Jerez

Balance de la Semana Santa 2017

  • En líneas generales, las cofradías han lucido en las calles con gran brillantez y elegancial Las grandes novedades han sido Salud y Esperanza, Pasión, y el paso del 'Lignum Crucis'

Siete días han pasado desde que el último sonido de un martillo se escuchó dentro de la Catedral para dejar el paso de la Virgen de la Luz en su loseta correspondiente hasta el año que viene. Una Semana Santa cuyo balance es necesario hacer desde el punto de vista netamente cofradiero. Un repaso en el que en líneas generales ha sido más que positivo, a pesar de algunas circunstancias, ajenas a las hermandades, que han sido también protagonistas de la Semana Santa pasada pero que, en este balance, se dejará aparcadas a un lado.

Las Vísperas también existen. Y así fue como la hermandad de Bondad y Misericordia puso en las calles un cortejo nutrido de hermanos, un año más, desde la Victoria. Como estreno, la imagen de Judas Iscariote que a nadie le dejó indiferente. Si buscamos la originalidad en los distintos misterios que se están gestando, los cofrades de la hospitalaria cofradía han dado en el clavo.

Buena afinación en las bandas y estudiados repertorios musicales tras los pasos

La gran incógnita de la Semana Mayor se nos presenta en las vísperas del Sábado de Pasión. Tras las declaraciones de monseñor Mazuelos Pérez, obispo de la Diócesis, en la que dejaba entrever la posibilidad de abrir la carrera oficial a esta jornada, cualquier combinación puede darse a partir de ahora. Incluso, que las cofradías destinadas a venir Lunes o Martes Santo, puedan esperar, un tiempo, ubicadas en el Sábado de Pasión.

La hermandad de Pasión protagonizó uno de los estrenos importantes. Quince minutos fueron suficientes para el paso de esta nueva cofradía. Nunca dieron tanto de qué hablar quince minutos, quince. Cumplieron los horarios y demostraron ser una hermandad seria y que anda. No es posible traer una cofradía de tan lejos si no se cuida al nazareno y se impone un ritmo para cumplir horarios. Además se hizo con lucimiento, pues también la belleza radica en saber andar. El fuerte viento de levante fue el otro gran protagonista que fue fiel reflejo de lo que debe ser la pesadilla de cualquier encendedor de pasos de Semana Santa.

Un año más, la Candelaria y la Cena no se estorbaron. Por tanto, no hubo que echar mano a ningún llavero para abrir ni cerrar calles. Con organización, todos pueden tener las oportunas credenciales para avanzar por Tornería. Calle fetiche para muchos cofrades de la ciudad.

El palio de Salud y Esperanza deslumbró a muchos. Finalmente, y a contrarreloj, se pudieron montar los candelabros de cola -preciosos- y los respiraderos. Así que finalmente no hubo que pedir los servicios sanitarios de la planta de cardiología del hospital para el ingreso urgente de la junta de gobierno. Un paso de palio que tiene formas muy singulares y que va a aportar algo nuevo a la Semana Santa jerezana. Original, gran valía artística y unas proporciones idóneas. Enhorabuena a la hermandad. Otra gran novedad fue el canasto de los Judíos. Magníficamente restaurado y prácticamente como nuevo. Una joya de la que apenas se echaba cuenta y que ha tenido que ser la humedad de un rincón de San Mateo la culpable para detenernos en uno de los mejores canastos de Guzmán Bejarano. Martes para recordar.

Santiago volvió a estar de fiesta un Miércoles Santo más. Las aguas fueron a su cauce y la historia se reencontró consigo misma. Prendimiento y Santiago es una fórmula indisoluble. Tan atados ambos elementos como las bellas manos del Señor. A la hermandad de Santa Marta se le partió una trabajadera y se desancló la escalera de la cruz del misterio. Algo más de media hora de retraso en las cofradías que pasaban por detrás. Son riesgos que se corren y se cita en este resumen desde el punto de vista casi anecdótico. Afortunadamente la cofradía pudo proseguir sin problemas. Por otro lado, la Virgen de la Amargura iba más bella que nunca y el Señor en su portentoso paso de misterio volvió a reivindicar que refleja una estampa única en la Semana Santa jerezana. Tenía la hermandad este año el 'guapo subido'. A buen seguro que José Blas, el pregonero de este año, tuvo gran 'culpa'.

Como ya se ha venido publicando en este medio el problema vino, de nuevo, el Jueves Santo. El paso de la cofradía de la Oración en el Huerto por Bizcocheros -dando su particular y obligada vuelta para llegar al mismo lugar- propició un atasco en el paso de peatones de La Moderna, provocando que la Veracruz, que entraba en la carrera oficial, se cortara. Ha sido el problema más importante y una señal de que a este día hay que darle un giro definitivo. O con vuelta o sin vuelta para el Huerto, y siempre para beneficiar la seguridad y el lucido paso de las cofradías en general. La Veracruz volvió a demostrar que es una hermandad que trabaja durante todo el año por engrandecer la cofradía. Muchos nazarenos y un paso nuevo para el Lignum Crucis muy en la línea de la cofradía, palio de respeto incluido con plumas esquineras. Podrá gustar o no, pero no deja indiferente a nadie. El paso de las cofradías por la zona de Manuel María González descongestionó a la Lanzada que volvió por el sentido natural a su templo y vimos estampas preciosas como la Redención, la Oración en el Huerto o el Mayor Dolor por la Alameda Vieja. No toda la existencia cofrade se delimita a la Tornería. Existe vida más allá.

La noche de Jesús fue exquisita. Mucho público -y pensamos que cada año más a tenor de los problemas que está teniendo Sevilla con su 'Madrugá'- y buen ambiente. Incluso palcos ocupados por la zona de Cristina. La Buena Muerte también salió de Santiago, reencontrándose con su sede canónica, y el Nazareno, finalmente, llevó música antecediendo a su cruz de guía. Habrá que esperar acontecimientos porque parece unirse el Santo Crucifijo a las quejas razonadas por las Llagas.

Finalmente el Viernes Santo fue de ensueño. Para aquellos seguidores de las imágenes históricas -legión en esto de las cofradías- tuvieron una última oportunidad de ver al Cristo salir de San Francisco. Sólo queda una última ocasión: el traslado a San Telmo. Pero ya no será Viernes Santo por muchas palmas que resuenen. Loreto es una cofradía deliciosa que pasa de puntillas por la jornada, pero concita a cofrades de paladar. Las Viñas volvió a lucir un paso de misterio que cada año parece más impresionante y la Soledad es clasicismo y elegancia en su paso de palio y portento inigualable en el Descendimiento. Tan sólo por esta obra del genial Ortega Bru, merece la pena una visita a Jerez en los días de Semana Santa. La Piedad se recreó con una estación deliciosa que marcó, posiblemente, un antes y un después. Llegó a su hora al Calvario y la incorporación de la banda de música al Santo Entierro ha sido un acierto. Magnífico broche para la tarde noche del Viernes Santo.

En definitiva, ha sido una Semana Santa en la que los pasos han vuelto a andar con gran categoría gracias a los buenos equipos de capataces que tenemos en Jerez, aunque hay que seguir cuidando el decoro de los costaleros y la proliferación de los mismos alrededor de los cortejos. En los exornos florales han abundado las rosas, aunque las flores han apuntado a gran nivel. Las bandas que han tocado han rallado la perfección -especialmente las nuestras de Jerez- y los repertorios en líneas generales han sido exquisitos. Apenas han existido incidentes graves desde las propias cofradías -las pequeños sucesos siempre han sido ajenos a las corporaciones- y las hermandades han demostrado que saben estar en la calle. En líneas generales, un balance positivo para nuestra Semana Mayor. Aprobado con nota un año más.

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