El Ayuntamiento vendió Aguas de Jerez por 80 millones de euros
Sucedió en Jerez
El PP lo justificó por la situación de la economía local cuando era el único servicio municipal rentable
El 15 de abril de 2013 Aquajerez SL (sociedad conformada por diversas filiales del grupo FCC, que lidera la marca Aqualia) empezó a gestionar el ciclo integral del agua en la ciudad. Desde esa fecha, la nueva empresa llevaba a cabo un desembarco sigiloso antes de anunciar oficialmente que Aguas de Jerez SA (Ajemsa), la empresa más antigua del grupo municipal y la única rentable, dejaba de gestionar el servicio para el que se creó 30 años antes en 2013, aunque la antigüedad del servicio municipal de aguas se remontaba entonces a más de 130 años.
La operación fue muy polémica. El gobierno del PP lo justificaba amparándose en la crisis económica municipal y que el dinero de la transacción serviría para pagar trampas con los bancos y mover otras acciones de impulso económico, además de poder llevar a cabo otras inversiones en la ciudad.
La oposición fue contundente, creándose plataformas y medidas de protesta ante la privatización del ciclo del agua en la ciudad.
Para ello se expusieron las memorias e informes de los últimos años de Ajemsa a fin de dejar claro que la rentabilidad de la empresa municipal era cierta y que no se veía causa para su venta. Al final fueron 80 millones de euros el precio de la transacción. 40 millones de euros fueron a 11 bancos que cobraron las tres primeras cuotas (13,5 millones de euros) del préstamo del ICO habilitado por el Gobierno central para el plan de pago a proveedores. El resto lo recibió el Consistorio en el primer año de contrato. Se tachó como una ganga la operación dado que los números así lo señalaban: la empresa adjudicataria pagó 80 millones en dos veces por una concesión a 25 años que, según señalaba el propio informe del PP, genera unos beneficios de nueve millones de euros anuales, lo que suponen 225 millones de euros de ganancias en los cinco lustros de contrato.
Un poco de historia. El 16 de julio de 1869, Rafael Rivero, presidente de la Sociedad Anónima de Abastecimiento de Aguas Potables de Jerez, abrió el “grifo” que dio paso al de agua que llegó por vez primera del manantial del Tempul a la ciudad de Jerez, arribando también ilusiones y expectativas que se traducían en cerca de 140 años de servicio a Jerez. El hito fue la culminación de una obra de 48 kilómetros, cuyo fin era el de conducir las aguas del Tempul a la ciudad de Jerez. Aquello marcó la diferencia entre lo que años atrás era un sueño y lo que el 23 de junio de 1869 era ya una realidad tangible.
Se fue el ‘ovni’ de Doña Blanca
La reordenación urbanística de la calle Doña Blanca supuso un cambio radical de ese amplio espacio tan transitado y popular por su actividad comercial. Un elemento que provocó discordia por su concepción futurista, nada acorde con el entorno, fue un templete que rápidamente se le llamó el ovni de Doña Blanca dado que su diseño, que incluía una cúpula como remate, traía a la mente el concepto de nave extraterrestre. Se derribó en febrero del 1999, por mandato de Urbanismo.
También te puede interesar
Lo último
Contenido Patrocinado
Contenido ofrecido por Restalia