Jerez

Cáritas alerta de que “los pobres son aún más pobres por la pandemia”

  • El caso más habitual es el de “una pareja joven que queda sin empleo en el sector servicios”

Juan Pérez, ante la sede central de Cáritas.

Juan Pérez, ante la sede central de Cáritas. / Vanesa Lobo

A la crisis económica de la que apenas se estaba saliendo se unió la pandemia, que ha arrasado con gran parte de los empleos que sostenían en Jerez a cientos de familias, especialmente grupos familiares que tenían en el sector servicios su sustento. Cuando la economía de la ciudad se viene abajo el trabajo de Cáritas sube enteros.

En el seno de Cáritas, su máximo representante local, Juan Pérez, destaca que los esfuerzos son continuos para ayudar a familias en riesgo de perder su sustento vital. Gran parte del dinero que Cáritas destina a ayudar a personas se dedica a alimentación, algo que es un continuo con un duro trabajo a través de las parroquias. Las necesidades siguen aumentando conforme la crisis del coronavirus no ha hecho sino lastrar los cimientos económicos de la sociedad.

“En la actualidad -destaca Juan Pérez- atendemos desde Cáritas y desde el economato de la Zona Sur sobre todo las necesidades principales, las más grandes, que son sobre todo los impagos de suministros por recibos, alquileres, luz y agua”. La crisis económica, acentuada sobre todo en el sector hostelero que se ha visto abocado al cierre de forma obligatoria, ha provocado grandes perdidas de empleos en el sector de los servicios, “que si no está parado está al ralentí”.

Uno de los casos más habituales en las bolsas de demandantes de ayuda de Cáritas se encuentra en la actualidad el típico caso de una pareja en la que ambos desempeñaban sus tareas profesiones en bares o restaurantes. “Y ambos se quedaron parados por la crisis del coronavirus”. Las consecuencias son tan evidentes como duras. No hay dinero para el alquiler, para los recibos de suministros y, lo peor, para comida.

“Hay muchas necesidades -destaca Juan Pérez- que no se pueden pagar con alimentos. Un recibo de la luz o del agua no se puede pagar con garbanzos. Y es justamente ahí donde nos encontramos ahora”.

“Ahora mismo -continúa el responsable de Cáritas en Jerez- la faceta más importante en Cáritas es la económica, en el entorno de las personas a las que atendemos no hay ingresos, los ingresos mínimos vitales llegan con cuentagotas y para alcanzarlos están pidiendo una serie de requisitos que no se pueden cubrir y a veces ni cumplimentar”.

“Son innumerables los casos de familias de hasta cinco miembros que deben tirar adelante con 400 euros y ante ello debemos actuar en la medida de nuestras posibilidades”. “Estamos llegando a lo que podemos -reseñan desde Cáritas- ya sea a través de donaciones, aunque la verdad es que con donaciones no se llega”.

La situación actual recuerda mucho, según dicen, a los años posteriores a la Huelga de la Vid de los años 90. Fue cuando se detectó en Jerez el denominado como ”pobre de bodega”, personas que perdían sus empleos en el Sector la Vid y después acababan con deudas de todo tipo”, recuerda el responsable de Cáritas. Hoy en día salvando las diferencias, ”sigue habiendo personas, parejas incluso, que van al comedora alimentarse a diario”. Son personas, dicen quienes conocen este ámbito de acción, que apenas levantan la cabeza del plato. Hay pobres vergonzantes. “Muchos de ellos acceden a las instalaciones del Comedor de El Salvador por la puerta de atrás” con el objetivo evidente de no ser contempladas por personas ajenas a su ámbito personal.

Cáritas Española, en su último análisis realizado por su equipo de estudios, destacó sobre el impacto que está teniendo la crisis social y económica causada por la Covid-19 en las personas acompañadas por Cáritas que la llegada del verano supuso un respiro para algunas de las familias más vulnerables y que se constató en un descenso del desempleo entre los hogares acompañados por Cáritas. Obviamente se debió a que muchas personas pudieron acceder a más oportunidades.

Pese a todo ello, desde Cáritas se destaca que “para tener un empleo, más de la mitad de las personas que están en búsqueda de trabajo una de cada 10 tienen un empleo informal” de lo que se desprende que la economía sumergida sigue siendo una de las bases del sustento de tales de familias.

“Al mismo tiempo -se apuntó desde Cáritas- quienes trabajan asumen riesgos de contagio pues casi 4 de cada 10 personas asumen bastantes o muchos riesgos debidos a su actividad laboral. Además, en caso de tener que hacer cuarentena por posible contagio o contacto con alguna persona positivo por Covid, más del 70% de personas acompañadas por Cáritas se enfrentaría a graves dificultades en forma de problemas con los empleadores, despido o ausencia de ingresos. Es decir, a la ya clásica precariedad basada en bajos ingresos, temporalidad y parcialidad indeseada se suman ahora, en contexto Covid, una elevada exposición al contagio y la fragilidad ante una eventual cuarentena”.

La combinación de desempleo y Covid es peligrosa. ”Esta fragilidad por la dificultad de cumplir cuarentenas bajo el riesgo de pérdida de medios de vida, puede conducir a dos estrategias incluso compatibles entre sí: por un lado, a negar la enfermedad, obviando síntomas y asumiendo así riesgos tanto para su salud como para la de los que les rodean; y, por otro lado, a afrontar un riesgo de aislamiento social, ya que al tratar de reducir al máximo la exposición al contagio se están perdiendo espacios de socialización y, con ello, de relaciones sociales”.

Cáritas asegura que 246.000 personas carecen de ingreso económico alguno a nivel nacional, a pesar de los datos de cierta recuperación en el empleo. “Cerca de 246.000 personas acompañadas por Cáritas viven en hogares que no cuentan con ningún ingreso económico. Esto significa que sigue habiendo más hogares sin ningún ingreso que antes de que estallase la pandemia”.

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