“Camarón sólo existió uno, no hay que olvidar quiénes somos”
El genial guitarrista jerezano abre el sábado las Fiestas de la Vendimia en el Alcázar con un concierto al que se enfrenta “ilusionado pero sin nada que demostrar a mis 68 años”
Paco Cepero (Jerez, 1942) siempre echó de menos su calle Encaramada, del barrio de San Miguel. Tras 36 años en Madrid “fue una suerte encontrar un solarcito en la calle donde nací y hacerme esta casa”. Una casa repleta de recuerdos, de personalidades, donde parece que no hay más matriarca que la guitarra. No en vano, tiene una sentada en el sofá, dispuesta en vertical sobre el respaldo, silenciosa y atenta a la entrevista.
—El sábado toca en Jerez, ¿cuándo fue la última vez?
—Ya hace tres años. Tocar en Jerez es un lujo. El artista tiene preocupación siempre porque Jerez es una plaza muy importante y no sólo para los de fuera, sino también para los de aquí.
—¿Eligió ser el primero?
—Lo ha elegido la delegación municipal de Cultura y seré como un pregonero. En el Alcázar, en un sitio maravilloso, donde hay entrada libre. Eso hay que ponerlo. Que me vea la gente del pueblo para mí es un honor. El que no me haya visto nunca va a tener la oportunidad de verme de balde. Me llena de orgullo y se lo agradezco al Ayuntamiento.
—¿Qué se encontrará el que vaya a su concierto?
—Yo ya estoy muy bien definido, después de 53 años de profesión... Pero van a encontrar un artista que va a hacer un recorrido por su trayectoria guitarrística. Intento hacer un concierto ameno, que no se aburran y pasarlo bien yo también. Si yo me siento a gusto, el público también, lo capta.
—¿Y qué espera usted?
—Espero que mi mente y mi corazón no se alteren para que pueda estar tranquilo y tocar como yo sé. Siempre me pongo nervioso, pero estoy motivado. Desgraciado del artista que no se pone nervioso. Ya me estoy mentalizando. Tengo bien poco que demostrar, pero un concierto para mí siempre es una nueva reválida.
—¿Fue al concierto de Paco de Lucía?
—No, mejor que ya lo he escuchado yo... Estuve con él en el hotel charlando por la mañana. Me une una amistad de hace muchísimos años. Estaba muy nervioso, Jerez pesa mucho. “Estoy cagao”, me dijo.
—¿Qué es el nuevo flamenco para los guitarristas?
—El nuevo flamenco tiene unas tonalidades con mucha sinfonía. Pero si hay guitarristas internacionales, como Baden Pawell, que han mamado del flamenco, no podemos pasarnos al enemigo. Tenemos que enriquecernos con lo que nos han dado los mayores. Hay que avanzar dentro de unas metas que no se pueden pasar.
—¿De qué manera se mantiene fuera de esa tónica?
—Bajo mi punto de vista, esto ha ido evolucionando tanto que hoy cuando grabo un disco, sueno diferente porque tengo el sabor clásico, de los antiguos.
—En esos límites que usted plantea del flamenco, ¿está ya todo inventado?
—El flamenco se podría reinventar. Tendrían que ser cantaores que lo hiciesen como lo sienten, de una forma nueva. Antes hacía cada uno su estilo, escuchaba a alguien de su familia y él le daba un nuevo giro. Ahora todo el mundo está copiando.
—¿No es lógico que los jóvenes tengan siempre grandes referentes? Para el tanguillo, Lobato; para el fandango, Toronjo...
—Paco Toronjo ha entrado en la historia de Huelva y ¿qué hace todo el mundo?, imitar a Paco Toronjo. Camarón ha sido muy culpable de que se desvirtúe el flamenco. Ahora todo el mundo se parece a Camarón. Nada más que existió uno y noto que todo el mundo está en esa veta, que es muy rica. Pero no hay que olvidar lo que somos.
—¿Cuándo supo que quería ser guitarrista?
—Desde chiquitito nada más que veía guitarra por todos lados. Mi padre quería estudios y aunque no era malo, dije que guitarra.
—¿Quién es para usted La Paquera?
—La Paquera es la que me puso en un escenario, la primera. Solté muchas lágrimas porque yo era una persona que no tenía compás. Cuando La Paquera me cogió, me hizo una persona diferente. De tocar en fiestas a tocar en un escenario...
—Hábleme de Jerez. Es sencillo cruzarse con usted por la calle.
—Soy de mi tierra y vivo muy jerezanamente. Voy todos los días a la plaza, desayuno en el Maypa...
—¿Le paran mucho?
—Yo no le niego el saludo a nadie. Para mí no hay clases sociales. Nací del pueblo y me siento artista sólo encima del escenario.
—¿Qué nuevos proyectos tiene entre manos?
—Ahora estoy liado con una obra sinfónica para el Bicentenario del 2012. La música está compuesta, que es lo más importante. Hay algunas partes que son más aflamencadas, una alegría por ser de Cádiz. Pero lo demás es música clásica.
—¿Cómo se lleva con las nuevas tecnologías?
—No tengo mp3. Escucho música con un magnetofón de los antiguos. Aunque ahora mi hijo me ha regalado un iPhone. Leo algunas veces cosas que ponen de mí en Internet... Hasta hay un blog de amigos de Paco Cepero. Eso es muy fuerte; es otro mundo.
—¿Por qué a los jóvenes no les gusta el flamenco tanto como a sus padres?
—Cuando la juventud descubre el flamenco, le gusta. Pero si el primer día le pones una toná o un martinete, lo rechaza. Hay que empezar con cosas más livianas... Los medios también tienen mucha culpa. Me da coraje que vengan aristas de fuera y porque se llame John McKintae, lo ponen en el telediario.A nosotros no.
—Algo hay...
—La gente ahora se engancha a la copla porque sale en la caja tonta. Hay que darle más vida a la cultura y menos a Gran Hermano.
—(Delante de una foto con Felipe González) ¿De todas estas personalidades, con cuáles se ha llevado mejor?
—Con cualquiera, de todo color político. Yo conocía a Felipe y a su mujer... Una vez me preguntó que de qué partido era. Yo le dije del PC. Él me dijo: “ah, ¿sí? No sabía que...”. Y le dije: “sí, del PC, de Paco Cepero”.
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