Jerez

Arquitectura y ciudad 1900-1930, en las Jornadas de Historia de Jerez

Arquitectura y ciudad 1900-1930, en las Jornadas de Historia de Jerez

Arquitectura y ciudad 1900-1930, en las Jornadas de Historia de Jerez

El Museo Arqueológico de Jerez continúa con las XXIX Jornadas de Historia de Jerez del Centro de Estudios Históricos Jerezanos (CEHJ) ‘Jerez y la Dictadura del general Miguel Primo de Rivera. La crisis del sistema’, que se desarrollarán hasta el 24 de mayo. Este miércoles, el protagonista fue el impacto urbano con la conferencia titulada 'Jerez 1900-1930, arquitectura y ciudad. Proyectos e inercia urbana', a cargo del profesor de la Universidad de Sevilla José Manuel Aladro Prieto.

Cuenta Aladro que en 1928, el Ateneo Jerezano celebra la apertura del curso 1928-29 con desacostumbrada brillantez. El acto tendría lugar en el reciente Teatro Villamarta con la asistencia del jefe del gobierno Miguel Primo de Rivera. El número 48 de la Revista del Ateneo recogerá dicho acontecimiento y los discursos allí pronunciados. La institución ateneísta había planteado el acto como “presentación del estado actual de los más fundamentales problemas de la vida jerezana”, aprovechando la presencia del general para solicitar al gobierno su participación en su pronta solución. 

Cuatro son los problemas principales que a la consideración del presidente del Ateneo afronta la población al término de las tres primeras décadas del siglo: la conclusión de las obras del pantano de Guadalcacín y del Ferrocarril de la Sierra, la situación de la viña y el vino y la necesidad del ensanche urbano. Cuatro problemas que se sustanciarán en sendos discursos, teñidos en líneas generales de pesadumbre por la situación de la ciudad y de sus principales proyectos. 

"Junto con la construcción de la carretera de Cortes, los dos primeros proyectos estaban destinados a convertir a Jerez en la cabecera comarcal del interior provincial, el cual, gracias a estas iniciativas, habría de entrar en explotación agraria, comercial e incluso minera e industrial. La zona regable de Guadalcacín no alcanzaría sin embargo su desarrollo definitivo hasta la construcción franquista en el término municipal de los diversos poblados de colonización. La propuesta del fallido ferrocarril habría de implicar la renovación total de las obsoletas instalaciones ferroviarias de la ciudad, proceso que no concluiría hasta los años setenta". 

Tampoco el sector de la viña y el vino había logrado despegar tras la crisis comercial y filoxérica de final de siglo. "Las realizaciones bodegueras importantes son muy escasas en estas décadas, mientras que numerosos cascos, vacíos de vino, asumirían nuevas funciones, embotellados o alambiques, relacionadas con la evolución del sector, en el que el “coñac jerezano” avanza de manera firme para convertirse en el producto estrella de los años 50. Otras bodegas, refuncionalizadas con misiones diversas, contribuirán a un cierto proceso de reequipamiento que vive la ciudad: cuartel de caballería (calle Zaragoza), colegios (Compañía y Buen Pastor) e incluso viviendas". 

La ponencia sobre el Ensanche de Jerez correrá a cargo del arquitecto municipal Rafael Esteve. Para el técnico, el aumento de población que provocarían los grandes proyectos territoriales habría de incrementar la ya elevada escasez de viviendas. "El reducido Barrio Obrero (1904) era casi la única realización residencial destacable en una ciudad que, tras la intensa transformación impulsada por el negocio del vino, apenas había variado en las últimas cinco décadas. En la que aún se mantienen vigentes las mismas ordenanzas de 1878 y en las que, según la propuesta de Ordenanzas de 1926, “se construye poco”. Una situación que el municipal propone abordar con el ensanche de la ciudad por el cuadrante NO-NE, desde la carretera del Calvario hasta las vías del ferrocarril Sevilla-Cádiz. Planteamiento que estará en la base del Plan de Ensanche de 1940 redactado por el entonces municipal Fernando de la Cuadra". 

A pesar de la atonía generalizada, la ciudad intentará abordar o retomar, con más o menos éxito, relevantes proyectos de infraestructura y equipamiento urbano: el trazado de la Ronda Municipal (1902), la construcción de un nuevo cementerio (1907) o una amplia red de Tranvía urbano (1908). "Al tiempo, que dará a luz, fundamentalmente gracias a la iniciativa privada, a algunos de los hitos de la arquitectura jerezana del siglo XX: las casetas del Parque González Hontoria, el pabellón del Jockey Club, el hipódromo de Caulina, el Banco de España, el Teatro Villamarta o el Gallo Azul. En gran medida equipamientos para una ciudad que no crece, pero que se reequipa tímidamente, responsabilidad muchos de ellos del arquitecto Francisco Hernández Rubio, cuya labor transitará por la vida de la ciudad durante estas tres décadas". 

Tres décadas complejas, de inercia y proyectos, en las que el ponente analizó la ciudad guiado en gran medida por los documentos que nos dejaron los que de una manera u otra vivieron y se preocuparon por su situación e intentaron participar en su resolución. 

El jueves, día 23, también a las 19.30 horas, está programada la visita, dentro del Museo Arqueológico, al legado de Primo de Rivera, formado por piezas bibliográficas, documentales y objetos personales, entre otros, conservado en la Biblioteca Municipal de Jerez y el Museo Arqueológico Municipal, donado en su día por la familia Primo de Rivera. Dicha visita estará comentada por bibliotecarios y arqueólogos del Ayuntamiento de Jerez.

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