Brandy Fundador y Tiemar ponen la guinda a otra edición de Vinoble
Vinoble 2024
Los vinos y brandies, que cumplen 150 años, protagonistas de una cata-maridada con platos del creativo chef Isidro López
Los brandys centenarios de Fundador y la cocina atrevida de Tiemar unieron en la tarde de ayer sus caminos en una de los últimos actos de esta duodécima edición de Vinoble.
Macarena Martínez, Brand Ambassador de Emperador Distillers, y el chef Isidro López fueron los encargados de llevar la conducción de esta cata maridada titulada ‘Fusión de armonías’.
Previamente, Pepe Ferrer, Embajador de los Vinos de Jerez para la Gastronomía, auguró a los asistentes “una montaña rusa de sabores con Tiemar”, que unida a la categoría de los vinos de Fundador, iba a dar como resultado una “experiencia única”.
Isidro López destacó en su puesta en escena el concepto de “cocina abierta” en el que navega Tiemar, ensalzando por encima de todo “nuestra barra, porque desde ahí transmitimos lo que hacemos directamente al comensal”.
Macarena Martínez, por su parte, recordó la efeméride que Bodegas Fundador celebra en este 2024, el 150 aniversario de la creación del Brandy Fundador, algo que realizó acompañando su intervención con un ilustrado y original vídeo.
Tras contextualizar a ambas entidades, se dio paso a la cata-maridada en sí conformada por dos vinos, el Fino Harveys y el VORS Amontillado, el insuperable Brandy Fundador Supremo 15 años y un cóctel que intercalaba también brandy con ginger beer.
El fino Harveys se maridó con un plato de la cocina India, aunque con ingredientes de la zona, una de las particularidades de Tiemar. Isidro López y su equipo prepararon un Pani puri con atún rojo de almadraba, un plato que combinado con el fino vio potenciados sus matices y ácidos.
La cocina japonesa inspiró al chef en el segundo manjar, gazpachuelo, armonizado con un Vors Amontillado. “El amontillado armoniza pero también complementan y acompañan”, indicó Macarena Martinez.
De los 19 grados del amontillado, se pasó a los 40 del Brandy Supremo, a los que se les incorporó un solomillo Wellington, con polvo de chicharrones, flambeado de brandy y una salsa de pimienta verde. “Queremos que el brandy no sólo se beba, sino que se coma”, explicó Isidro López al analizar el plato.
El último plato, unos cayos de pollo con atún y hierbabuena y manteca colorá, una cascada de sabores que se complementaron a las mil maravillas con la mezcla de brandy y ginger beer, creando una sensación refrescante.
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