Jerez

Callejero y apaleao

  • La alteración de nombres de calles, su eliminación y el mal estado de los rótulos provoca de nuevo las numerosas quejas de historiadores y vecinos

El rótulo de 'Manzana 157' espera en el mercadillo de la alameda Vieja a que alguien lo compre. Su nombre dejó de dar servicio hace tiempo. Desprendimientos, roturas parciales, deterioro, robo, eliminación indiscriminada, cambios, añadidos... Los rótulos que sustentan los nombres de las calles de la ciudad no viven su mejor momento.

Los nombres de las calles, cuyo principal investigador al respecto es Agustín Muñoz y Gómez que escribió 'Las calles y plazas de Jerez', se decidían de manera natural, por proximidad u otras razones, por características de la misma calle como Ancha, Larga, Empedrada...; las hay que toman el nombre por algún vecino como Pedro Alonso, Antón Daza, las Lealas, las Berrocalas...; topónimos de gente del lugar como Algarve y Évora; y otros de los que se desconoce su origen como calle Liebre, Pollo, Justicia... En el siglo XIX empiezan a ponerse nombres de manera oficial por parte del Ayuntamiento, y así hasta nuestros días. De esta forma, la primera calle a la que se le pone un nombre 'oficial' es a la plaza del Arenal, que recibe el de 'plaza de la Constitución' por la de 1812. "Muchas calles mantienen el nombre pero otras van cambiando con el paso de los gobiernos municipales. Lo que se ha hecho tradicionalmente es cambiar el nombre de la calle por otro. En la República se puso a la calle Arcos Álvar Núñez, lo que demuestra que no sirve para nada porque la gente le sigue llamando Arcos. Lo mismo que le ocurre a la calle Taxdirt, más conocida como calle 'De la sangre'. Cada régimen político pone lo que cree oportuno. El primer gobierno democrático de la ciudad, con Pedro Pacheco, devuelve nombres antiguos a las calles por una ley municipal, aunque luego fue el propio regidor el que empezó a modificar los nombres de calles antiguas: de Pañuelo a Pañuelo de la Yedra , por ejemplo, que ya aparece en 1752 como Pañuelos. Los alcaldes que han venido después han hecho lo mismo", asegura el historiador Manuel Romero Bejarano, gran conocedor del patrimonio jerezano.

Piden que los rótulos, algunos del XVIII, se incluyan en el Catálogo de Bienes Protegidos Hay vías jerezanas que carecen de rótulos tanto en su entrada como en su salida

El estado de los nombres de las calles de la ciudad ha sido motivo de denuncia desde hace años por parte de asociaciones, vecinos, historiadores..., "pero no se ha hecho nada. Sólo priman los intereses políticos", afirma José Antonio Cirera, quien ya en agosto de 2007 envió un escrito al Ayuntamiento informando de que había calles (y existen hoy aún) que, por el motivo que sea, carecían de rótulos tanto en sus entradas como en sus salidas, o en alguna de las dos. Anomalía que no se corrigieron, tal es el caso de Alameda Vieja, Arcos, Cádiz, Calzada del Arroyo, Asta, Campillo, Cartuja, Pescadería Vieja, Lancería, Monti... y así hasta más de 100.

Para el presidente del Cine Club Popular Jerez, José Luis Jiménez, "es necesaria una urgente intervención coordinada por parte de diferentes departamentos municipales (Patrimonio, Urbanismo, Cultura y Museo Arqueológico) para la conservación de estos rótulos", y propone que una de estas acciones sea "incluirlos en el Catálogo de Bienes Protegidos como elemento patrimonial distintivo de Jerez. Resulta paradójico que el casco histórico tenga consideración de Conjunto Histórico Monumental y, en cambio, sus rótulos, la mayoría de la segunda mitad del XIX, y otros, los menos, del XVIII, no estén considerados como parte de ese Conjunto". Detalla que en muchas ciudades de España las señalizaciones de las calles es un elemento más del atractivo turístico que ofrecen, donde no solo se informa con el nombre de la calle sino que incluyen otros datos de interés. "Estas placas, aunque puedan parecer insignificantes para algunos, enriquecen el entorno urbano. Uno de los pasos previos, y básico, es la de pintarlos, resaltando sus colores originales en blanco (fondo) y negro (letras y perfiles), ya que muchos están oxidados o presentan diferentes tonalidades que dificultan su lectura. Otros están ocultos por cables, tubos, entre otros materiales".

Jiménez asegura que en los últimos años "han desaparecido muchos de los rótulos tradicionales de aleación en calles como Claustros, Manzana nº 157, San Lucas, Vid, Salas, Juana de Dios Lacoste, Canto, Negros, Consolación, Rincón Malillo, Luis Pérez, Plaza del Mercado, Cuesta Orbaneja, Carrizosa, Plaza Orbaneja, Justicia, Almenillas, Juan Capitán, Rompechapines, Ponce de León, Marqués de Casa Arizón Ánimas, general Sánchez Mira, etc". Por otra parte, destaca que se han "renombrado o bien eliminando la denominación tradicional, en un ejercicio de demagogia política: la de Barreras por Moraíto Chico, De La Rosa por Padre Hortas Cáliz (esta calle tiene su historia rocambolesca, durante siglos se llamó de la Rosa, en 1921 se bautizó como Padre Hortas Cáliz, en 1979 volvió a tener su nombre original, y en el 2014 el Partido Popular volvió a ponerle el nombre de Hortas Cáliz)". También habría que añadir la plaza Melgarejo por plaza Melgarejo de José Reganzón Cosme 'El guardia', plaza Mirabal por plaza Mirabal de Ramón Chaveli, calle Pozo Dulce por Pozo Dulce de Antonio Gallardo, Angostillo de Santiago (Angostillo del Stmo. Cristo de la Buena Muerte). "Eliminando su nombre original, como la calle Colón, para recibir el nombre del titular de la hermandad de turno, lo mismo pasó con parte de la de calle San Lucas y Almendrillo", denuncia. En el caso de la calle Mariñíguez, se dividió en tres trozos para incluir los nombres de Manolo Yélamo y José Reimóndez Lete. Caso parecido es el de la Cuesta del Espíritu Santo, para ponerle a una parte de la misma la de Santiago Zurita.

"Los munícipes -añade Jiménez- de tiempos pasados demostraron ser más respetuoso que los actuales si vemos que calles como Juana de Dios Lacoste mantiene el de Carpintería Alta, Sor Ángela de Cruz mantiene la calle Coca, Alameda Cristina la de Marqués de Casa Domecq, Pozuelo la de Conde de los Andes, Revueltas Montiel la de Escribanos, etc". De hecho, hasta hace unos días la calle Lealas compartía lugar en la fachada con la del General Sánchez Mira, un militar liberal del XIX protector del flamenco, cuyo rótulo el Gobierno municipal ha trasladado al Museo Arqueológico. Desde el Ayuntamiento, el delegado de Cultura, Francisco Camas, aseguró en su día que la retirada "obedece a un acuerdo municipal de 1979 y la placa se le ha dado traslado al Museo Arqueológico por normalización del callejero ya que esta calle su nombre es Lealas según dicho acuerdo. Ya dijimos que evitaríamos la duplicidad de las calles, excepto de los rótulos realmente antiguos".

Como curiosidad, recuerda Jiménez que la calle Zaragoza recibió este nombre en 1850, pero que durante siglos se la conoció como Molino del judío. "¿Si era cuestión de recuperar los nombres históricos por qué no se cambió el de éste vial en 1979? Quitan rótulo de General Sánchez Mira, después de 38 años. En cambio el Ayuntamiento (del PP en su momento, por demagogia) permite la barbaridad de cambiar una calle histórica, la de Barreras (que data de 1817), por la de Moraíto Chico. Y se mantienen los dos rótulos ¿como explica esta duplicidad el actual delegado? Y el de Sánchez Mira hay que quitarlo. Incomprensible", se queja. Hay que recordar que dicho nombramiento de calle a Sánchez Mira se decidió por unanimidad en un pleno municipal el 1 de abril de 1910, incluso con el voto a favor de los republicanos de Manuel Moreno Mendoza. Pero se ha trastocado la historia.

El historiador José Manuel Moreno Arana, que ha incluido este asunto en varias ocasiones en sus estudios e investigaciones, como el caso de la plaza Mirabal, que data del siglo XVI, y que se alteró en 2015 añadiéndole 'de Ramón Chaveli'. El estudioso asegura que en vez de este tipo de decisiones "sería mejor poner una placa junto a la casa que Ramón Chaveli tenía en la plaza Mirabal, e incluso abogar por la recuperación de ese inmueble, de gran valor arquitectónico".

Moreno Arana no entra en si son merecidos o no "sino que no se pueden alterar los nombres de las calles porque son un patrimonio que se podría calificar de inmaterial. Son nombres de siglos atrás, no se deben ni tan siquiera alterar." Los mismo ocurre con Plaza Melgarejo, de la que nos dice Agustín Muñoz en su clásico libro sobre las 'Calles y Plazas de Xerez de la Frontera' que era así llamada desde, al menos, 1574. "Cuatrocientos cuarenta y cuatro años después tenemos que conocerla por 'Plaza Melgarejo de José Reganzón Cosme El guardia'. Está claro que todas estas modificaciones se deben a intereses políticos. Sería necesario que existiera algún tipo de normativa por parte del Ayuntamiento que impidiera que los nombres históricos se cambiaran y que incluso se recuperara el nombre primitivo y quitar todos los que se han puesto recientemente".

Un tramo de la calle Marimanta se llama ahora Siervas de María, uno de la calle Hijuela de la Zorra es ahora calle Chano Lobato y el otro tramo calle Real Escuela; parte de la calle Conocedores Manolito el del Huerto; Joaquín Bernal, situada junto al desaparecido cine Lealas se llama ahora calle Escritor Edgard Alan Poe... Las calles jerezanas cambian más que nuestro sistema educativo. Un callejero expuesto a los caprichos de los tiempos políticos, a la justicia de la memoria histórica y al maltrato del olvido. Un nombre, mil razones.

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