La Audiencia Provincial de Toledo ratifica la sentencia del ataque a la Cuadra Domecq
La página ecuestre
Este tribunal desestima así el recurso de la defensa de Callejón, castigado con dos años y tres meses de cárcel por quemar vivos a los caballos toreros · Deberá hacer frente a una indemnización de 508.960 euros
La Audiencia Provincial de Toledo ha desestimado el recurso de apelación formulado por la defensa de José Antonio Callejón Amorós contra la sentencia dictada por el juzgado de lo Penal nº 2 de Toledo el pasado 4 de noviembre de 2009, en la que se condenaba al padre del rejoneador José Antonio Callejón Martín a dos años y tres meses de prisión y al pago de medio millón euros por la salvaje muerte de seis caballos de la familia Domecq.
Por tanto, esta instancia judicial considera también a José Antonio Callejón Amorós autor penalmente responsable de un delito de daños que deberá afrontar la pena de dos años y tres meses de prisión, el pago de una tercera parte de las costas e indemnizar a la empresa Duende y Desplante, S.A, propiedad de Antonio y Luis Domecq, con la cantidad de 508.960,44 euros.
Hay que recordar que la sentencia del juzgado de lo Penal nº 2 de Toledo, ahora confirmada por la Audiencia Provincial de Toledo, declaró probado que el 2 de junio de 2001 José Antonio Callejón Amorós pretendía eliminar los caballos del rejoneador conquense Sergio Galán con el fin de eliminar competencia taurina y facilitar así el ascenso en el escalafón de su hijo, José Antonio Callejón Martín. Sus sicarios, en paradero desconocido, se equivocaron de camión y las víctimas fueron los caballos de los hermanos jerezanos.
La coincidencia de los rejoneadores Sergio Galán y los hermanos Antonio y Luis Domecq en la corrida que se celebró en la plaza de Las Ventas de Madrid el 2 de junio de 2001 confundió a los colombianos, que siguieron por error al camión que trasportaba los caballos de los hermanos Domecq en su viaje de vuelta a su finca de Jerez de la Frontera. Los sicarios aprovecharon la parada que el vehículo hizo en la localidad de Ocaña (Toledo) para introducir un cóctel molotov por una de las ventanillas, matando así a la mitad de la cuadra Domecq creyendo que era la cuadra del rejoneador Sergio Galán. Varios de los caballos fueron totalmente calcinados y otros fueron muriendo lentamente en los días posteriores en una clínica veterinaria madrileña, donde fueron inmediatamente trasladados.
Los ejemplares que sobrevivieron fueron parcialmente mutilados y arrastraron secuelas físicas y psicológicas durante años. Hoy sólo uno de ellos sigue vivo.
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