El rebusco

Bertola, una bodega singular

  • Una marca que se ha mantenido con el paso del tiempo. Los actuales propietarios han renovado su imagen manteniendo la calidad.

Me reitero cuando digo que la historia de las bodegas de Jerez, y por extensión las del Marco, está aún por hacer. Hay tantas lagunas que no entiendo el poco interés prestado por los historiadores locales para hincar el diente a un aspecto tan destacado de nuestra historia. Sin la actividad industrial del sector vitivinícola, de aquellos emprendedores que hicieron fortuna comercializando nuestros vinos por todo el mundo no se puede entender muchos aspectos de la ciudad, de su idiosincrasia, su desarrollo urbanístico, relaciones sociales, etc.

Una de estas bodegas fue Bertola. No fue de las grandes, pero su nombre y recuerdo aún se mantiene. Sin embargo, cuando intentamos saber algo más los datos son confusos y escasos.

Pemartín, en su Diccionario del Vino, data su creación en 1919. En cambio, cuando la prensa nacional recogía en sus páginas un publirreportaje de la inauguración de las nuevas instalaciones de la bodega, a finales de abril de 1964, los redactores fijaban la fecha en 1943.

Con la ayuda de dos descendientes del fundador, Guillermo y Jorge Craven-Bartle Ameneiro, intentaremos aportar algo de luz sobre esta singular empresa jerezana con marcado origen británico.

Craven- Bartle y Kopke

Los Craven-Bartle tienen su origen en Inglaterra. Cuando Jesse Bartle, un rico industrial nacido a finales del XVIII, casa con Lady Hannah Craven con la oposición del padre de ésta, que la deshereda. A partir de entonces sus descendientes mantendrían el recuerdo de ese amor uniendo también los apellidos de la pareja en uno solo.

Uno de los hijos de este matrimonio, William Craven-Bartle (1824-1886), vendría a España, concretamente a Valencia, a mediados de siglo, para trabajar como ingeniero de ferrocarriles. Allí casaría con Jane Fink, hija de su socio.

Por su parte, una hermana de William, Emma, se desposaría con Edward Wood. De este matrimonio nacería Rebeca Wood, casada a su vez con su primo George Henry Craven-Bartle.

Es un hijo de éstos últimos, William Craven-Bartle Wood (Valencia,1879-Valencia, 1949), el que a finales de los años `10 del siglo XX se traslada a Jerez para iniciar la aventura de hacerse cargo de una bodega, donde al parecer los Kopke, vinateros de Oporto, tenían intereses desde 1911. Esta bodega, en su principio, estuvo ubicada en la calle Cid, pegada a la muralla (tal como se puede ver en la foto).

La empresa se denominó Kopke-Bertola, aunque eso no fue óbice para que William tuviera sus propios vinos, etiquetándolos con el nombre de Craven, mientras que Kopke los hacía para la venta, especialmente, al mercado inglés. Estaban juntos en el negocio pero no revueltos.

Para hacer más fácil la difusión de su marca se optó por adaptar uno de sus apellidos, el Bartle, surgiendo así el acrónimo de Bertola.

Esta relación comercial se mantuvo hasta 1935, cuando Kopke decidió desprenderse de sus intereses en Jerez, y cuando la firma ya figura en la lista de criadores y exportadores.

En este tiempo se incorpora al negocio el hijo de William, Joseph Craven-Bartle Montagut (Valencia, 1912-Valencia, 1978). Y también se establece la denominación de la marca Bertola (aunque durante unos años utilizaron el de Bercerit).

Por otra parte, la bodega cambiaría de lugar, en la calle Canto 5 y 7 (uno de sus nuevos vinos sería etiquetado como fino Canto). Pero la actividad comercial se mantiene a duras penas en esos difíciles años, concentrando sus ventas en el mercado inglés, muy particularmente en Escocia, gracias a la eficaz labor de la firma Peter Thomson.

Entre sus productos para el mercado nacional estaban el jerez dulce Farandola, solera Las Yndias, así como el Quina sherry, el ponche Portobello y los brandies Dickens y Tudor.

Para el mercado inglés distribuían el oloroso Golden nutty, el Tom Bowling, el semiseco Waldorf, el Bertola cream, Bertola Milk y el brandy Estuardo.

En manos catalanas

A mediados de los `50 Bertola es controlada por el empresario catalán, Arturo Suqué Anguera, y su hombre de confianza en la ciudad, el abogado Juan Miguel Pomar.

La bodega vivió un relanzamiento cuando en abril de 1964 son inauguradas las nuevas instalaciones, situadas a las afueras de la ciudad, en la carretera de Sanlúcar. Sobre unos terrenos de 14.000 metros cuadrados, el arquitecto Fernando de la Cuadra construirá un edificio que ocupará una superficie de 14.000 metros, destinado a contener 4000.000 galones. En la actualidad ocupada por el restaurante Trafalgar.

Unas bodegas, según el especialista José Manuel Aladro, "planteadas desde la revisión de la tipología de doble nave y patio interior".

La prensa nacional, como el ABC y La Vanguardia, se harán eco del evento, publicando un amplio reportaje con abundante material gráfico.

Joseph Craven-Bartle dejaría la empresa poco después para incorporarse a Williams&Humbert, donde permanecería hasta su jubilación.

Lo inusual de este nuevo periodo será el peculiar símbolo que los nuevos propietarios usarán como imagen distintiva que aparecerá en las campañas publicitarias: ¡el de un porrón!.

Una marca renovada

En 1966 Suqué vende Bertola a José María Ruiz Mateos, pero en 1984, con la expropiación de Rumasa es adquirida por el empresario riojano Marcos Eguizabal, que las tendría bajo su control hasta el pasado año.

Destaca en este periodo, controlada por Rumasa, el famoso y largo litigio que la enfrentaría con la empresa inglesa de distribución Evans Marshall, con la que los anteriores dueños de Bertola tenían establecido un acuerdo de exclusividad.

En el 2016 la familia Espinosa, conocidos viñistas del Marco de Jerez, adquiere a los herederos de Marcos Eguizabal Díez Mérito, que incluye también la marca y los vinos de Bertola.

Al frente de la actual Bertola se encuentra el empresario Salvador Espinosa Rodríguez, que en poco tiempo ha renovado la imagen de los productos insignias, manteniendo el prestigio de unos vinos que se han preservado durante estos años.

Dos de los hijos de Joseph, de su matrimonio con Dolores Ameneiro, Guillermo y Jorge, seguirían la tradición familiar en el sector. El primero como director de departamento de Internacional de Williams&Humbert, cargó que ejerció durante 31 años; y Jorge, por su parte, en los departamentos de publicidad en Zoilo Ruiz-Mateos, González Byass, y en el Grupo Eguizabal.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios