La Comisión Nacional de la Competencia se ha comido con las tres sanciones impuestas al sector del vino de Jerez el equivalente a casi todas las ayudas llegadas al Marco a raíz de la reforma del reglamento comunitario (OCM) del vino. Sin embargo, el castigo de Competencia ha tenido especial repercusión en las bodegas, mientras que las subvenciones de la OCM recayeron mayoritariamente en los viticultores por el abandono voluntario del viñedo. No es una cuestión trivial, ya que el peso de las multas de la CNC sobre el sector bodeguero explica que muchas bodegas no hayan acudido a la convocatoria de ayudas para la promoción en terceros países, que requiere solvencia para cofinanciar los programas. La especial inquina del organismo estatal con el sector también se llevó por delante la práctica totalidad del presupuesto que las firmas bodegueras destinaban a la promoción genérica de los vinos de Jerez a través del Consejo Regulador, merma que han tenido reflejo en la evolución de las exportaciones de los caldos jerezanos en el presente ejercicio.