Chequeo animal
El Zoológico celebra su 65 aniversario y apuesta por un modelo en el que prima la conservación, investigación y educación
¿Goza de buena salud el Parque? Aquí, una radiografía de la institución
Jerez/Una avestruz abandonada en el muelle de Cádiz, un león que pertenecía a un circo y un mono gris abandonado fueron los tres animales con los que el Zoológico dio sus primeros pasos en 1953. 65 años después, el Parque alberga en la actualidad a 135 especies diferentes de los cinco continentes y lidera proyectos de conservación reconocidos mundialmente.
Hablar del Zoo es recordar la llegada de Buba en 1988, la primera vez que un niño vio al tigre blanco Kiyosu en 1995 y cómo un humilde equipo de profesionales logró salvar a Esperanza en 2001, una pequeña lince que llegó desde el Parque de Doñana completamente desnutrida y que los servicios veterinarios del Zoo le dieron una oportunidad para vivir. "Fue la primera lince que se crió a mano. Lo recuerdo muy bien y nuestro equipo comenzó a ser considerado a nivel internacional. Fueron unos grandes años del Zoo", recuerda Manuel Barcell, ex director del Parque.
Y tan buenos años. En el 2000, por ejemplo, las visitas alcanzaron las 206.000, manteniéndose prácticamente en estas cifras hasta la llegada de la crisis. Ese año Jerez lideró el ranking de los mejores zoos de España según la revista 'Consumer', desde donde calificaron las instalaciones de sobresaliente y valoraron de forma extraordinaria la educación ambiental. Además, era de los Parques más económicos para las familias, puesto que mientras la entrada media de un adulto suponía desembolsar 1.130 pesetas, en Jerez sólo costaba 600 y 400 para los niños. Hoy la tarifa de adulto está es 9,30 euros (1.547 pesetas) y la de niño 6,20 (1.032 pesetas). Hace dos años, en 2016, las visitas llegaron a las 116.359 y el Ayuntamiento puso en valor hace poco que en 2017 la tendencia fue al alza, subiendo en 5% las entradas, rondando las 123.000.
El Zoo dejó hace muchos años de ser exclusivamente una instalación de exhibición de animales. Sin embargo, son precisamente las instalaciones viejas y la falta de inversión desde hace ya demasiado tiempo lo que desluce el trabajo que hay detrás de cada parcela. Ese trabajo que no se ve pero que coloca a Jerez en más de 30 proyectos europeos de cría en cautividad de especies amenazadas.
Es el único zoo en el mundo que cría el lince ibérico, y desarrolla la reintroducción del ibis eremita en la provincia (Proyecto Eremita), participando como expertos internacionales en la conservación mundial de la especie. Es el único de España que es también jardín botánico, siendo uno de los más diversos de Andalucía y con más ejemplares centenarios. Además, cuenta con los ejemplares de Araar, árbol de la familia de las Cupresáceas, más grandes del mundo. El biólogo Pablo Oliva Mateos escribió hace menos de un mes una tribuna en este periódico ensalzando la labor de la institución jerezana, y remarcando que el de Jerez es pionero en técnicas de ortopedia, prótesis e implantes óseos para animales. Cuenta con una colección de esqueletos con fines científicos y educativos. Colabora con la Estación Biológica de Doñana (EBD) y otros centros oficiales de investigación, así como con la Consejería de Medio Ambiente en programas de conservación de especies protegidas o amenazadas.
Viena lo eligió para reintroducir al quebrantahuesos (en el año 2000 apenas quedaban 170 ejemplares); en 2010, el Zoo cedió dos pollos de buitres leonados para su reintroducción en Bulgaria; y en 1999 se reprodujo por primera vez en España un Oryx de Arabia, siendo el de Jerez el único zoo español que participa en el programa europeo de cría en cautividad de esta especie junto a otros 15 parques.
Pero ya no hay grandes obras con las que atraer las miradas, como cuando se inauguró el recinto de los chimpancés con un espacio de 170 metros cuadrados con acristalado de alta seguridad. Ahora se van haciendo pequeñas mejoras supeditadas a un ajustado presupuesto municipal, como la ampliación de los lobos. En el cajón de las promesas se quedó el necesario proyecto de ampliación anunciado por el entonces alcalde Pedro Pacheco e incluso en plena crisis el PP en el gobierno llegó a anunciar que quería un parque acuático, a pesar de que se tuvo que trasladar a Buba a Hungría por falta de una instalación adecuada para la elefante.
Esta situación ha llevado a que algunas voces levanten la voz pidiendo un cambio en el Zoo. Es el caso del portavoz de Ciudadanos, Carlos Pérez, quien subraya que "mientras que el Zoo cuesta dos millones de euros sólo se recauda unos 670.000". "La situación de los animales tampoco es la que nos gustaría, no queremos jaulas porque está demostrado que genera estrés", declara Pérez, quien ha puesto sobre la mesa la opción de una gestión externa para "relanzar" el servicio y "generar empleo". "Un ejemplo es Fuengirola. Nosotros nos quejamos del estado en el que se encuentran los animales. Si a las jaulas le añades que hay suciedad y que la atención no es la que era, pues es importante darle un cambio. El concepto de Zoo municipal ha quedado obsoleto y el servicio de Jerez está mal gestionado, lo que ha provocado que organizaciones animalistas nos sitúen como el tercer zoo peor de España", declara el líder de Cs.
Por contra, el delegado de Medio Ambiente, José Antonio Díaz, defiende la gestión pública de la institución y avanza que para los presupuestos de 2018 se ha incluido una partida 'extra' de 120.000 euros para el Zoobotánico, que irán destinados a ampliación de instalaciones y adecuación de algunas existentes a la actual normativa. "Hemos normalizado el presupuesto porque era real la necesidad de actualizar instalaciones. Vamos a seguir apostando por el Zoo porque es el aula por excelencia de medio ambiente. Somos pioneros en muchas líneas de trabajo y esto forma parque de nuestro patrimonio. Intentaremos seguir invirtiendo para estar siempre en la primera línea", declara el delegado.
La directora del Zoo, Ana Timermans añade que "nos estamos reorientando. Es muy bonito ver las especies, pero hay mucho más detrás del Zoobotánico". En estos momentos la ampliación más que necesaria es "impensable" por cuestiones económicas, pero Timermans centra los objetivos de futuro en la conservación, educación e investigación. "Somos muy ricos. No por el dinero que tenemos sino por lo mucho que aportamos. Hay una gran riqueza intangible que no se ve, pero que las familias cuando vengan deben tener esa mirada hacia ella", subraya la directora frente a aquellos comentarios que se quedan en unas infraestructuras anticuadas. "Mientras que se conserven estos ideales -en referencia a la educación, conservación e investigación-, el Zoo tiene futuro", sentencia Barcell. Que así sea.
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