'Blanca Reyes' sobrevive al tiempo

La antigua 'bodega Sol' cumple 130 años en la 'Plazuela' Una mujer aseguró la supervivencia del negocio

'Blanca Reyes' sobrevive al tiempo
'Blanca Reyes' sobrevive al tiempo
J.p.s. Jerez

26 de abril 2014 - 01:00

La historia del 'pequeño negocio del vino' del Marco es, en la mayoría de los casos, una historia entrañable, un episodio familiar donde se mezclan esfuerzo y suerte. El número de estas 'pequeñas' bodegas que nacieron a mediados del XIX bajo el paraguas de la época de mayor bonanza del jerez fue incesante.

El negocio familiar levantado en 1884 por Francisco Espinosa de los Monteros nos servirá de buen ejemplo. Nace como empresa familiar y artesanal, como la mayoría; su existencia pasa de mano a mano, también como la mayoría, pero ha resistido años y años a su desaparición, al olvido. Y, como suele ocurrir en ocasiones, todo por la tozudez de una mujer.

Pero todo eso fue muy posterior a 1884, año en el que los Espinosa de los Monteros constituyen la antigua compañía bodega Sol, ahora 'Blanca Reyes'. La ubicación del negocio era envidiable. Paso obligado del viajero del ferrocarril, la bodega exhibía una imponente fachada en una de las zonas más renombradas del flamenco y la historia de Jerez, donde todo el proceso de crianza y envejecimiento de vinos se realiza por el tradicional sistema de criaderas y soleras.

Desde aquel 1884, la bodega continuó sin sobresaltos hasta que Mari, una Espinosa de los Monteros, casa con un tal Aurelio Blanca Reyes. Blanca Reyes resultó ser un gran emprendedor de Algeciras que regentaba con cierto éxito una compañía de transportes en la calle Circo. El negocio del vino siempre le maravilló, por lo que no tuvo duda en desprenderse de su anterior ocupación para hacerse con la bodega de los Espinosa. Aurelio pagó religiosamente la mitad de su precio a los González, de los que fueron almacenistas, y la parte que detentaban los Espinosa. Se hizo con todo el control del negocio e inició una nueva vida. En su camino se cruzó otra mujer, otra María, una de los seis hijos que tuvieron un arrumbador de Valdespino, Rafael Jiménez, y su mujer María García Sánchez.

La historia de María Jiménez no había sido, precisamente, un cuento de hadas. Antes de conocer a Aurelio, María había casado y enviudado de su primer marido, Telmo Moreno, en el momento en que se encontraba embarazada de tres meses. Por eso, Telmo hijo, ya en sus entrañas, jamás pudo conocer a su padre.

La vida de María se torció. Estuvo diecinueve años ayudando en la cocina a los hermanos jesuitas. Compraba el vino a Aurelio en el despacho de vinos de la bodega. Ya viudo, se conocieron, se enamoraron y se casaron. Pero la felicidad volvió a durar poco. Aurelio se encontró con la muerte y María volvió a quedarse sola. Luego diría aquello de que "podría haber vendido la bodega y dedicarme a vivir bien, pero seguí con ella por él, por Aurelio, por no ver desaparecer lo que había construido con tanto sacrificio y constancia". Y en la más absoluta soledad, encontró el aliado perfecto en su hijo Telmo. La compañía pasará en 2008 a ser bodega de crianza y exportación adscrita al Consejo del jerez.

Telmo, con más de una veintena de años a pie de las vasijas, recuerda que el primer embotellado se realizó en 2011 y no olvida a ilustres nombres de capataces que colaboraron en el negocio: Juan Fuentes, José Bautista, Manolo Lozano o el gran Rafael García, este último con un excelente bagaje de 47 años en González.

'Blanca Reyes' comenzó embotellando marcas propias de pedro ximénez, moscatel, oloroso y cream, continuando con la gama de amontillados, medium, manzanilla y vinagre, aunque uno de sus productos estrella es el fino Perla. Telmo sabe de la complejidad de estos tiempos para una bodega de quinientas botas: calidad, artesanía y exportación, donde ya ha hecho sus primeros pinitos en el mercado japonés.

Pero las antiguas bodegas Sol no se entenderían, junto a su antigua y coqueta bodega, sin su frecuentado despacho de vinos que, durante larguísimos años, atendió María, una santa. "Seguimos luchando el día a día. Y cuando algún día me encuentre con él (Aurelio), le preguntaré si lo hemos hecho bien o mal".

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