aun colonias de Guinea, Cuba, Filipinas e islas. Pero no sólo estuvieron sus actividades ligadas a la navegación, sino que estuvo destinado en varias ocasiones y por largos periodos en el Ministerio de Marina, también viajó al extranjero para decidir el armamento de los buques adquiridos, asistió a congresos, eventos internacionales, etc. Entre estos, participó en el Congreso Militar Hispano-Portugués-Americano reunido en Madrid en el Centro del Ejército y la Armada durante el mes de noviembre de 1892. Tuvo también actividades destacadas en la Exposición Internacional celebrada en USA.

También actuó en acciones de guerra, en misiones que requerían presencia armada y otras intervenciones en zonas de interés por causa especiales, como fue en el Río de la Plata en donde estalló un conflicto armado entre las repúblicas de la zona actuando España como mediador para evitar males mayores, para lo que se creó la Estación Naval del Río de la Plata en 1894. En esta ocasión Antonio Mª, como segundo comandante del cañonero Temerario, patrullaba la zona e intervino en el salvamento del buque Ciudad de Santander por lo que fue condecorado. En 1898 formaba parte de la comandancia del crucero acorazado Cristóbal Colón que participó en la Guerra con USA en Cuba. En 1899, finalizada la contienda, participaría en un extenso viaje diplomático por varios países en el Crucero Río de la Plata que había sido donado por los emigrantes españoles en esos países tras la pérdida de la Flota.

Combate naval de Santiago de Cuba

En 1898 Antonio Mª con 38 años participa activamente en la batalla naval de Santiago de Cuba en la desigual Guerra contra los Estados Unidos. Formaba parte como teniente de navío de 1ª Clase de la comandancia del crucero acorazado Cristóbal Colón que fue enviado a la batalla precariamente, sin los cañones principales, por lo que en la batalla el magnífico buque hubo de ser embarrancado para que no cayera en manos del enemigo. Su participación en los combates no óolo fue en la mar sino previamente en tierra comandando peligrosamente unidades de infantería contra los rebeldes, que están detalladas en su historial.

El Cristóbal Colón era el único barco que podría haber hecho daño al enemigo y parecía poderse poner a salvo del bloqueo al ser el más rápido de ambas flotas. Fue el tercer buque en salir de la bahía de Santiago el 3 de julio de 1898. Como era moderno y rápido, consiguió tomar distancia de los barcos enemigos hasta que consumió todo el carbón de buena calidad que llevaba y tuvo que comenzar a utilizar el de mala calidad cargado en Santiago de Cuba. Perdió velocidad y fue alcanzado por los buques estadounidenses.

En esta lamentable situación, su comandante, el capitán de navío Emiliano Díaz y Moreu, al no poder defenderse por carecer de los cañones principales, decidió embarrancarlo y evitar que cayera en manos del enemigo. La tripulación abrió las válvulas que inundaron el barco en la desembocadura del río Turquino, Playa de La Mula, a unos 90 kilómetros de la entrada de la Bahía de Santiago.

Fue el buque español menos dañado y hoy es el pecio mejor conservado de la flota del Almirante Cervera (Medina-Sidonia 1839-Puerto Real 1909). El magnífico buque quedó indemne y eso que un crucero nada tenía que hacer frente a un poderoso acorazado y menos sin los cañones principales. Los norteamericanos intentaron desembarrancarlo remolcándolo con el USS Oregón con la intención de incorporar tan excelente barco a su flota, pero la precipitación hizo que no tuvieran en cuenta el hecho de que la tripulación española había abierto las válvulas de fondo para inundar el buque, con lo cual zozobró y se perdió definitivamente. Fue el máximo exponente de la improvisación y mala planificación de la escuadra española, pues, se mandó un buen barco a un combate en el que no tenía ninguna posibilidad al carecer de su artillería principal.

La decisión tomada por el comandante de esta magnífica nave es aun hoy muy controvertida, estando detallada en el parte de guerra que se recoge en mi citado libro, del que entresaco:

“… Cumpliendo las órdenes recibidas, salí con el buque de mi mando, ocupando el puesto designado, del puerto de Santiago de Cuba, estando tanto avante con el Morrillo a las 9h 45m de la mañana, rompiendo el fuego contra el Iowa, que era el buque más próximo en el momento de salida. Cinco minutos más tarde, siendo el buque más avanzado de la línea enemiga el Brooklyn, ordené a las baterías que todos los fuegos se dirigieran sobre él y lo que fuera posible contra el Oregón, que se hallaba en la aleta de babor y al que no podía dedicarse atención por falta de cañones caza y retirada….ni el Brooklyn ni el Oregón, que me emprendieron caza, podían alcanzarme… A la 1h de la tarde empezó a bajar la presión de calderas, empezando, por tanto, a ganarme en andar el Oregón, que poco tiempo después rompió el fuego contra el buque con sus cañones de caza de grueso calibre, al que sólo pude contestar con disparos del cañón número 2 de la batería..... y con el fin de evitar llegase el ser apresado, resolvimos embarrancar y perder el buque y no sacrificar estérilmente las vidas de los que se habían batido con el valor heroico, la disciplina y seriedad que V. E. ha podido apreciar por sí mismo….., y como consecuencia del acuerdo se hizo proa al río Tarquino, en cuya playa embarranqué, con velocidad de 13 millas, a las 2h de la tarde. ….corría inminente peligro de caer en poder del enemigo y ser un trofeo de guerra que era necesario a todo trance evitar…..Poco después quedamos prisioneros de guerra del Brooklyn, cuyo Comandante se presentó a bordo poco después. Durante el combate he tenido un muerto y veinte y cinco heridos, cuya relación acompaño a V. E. como resultado de los proyectiles del enemigo, que aunque nos alcanzaron en gran número, no hicieron averías en la parte protegida del buque”.

Los supervivientes, prácticamente toda la dotación, son hechos prisioneros y Antonio Mª con ellos, siendo recluidos en la Academia de Annapolis. Pocos meses después se firmó la paz y los prisioneros fueron liberados, perdiendo España las pocas colonias que le quedaban y finalizando así los últimos vestigios del que había sido uno de los imperios más grandes y significativos de la Historia.

Antonio Mª aún comandó varios buques, el último el cañonero Recalde en 1913. En 1915 era Jefe de 1º en el Negociado de Material, del Estado Mayor Central, del que es relevado en marzo de 1916. Este será su último destino activo pues falleció en Madrid en 1918 a los 58 años.

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