'No me fío del que bebe poco y habla mucho'. José Manuel Caballero Bonald concluyó el pregón de la segunda edición de las Fiestas de la Vendimia -en la anterior etapa se amontonaban los números romanos en el cartel- con uno de esos dichos populares, este más bien universal, en los que se resume el saber y la cultura de los pueblos.

Y el de Jerez, en los primeros años del escritos, no era precisamente el que mejor se correspondía con los ideales del también poeta y ensayista, que así lo hizo constar ayer durante un pregón poco al uso, más bien una "alabanza" de la vendimia de antaño y sus vivencias, adornada con tintes de la historia del vino, con la que invitó a todos los jerezanos a implicarse por igual en las fiestas.

El acto inaugural del ciclo festivo reunión en El Alcázar a unas doscientas personas (media entrada), principalmente representantes del gobierno municipal, de la oposición y del sector bodeguero, que no perdieron detalle del pregón del escritor jerezano, cuya presentación corrió a cargo de la alcaldesa Pilar Sánchez.

La regidora jerezana La alcaldesa, Pilar Sánchez, dijo sentirse "emocionada e ilusionada por un doble motivo". De un lado, por el inicio de "una programación cultural y festiva con la que seguimos apostando por hacer ciudad, por el desarrollo social, por la difusión artística y por la formación ciudadana"; de otro, por la satisfacción que para ella supone contar con Caballero Bonald como pregonero.

Al término del acto, amenizado por la orquesta Joaquín Villatoro, la regidora jerezana hizo entrega a Caballero Bonald del Catavino de Plata. Ambos, acompañados de la delegada de Cultura, Dolores Barroso, y del presidente del Consejo Regulador del Vino, presidieron el homenaje rendido ayer a veteranos del vino y la viña, jerezanos que han destacado en distintas parcelas relacionados con la elaboración de los caldos jerezanos y su difusión, a saber, Antonio Páez Lobato, Manuel Morales Godínez, José Antonio Sierra Díez, Justo Casas Lucas, José Dorantes Ortíz y Rafael Virués de Segovia.

Fue la antesala de un ciclo festivo que el año pasado recuperó el nombre de la vendimia, que en el plano sectorial no atraviesa por su mejor momento.