Condenado a tres años el autor del atropello mortal en la motorada

El jerezano G. D. ha sido condenado a tres años de prisión y cinco años de inhabilitación del carné de conducir tras ser declarado culpable de atropellar mortalmente al joven Francisco Ángel Jiménez, de la localidad onubense de Rociana, durante la motorada de 2007. Concretamente, el acusado es culpable de los delitos de homicidio imprudente, lesiones y contra la seguridad del tráfico, si bien el juez ha considerado omitir el otro delito que tanto Fiscalía como acusación solicitaban, el de omisión del deber del socorro, ya que considera que, debido al estado en el que se encontraba el autor del atropello (bebido y drogado), era incapaz de poder atender a nadie.

Por su parte, la familia del fallecido se mostró "muy decepcionada" al conocer la sentencia y señalan que este fin de semana se reunirán con su abogado, Pedro de Lastra, porque piensan recurrir la sentencia.

Así lo expresaba Consuelo Jiménez, hermana del fallecido, que considera que "la vida de mi hermano no vale tan poco". Consuelo afirma que, si bien no esperaban que se le condenara a los ocho años que tanto Fiscalía como acusación particular solicitaban, "al menos pensábamos que le podrían caer, mínimo, cuatro años íntegros, porque con esta pena, por buena conducta puede estar en la calle a los nueve meses".

Consuelo indica que les ha afectado tanto esta noticia, que su padre sufrió una crisis de ansiedad al conocer la sentencia.

Hay que recordar que este juicio, celebrado el pasado 1 de febrero, levantó una gran expectación por la gran cantidad de vecinos desplazados a nuestra ciudad desde Huelva y por las declaraciones de los familiares del acusado, que criticaron las formas de los onubenses y que definieron sus protestas y manifestaciones a las puertas de la Audiencia como de 'reality show'.

Ya durante el juicio, G. D. reconoció haber bebido y haber tomado sustancias estupefacientes así como haber atropellado al joven onubense, si bien afirmó no recordar si iba a una velocidad excesiva en el momento del atropello.

Así y todo, eso fue corroborado por los agentes de policía que declararon como testigos, que indicaron que, momentos antes del accidente, el condenado iba haciendo eses y derrapando en las glorietas hasta que perdió el control de su vehículo y accedió al carril contrario después de cruzar la mediana de la avenida Fernando Portillo.

Lo más destacado de la declaración de los policías fue la afirmación de que tras el atropello, G. D. "mostró un desprecio absoluto" hacia la víctima, mostrándose más preocupado por el "bollo" que se había producido en su coche.

No hay tampoco que olvidar los lamentables momentos que se vivieron a las puertas de la Audiencia a la finalización del juicio, cuando una gran mayoría de los vecinos de Rociana desplazados a Jerez, furiosos al ver cómo el acusado por el atropello abandonaba la Audiencia en un furgón policial, la emprendieron a golpes contra la Policía Nacional, que tuvo que realizar varias cargas para disolver a la turba.